lunes, junio 28, 2010

Elogio del vídeo o el amante desenamorado (día 17)

Este mundial está siendo diferente. O no… Hay quienes afirmarán lo primero, pues fútbol, lo que se dice fútbol no se está viendo (salvo las honrosas excepciones gracias a Chile y España). Y tampoco es de lo que se está hablando.

Pero esto no es nuevo. Desde que el mundo del fútbol entró en la vorágine mercantilista (desde mi punto de vista el mundial USA 94), viene sucediendo esto. Ni se juega al fútbol, ni se habla de él. Para los que amamos este deporte resulta frustrante. A mí, se me está poniendo tal nudo en el estómago que estoy a punto de claudicar. Los forofos de las victorias a cualquier precio están de enhorabuena. De momento, van ganando. Y eso, a pesar de los espejismos que invitan a cierto optimismo como las derrotas de Francia, Italia o Capello (porque los alemanes eliminaron a Capello). Pero el juego de la inmensa mayoría de los equipos es deleznable. Sólo algunos equipos de nivel medio (sin jerarquía internacional) se están atreviendo a proponer algo de fútbol. La única noticia positiva son los chispazos de Alemania, pero el viento a favor de las ayudas arbitrales le restan todo el mérito. Porque hay que decirlo de una puñetera vez, cada error arbitral es un agravio a este deporte, un insulto a la justicia, una mancha en el espíritu competitivo, en definitiva, un baldón. Y hay que decirlo, son los que ganan los más beneficiados, son las victorias las que resultan menoscabadas. Así no vamos a ningún lado. Si acaso, al desastre.

Lo que sucedió ayer es un elogio a la llegada al vídeo para arbitrar los partidos de principio a fin. Ayer, todos los que amamos este deporte nos sentimos ingleses y mejicanos. Incluso alemanes y argentinos debieron echarse las manos a la cabeza en gesto de incredulidad. El estamento arbitral y quienes lo amparan son indefendibles. Con las casas de apuestas moviendo millones de dólares, su credibilidad y honradez están más que en sospecha. Porque es inconcebible pensar que resulten tan nefastos. Nadie en su sano juicio y con un mínimo conocimiento de este deporte hubiese cometido fallos tan garrafales e imperdonables. O roban o desconocen el reglamento. Esa es la duda. A cuan más grave.

Espero por el bien del fútbol que hoy Chile elimine a Brasil, a ese equipo tremebundo que renuncia a su calidad en pos de no sé que absurda gloria. Quienes amamos el fútbol recordamos a los que juegan bien, y nos indignan los campeones mezquinos. Nos sublevan las victorias a la italiana. Nos repugnan las manos maradonianas. Esas que algunos estúpidamente califican de pícara inteligencia. Ojalá fueran ellos los que esquilmados con cara de no saber qué ha pasado…

Espero por el bien del fútbol que gane este mundial un equipo que proponga jugar el balón y persiga la victoria más allá de los errores ajenos. Lo espero de veras. Por el bien del fútbol y los que quieren hacer negocio con él, más nos vale que llegue el buen juego. Los que se conforman sólo con ganar, les da lo mismo el fútbol o la petanca. Lo que le importa es el currículo: Otro tipo de papel higiénico que sirve también para lo mismo…

0 comentarios: