jueves, noviembre 03, 2011

"Beau Travail (Buen Trabajo)" de Claire Denis

A la media hora de haber empezado a ver “Nashville” de Robert Altman, mi humor no pudo resistir mas y la abandoné buscando otra alternativa a la dinámica coral y alborotada de la película del norteamericano, y cayó justo a mis manos “Beau Travail (Buen Trabajo)” de la francesa Claire Denis, de la cual hasta la fecha nunca había podido ver ningún filme.

“Beau Travail” es un poderosa película, situada en la costeña nación africana de Djibouti centrada en las rutinas de vida y entrenamiento de un grupo de la Legión Extranjera de Francia y narrada en primera persona por el nostálgico Sargento Galoup que en el presente se encuentra en Marsella y rememora aquellos tiempos de la Legión. El filme es propuesto y dispuesto enteramente por Denis como una coreografía. La realizadora echa a andar la película con una secuencia de danza en una discoteca local con un grupo de chicas lugareñas bailando, avanza en la trama con una sarta de escenas de entrenamiento y lucha de los reclutas con un intencionado sentido estético de convertirlo en un coreografiado ritual de danza, cerrando el metraje con una peculiar secuencia de baile a cargo del personaje principal. El ritmo que propone la directora no cesa jamás, y es el agua uno de los elementos que le permite jugar con esa incesante cadencia, contrastada siempre con la desértica geografía del país africano.

Galoup es un sargento no apto para la vida civil, devoto de su oficial superior el Comandante Bruno Forestier, a quien reverencia y admira profundamente en su interior, pese a no exteriorizarlo explícitamente; pero la relación de ambos se ve perturbada por la llegada de recluta Sentain, una presencia de angelical perfección que pasa a ser elogiada y admirada por el Comandante, lo que desatará los irrefrenables celos de Galoup, sentimiento que acarreará la perdición del Sargento.Denis se esmera en que cada imagen dote a la película de un significado casi ritual, casi sacro, donde la fotografía con sus cuidados movimientos de cámara y selección de lugares (combinando lo marítimo con lo desértico de la región) y la música se pliegan en la actividad cotidiana de los reclutas (entrenamiento físico, lavado y planchado de ropa, celebración de cumpleaños, etc.) exaltando un sentimiento homoerótico entre ellos y celebrando la figura de Sentain otorgándole un aura crística.

La directora francesa cohesiona todo de una forma tan precisa que la película triunfa en sus pretensiones temáticas y visuales, terminando la cinta de una forma totalmente sorprendente lo cual nos permite remitirnos y evocar el final de “Simón del Desierto” de Luis Buñuel, otra película de ascesis religiosa situada en desérticas planicies con un estrambótico final musical, que seguramente en algún momento inspiro a Denis. El visionado de “Beau Travail” me confirma la gran reputación de Claire Denis como uno de los directores más importantes de la Francia contemporánea.