"Hierba mala nunca muere"
Proverbio castellano
Finalmente se acabó. La bochornosa actuación de Francia en la Copa del Mundo ha finalizado. El papelón que el vomitivo Raymond Domenech le ha hecho pasar a los gallos culminó. “Les bleus” y sus acólitos respiran, saben que cualquier cosa que venga, por desastrosa que sea, no puede ser peor que el pseudo prestidigitador Domenech.
La derrota de hoy no se debe lamentar, se debe festejar si tienes alguna simpatía con la camiseta que algún día vistieron Platini y Giresse, Deschamps y Zidane, porque se cierra una era de oprobio que la FFF debió cortar años atrás.
Para los desmemoriados, Francia se fue de la Euro 2008 con 1 punto y con ningún gol anotado y siendo el equipo con más goles en contra de toda la primera fase. Alineó a Abidal, un lateral izquierdo zurdo como primer marcador central ante Italia, y el resultado fue que el “central” fue expulsado por provocar el penal que otorgaría el triunfo a Italia.
Cuatro años atrás ya habían patinado para atravesar la primera ronda ninguneando a jugadores como Trezeguet como si fueran unos niñatos amateurs, momento en que Zidane, Viera, Makelele y cia. iniciaron un motín que permitió que Francia avanzara hasta la final que luego perdería ante Italia. El único mérito de Raymond, ser un capitán propenso a acatar los motines.
Ni en Alemania 2006, ni en Suiza/Austria 2008, los pertinaces y obcecados directivos de la FFF resolvieron cesar a ese cáncer que tenían en el banco, estaban sedientos de más bochornos, debacles y papelones. Los consiguieron.
Los astros atónitos observan como el descarado de Domenech les achaca la culpa de sus funestas decisiones, de su instinto tan desorejado, de su carencia absoluta de sentido común, de su detestable arrogancia, de sus infumables declaraciones, de su pésimo sentido del humor, de su injustificable terquedad, y de tantas otras cosas que no se necesitan justificar, ya que cualquiera que haya visto 15 minutos del mundial con Francia involucrada o que haya seguido la actuación de Govou en el mundial, lo entiende de sobra.
El pitoniso o más bien el perro del hortelano lo ha logrado, se ha hundido, pero no se fue sólo, se ha llevado con él a grandes jugadores que totalmente desorientados y desganados deambulaban por la cancha confundidos como Adán el día de la madre, y además a todo el prestigio de una de las camisetas más emblemáticas del fútbol mundial que se va como la vergüenza máxima de la Copa del Mundo. Francia no, pero Domenech si merece irse así, como el nefasto estafador que es. Los astros, Ribery, Henry, Zidane, Platini, Just Fontaine, el mundo del fútbol y todo un país se regocija, nuevos y bienaventurados aires soplan por los Campos Eliseos.
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