miércoles, junio 30, 2010
El equipo de 8vos. de final (día 19)
martes, junio 29, 2010
Con mis mejores deseos (día 18)
lunes, junio 28, 2010
Elogio del vídeo o el amante desenamorado (día 17)
sábado, junio 26, 2010
El equipo de la 3a. fecha (Día 16)
jueves, junio 24, 2010
Elucubraciones de orden sociológico respecto a la performance europea en el Mundial de Sudáfrica 2010 (día 15)
Es curioso pensar en las primeras experiencias mundialistas (uno siempre las tiene, aunque se esté más cerca a ser ornitólogo que futbolista). Para mí, estas se remontan a 1986, cuando tenía cinco años. A pesar de las inundaciones, mi memoria está bastante intacta y, es extraño y vertiginoso, creo que va en franca mejora. En ese entonces, el “Mundial” me parecía un evento de alta carga bélica, una epopeya y, sobre todo, un hecho de carácter a-histórico: como niño – es hermoso como los niños tienen que usar toda la fuerza de su imaginación para asimilar todas las “verdades” de los adultos – creía que los países siempre habían estado ahí, que había una suerte de ley natural que determinaba, de antemano, dónde estaba tal país y por qué. Incluso, eso se ilustra al ver la cartografía infantil, estaba convencido de que las fronteras estaban ahí, siempre, antes de que el ser humano pusiera mano sobre el asunto. Ahora: qué carajo era una frontera, eso no lo sabía y no lo sé hasta ahora. Todo era misterioso: aparecían países extraños como Dinamarca o Corea del Sur, aparecía Escocia y Argelia. La imagen de un Mundo se empezaba a dibujar en una mente virgen pero ávida y despierta como es la mente de un mocoso de cinco años. En ese concurso de nombres, datos, imágenes, el campeonato mundial de fútbol era algo que siempre había existido, estaba implicado en la relación pre-establecida entre territorios llamados países, el campeonato mundial me precedía como individuo y era tan antiguo como el mundo y sus subdivisiones.
Con el pasar de los años, al ver que esas preguntas fundamentales sobre el origen de los países no encontraban una respuesta positiva, decidí creer que esas sólidas fortalezas estatales no habían estado ahí siempre sino que, como cualquier juego, eran un invento que, para ser operativo, tenía que ser asimilado como realidad. El mundial, para la decepción del chango de cinco años, era más condicionado aún a la historia que la existencia misma de los países. Pues es así: la institución, cualquiera que sea, es una artificialidad que funge de realidad preestablecida para ejercer su función de ordenadora social. Es como el lenguaje, nadie a estas alturas del castellano va a decir: no quiero decirle “mesa” a esa tabla sujeta por cuatro patas, para mí se llama “patrunka”. Los fonemas “mesa” como “patrunka” son igualmente ajenos a la tabla mencionada. Sólo que aceptamos uno como representante oficial de la cosa y al otro no.
El Estado Nacional, como lo conocemos, no es tan antiguo y, como Marx había previsto, tiende a su propio aniquilamiento. En lo que se equivocó Carlitos es en que no era el advenimiento de una sociedad comunista la que sucedería al Estado Nacional (pantalla ideológica de un capitalismo pujante) sino que sería la hipertrofia de los principios capitalistas mundializados los que harían que poco a poco, ese instrumento institucional se haga víctima de caducidad.
Como a toda institución, al Estado Nacional, no le bastan los edificios, los policías y las macanas para ser aceptado por sus sujetos sino que requiere toda una maquinaria simbólica de interiorización para llegar a ello. El siglo XX es, por excelencia, el siglo de los Estados Nacionales: las guerras, el comercio internacional, las Olimpiadas, los Mundiales, la ciencia geopolítica… las guerras (¿ya lo puse?) y las guerras y tantas otras experiencias de intercambio (en el sentido simmeliano) se han basado exclusivamente en la premisa ideológica de la trascendencia ontológica del Estado-Nación (que funciona sociológicamente como una divinidad). Las identidades que han emanado de esta maquinaria fueron, durante el siglo XX, totalmente sólidas e implacables; como dice el mayor axioma de la sociología: lo que los hombres creen real, es real en sus consecuencias.
Así aparecieron los italianos, los bolivianos, los mexicanos, los pakistaníes, etc. Millones de millones de personas murieron por esas instituciones y, lo que es más impresionante, consideraron que era justo morir por esas instituciones, hasta consolidar lo que hoy por hoy hace que un francés sea un francés y un chileno un chileno. Sin embargo como bien vio Marx, dado que el Estado Nacional respondía a un estado en el desarrollo del capitalismo, está llegando el momento en que el hiper-sistema ya no necesita de esta docta institución de la misma manera que antes y, en algunos casos, ésta se hace un obstáculo para su desarrollo. Europa al haber sido vanguardia en la institución de los Estados Nacionales y de la eclosión del capitalismo, ahora, por ende, esta viviendo los primeros vestigios de la decadencia de los mismos. No es que falle el edificio, ni el cheque de seguridad social, ni la policía, ni las elecciones… es otra cosa: la institución se empieza a corroer en la interioridad de aquellos que la habitan, se opaca la luz del símbolo patrio.
Una vez terminadas las guerras y consolidada la economía de primer mundo industrializado, las razones fundamentales que movían la maquinaria simbólica de apego a una identidad nacional se van desvaneciendo: a esto contribuye la uniformización de condiciones de vida en el viejo continente así como la economía transnacional, una mayor apertura geopolítica intra-europea y, sobre todo, una tendencia cultural de carácter “mundializado” que empieza a hacer una tabula rasa de todas fronteras culturales que habían cimentado las tradiciones nacionales.
Volviendo al fútbol (por fin), se puede detectar un cambio con respecto a la actitud que movía a los equipos europeos durante el siglo XX en relación a la que se ve en este mundial de Sudáfrica 2010. Aquí no se trata de fundarse en una sociología causalista: las pretensiones de esta empresa son tan vanas como pueriles. El objetivo de la sociología, bien lo vio Simmel y su admirador Weber, debe ser el de encontrar correspondencias significativas que aclaren las relaciones espacio-temporales entre los diferentes grupos de seres humanos. Aquí no se está diciendo que los resultados paupérrimos que está consiguiendo el coloso futbolístico europeo en el presente mundial sean consecuencia de una anomia social e identitaria que viene sufriendo el continente en los últimos años: a esto contribuyen los directores técnicos mezquinos, la sobresaturación de fútbol para las estrellas (quienes tuvieron que jugar en alta competencia hasta tres semanas antes del torneo sudafricano) y, por último, la suerte, la probabilidad. ¿Qué se puede decir? ¿Hay algún deporte que permita más la incursión de lo improbable que el fútbol? No. Por eso es el rey de los deportes.
Lo que no se puede negar es que, aparte de esos factores, hay una serie de correspondencias sospechosas y que, a mi juicio, radican en un zeitgeist que viven los jóvenes europeos (los futbolistas son un magnífico muestreo del espíritu de los 00). Ningún argumento fustbolístico justifica un rendimiento mediocre de semejantes potencias; la constante es que el continente más “pecho frío” con respecto a los sucesos mundialeros es, de lejos, Europa. Veo a Rooney con la mirada perdida, buscando un sentimiento que lo haga reaccionar: ¿Acaso orgullo? ¿Bronca? ¿La Madre Patria? Nada, esos ojos ofuscados no encuentran la inspiración que movía a los cracks como Roger Hunt a inventar en el campo de juego, para sacar adelante a su selección y coronarla en lo más alto. Ni qué decir de Andreas Brehme, Marco Van Basten, Paolo Rossi, tantos ídolos que encarnaban la esencia misma de las naciones que representaban y podían fungir de soldados heroicos y ejemplares. En cambio, veo a unos italianos impotentes ante su propia apatía así como a unos franceses perdidos en la inmensa cancha de la abulia y carencia de carácter: los medios sólo contribuyen al raquitismo del espíritu nacional de estos muchachos al endiosarlos antes de que empiece el certamen. La economía inflacionaria que acaece en el deporte tampoco ayuda: parece ser que el espíritu combativo se adormece con millones garantizados en los bolsillos (se pierda o se gane).
Mientras un norcoreano llora al cantar su himno nacional y un brasileño llora al meterle un gol al peor equipo del mundial (son casos extremos y extremadamente clarificantes), vemos a conglomerados de estrellas, grandes jugadores y equipos de tradición que no tienen ese impulso que es fundamental para encarar un mundial: ¡Brasil! ¡Argentina! ¡Corea! ¡Como en la guerra! Es como si la maquinaria simbólica del Estado Nacional europeo se replegara en los corazones de sus sujetos. No es que a Ribery no le importe que pierda Francia o que Cannavaro no se rasque unos buenos meses por ver a la bota fuera del campeonato que tenían que defender. El motor de las identidades se sitúa en los límites del inconsciente: se lo puede ver casi como una energía, una savia que nutre la experiencia en el mundo más que nutrirse de ella. Esa es la diferencia entre el símbolo y el signo: el primero está vivo, empapa la experiencia y la transforma. El signo, en cambio, funciona como una convención, un código consciente de sí mismo. No es lo mismo decir que soy boliviano porque amo a Bolivia, porque me lleno de emoción hasta las lágrimas cuando leo las hazañas de nuestro ejército en Boquerón, porque sufro de complejos y taras propias de los bolivianos y porque me aprieto los dientes de bronca cuando pienso en Baldivieso regalándole a Corea del Sur el gol que nos clasificaba a octavos de final en USA 1994 que decir que soy boliviano simplemente porque nací en un territorio que se llamaba Bolivia en un momento dado como podía haber nacido en cualquier otro. En la primera, la bolivianidad es un símbolo, es algo que, por sedimentación semántica, histórica y genética, se ha confundido con mi realidad y me ha hecho ser lo que soy. En el segundo caso estamos ante una posición nominalista, lógica. Aunque las dos perspectivas son pertinentes y veraces, los resultados que producen en la realidad son totalmente diferentes según se adopte la primera o la segunda.
España, cuyo caso específico yo no incluiría en esta tesis debido a que, si bien vive en muchos aspectos las condiciones culturales del resto de Europa, ha conocido en los últimos años un fervor por su selección solo comparable al momento en que Boabdil, el último rey moro de Granada, abandonó palacio de la Alambra y entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos allá por 1492. La caída contra Suiza se debió a temas puramente futbolísticos. Sin embargo, el fantasma de un profundo cambio societal se deja entrever hasta en los tejemanejes del balompié. En el viejo continente, la pertenencia a una nación ya no es un motor simbólico tan poderoso como antaño, ya no es una fuente inagotable de causas para vivir o para morir como fue en el siglo XX; una sociedad que exalta al individuo antes que cualquier colectivo va en camino de diluir ese abstracto e incómodo paso intermedio como la nacionalidad incrustada en la identidad.
¿Cómo se podrá concebir un escenario geopolítico donde la unidad fundamental no sea el Estado Nacional? Eso es difícil de prever, sin embargo, para decepción de mi yo-niño, el Campeonato Mundial, así como no ha existido desde siempre, también tiene fecha de caducidad y ésta se iguala a la fecha en la que la gente, por alguna otra locura, deje de creer en algo tan artificial como una frontera, una cédula de identidad o una bandera. Mientras tanto, sigamos disfrutando de esta colosal aventura que se da cada cuatro años y, por ahora, nos une a todos con el pensamiento concentrado en una esfera.
El tremendo BOOM SUDAKA (y un comentario sobre la eliminación italiana) (día 14)
Hoy en Sudáfrica lo que se lleva es el Boom Sudaka, continente que llegó con muchos interrogantes a la cita mundialista, cuestionado por tener demasiadas plazas pese a sus pocos integrantes, se decía que el mundial era la Eurocopa sin Argentina y Brasil (ya que los demás sudamericanos no estaban a la altura), que África era un continente más sólido a nivel de fútbol, y tantas otras cosas. 13 partidos jugados, 10 partidos ganados, 3 partidos empatados, 4 clasificados (3 de ellos primeros asegurados de sus grupos) son algunos de los asombrosos números de los representantes de la CONMEBOL en Sudáfrica 2010.
Contra todos los argumentos que menoscababan la capacidad futbolística de los sudamericanos, a la fecha la realidad señala a un puñado de selecciones que marcan todas las tendencias de la Copa del Mundo:
- Argentina ilusiona con una sarta de figuras de tres cuartos de cancha para adelante (Tevez, Agüero, Di María, Higuaín, Milito, Pastore y Messi), además de contar con el mejor futbolista de la Copa del Mundo hasta ahora, en Messi, y a la estrella mediática del mundial, Maradona quien se carga la presión del equipo, empujando con su personalidad y arengas a los suyos en pos de conseguir la épica. Hasta ahora todo salió redondito, si marcó hasta Palermo, jugador que parece operar en una realidad paralela donde las deidades generalmente le sonríen. Algunos dicen que el mundial empieza en 8vos. (no piensan lo mismo los italianos y franceses), y Argentina no tiene una llave fácil, si supera a México su oponente saldrá del vencedor de Alemania-Inglaterra.
- Brasil, con un estilo mezquino y eficaz ha mostrado que es de temer; su defensa lo avala (Julio César, Maicon y Lucio) y los de adelante (Kaká, Robinho y sobre todo Luis Fabiano) tienen chispazos para hacerle daño a cualquiera, llego como uno de los principales candidatos y nadie ha podido demostrar los contrario. Mañana se develará su rival en 8vos. existiendo una escasa posibilidad de que sea España.
- Uruguay se metió para variar vía del repechaje, hoy está en 8os. y enfrenta a Corea del Sur, si su letal delantera (Forlán, Suárez y Cavani) está encendida y su defensa sigue demostrando su solidez (no recibió ningún gol hasta la fecha) puede volver a ser ese monstruo que otrora animó tantos y tantos mundiales; lo hecho hasta ahora ya ha superado cualquier expectativa previa. Cada mundial tiene su infiltrado, antaño estuvieron en semifinales Bulgaria, Croacia y Corea del Sur, de la llave de Uruguay (que está con Corea del Sur, Ghana y EEUU) aparecerá inopinadamente un semifinalista ¿Podrá ser la celeste? Tabárez en conferencia de prensa después del partido ante México, con una sonrisa imposible de disimular, decía que el momento uruguayo era un premio a la constancia durante un irregular periodo eliminatorio, pero que hoy da sus frutos, señalando que en el mundial por su carácter festivo y motivador todo es más sencillo que en el suplicio que es la eliminatoria sudamericana (él nunca dijo suplicio pero dio a entrever que lo era), otorgando quizás una clave fundamental para entender la potencia competitiva y el éxito de los equipos del continente durante la Copa del Mundo, al disputar una etapa eliminatoria tan dura.
- Paraguay con su habitual solidez y sobriedad está consiguiendo hitos en su historia, ganó su grupo, y con una convicción y seguridad en su juego que puede asustar a cualquiera; todos apostaban por una sarta de delanteros de primer nivel, pero es el equipo el que está encima de las individualidades; sólo han convertido goles los defensores y volantes, y eso habla muy bien de Martino, de sus dirigidos y de las opciones que maneja el equipo. Ahora toca el nada confiable Japón del temible zurdo Honda.
- Chile es el caso más conflictivo. Es quizás el equipo que mejor fútbol ha jugado en el mundial, de hecho es el que fútbol más ofensivo ha propuesto; su vocación de ir adelante lo han llevado a conseguir dos triunfos seguidos (este país no ganaba un partido de Copa del Mundo hace 48 años), pero su falta de eficacia en el arco contrario le puede costar muy caro, se enfrenta en el último partido del grupo con el gigante España, y se augura un partido espectacular, pero por la diferente calidad de jugadores que uno y otro ostentan, y por la imperiosa necesidad de España, se puede esperar un derrota de Chile sin que merme en nada su remarcable actitud, su estilo ofensivo y sus innegables méritos para clasificar, pero si Suiza marca dos goles de diferencia ante Honduras, el sueño chileno se hará injustamente añicos, queda esperar el milagro chileno y sino poner fichas a un empate de Honduras ante los helvéticos.
Para finalizar, un cometario sobre Italia. Los campeones defensores han quedado eliminados de manera bochornosa e inesperada, nadie hubiera creído que Lippi y sus muchachos quedarán 4tos. de su serie detrás de la semi-amateur Nueva Zelanda. La mezquindad de un conjunto que exalta los valores defensivos, muchas veces denigrando todo lo que sea una propuesta ofensiva y una seria voluntad de proponer ir adelante, ha quedado merecidamente en el camino.
Una selección que podía contar con Totti, Del Piero o Cassano, que si bien los dos primeros no están cortos de edad, y los deja vacacionando, es que cree que el talento se puede desperdiciar, que los jugadores diferentes no hacen diferencia y que una defensa sólida está a prueba de todo. Hoy quedó probado lo contrario, se necesitan jugadores diferentes para hacer diferencia, valga la tautología (no les parece ostensible que Quagliarella, autor de un recontragolazo, haya jugado sólo 42 de los 270 minutos de Italia en el mundial, cuando su equipo ya estaba al borde del precipicio), y las defensas sólidas no se hacen con escudos prestigiosos como el de la “azzurra”, sino con un grupo de buenos defensores bien conjuncionados en sus funciones, Italia ha fallado en 5 goles de 5 recibidos en la Copa del Mundo, un pésimo resultado para un equipo que pretende ganar y pasar fases sin talento en la cancha, oprobioso resultado para un técnico que apuesta por lo expeditivo. Ojalá que esta eliminación precoz, con fracaso en mayúsculas, sea una lección para que los equipos grandes aprendan que su grandeza está en demostrar que la mayoría de los triunfos vienen del talento, la capacidad y la audacia, y no de la mezquindad y la racanería.
Discúlpenme los adeptos a Italia, pero en lo personal, pienso que es una celebración y un regocijo para los amantes del fútbol ofensivo, audaz y bien jugado que Italia se vaya del mundial de una forma tan estrepitosa, matando el mito que la mejor forma de ser campeón es resguardarse en las sombras de la mítica cueva.
miércoles, junio 23, 2010
(Inglaterra) A la italiana, (Ghana) a la australiana y (Özil) a la brasileña (día 13)
- Inglaterra ha clasificado a 8vos. de final por la ventana, muy fiel al estilo italiano, no es de extrañar sabiendo que Fabio Capello está en el banco. Después de un primer tiempo prometedor con buenas actuaciones de Milner y Gerrard, y con una delantera compuesta por Rooney y Defoe más activa, se auguraba un triunfo cómodo. Fue todo lo contrario. Eslovenia se animó, Terry y Upson tuvieron que hacer salvadas heroicas, Capello sufrió de cagazo, sacó a Rooney y empezó a hacer hora, perdiendo todos los segundos que fueran posibles. Un gol de Eslovenia hubiera significado largarse del mundial con oprobio. Con esa maloliente suerte de equipo italiano llegó el final y la clasificación, pero el agónico gol de Donovan en el otro partido del grupo complicó la cosa, ya que obliga a Inglaterra a enfrentar a Alemania en 8os., lo cual ya no suena tan bien. Quizás en la misma lógica “azzurra”, Rooney, el aparente goleador inglés, no convirtió ningún gol en la primera fase, Rossi hace 28 años terminó los primeros cuatro encuentros del mundial con sequía absoluta, en los últimos tres convirtió los seis que lo encaramaron como goleador y a su selección como campeona del mundo; ¿Podrá Rooney emular esa gesta en esta Inglaterra italianizada y carente de vergüenza?
- Ghana salvó la depauperada reputación de África, o más bien Australia salió a sacar la cara por el continente negro. Cahill y Holman, le dieron a los “Socceroos” una ventaja que dejó a Serbia fuera de la competencia. Ghana mereció mejor suerte ante Alemania, pero un golazo de Mesut Özil y la inoperancia ghanesa de cara a puerta evitaron un empate que hubiera sido largamente justificado, pero a los africanos siempre les falta algo, su fútbol está lleno de peros y desde que Camerún deslumbrara en Italia ´90, no hemos visto nada que lo supere; dentro de la mediocridad actual, Ghana ha sido el mejor equipo como el mundial pasado, no ostenta tantas figuras como Costa de Marfil, pero como conjunto y estructura es superior (además de no contar con Essien, su mejor valor).
- Mesut Özil, es inconstante, se pierde por buenos lapsos de tiempo, pero es diferente y sus apariciones son agradecidas por sus compañeros y por el mundo del fútbol que ve en él a uno de los pocos referentes de jogo bonito en el mundial. El zurdo turco-alemán siente la pelota, la acaricia y cuando tiene que azotarla con el empeine lo hace, como en el golazo de ésta tarde ante Ghana. Terminó renqueando, ojalá no sea nada, ya que en Sudáfrica 2010 los talentosos los trajeron a cuentagotas y que pueda estar en el choque de campanillas entre Alemania e Inglaterra.
- Mañana, una vez acabado el partido de Paraguay hablaremos de Sudamérica y de su preponderante y relevante participación en ésta Copa del Mundo. Hasta entonces pues.
martes, junio 22, 2010
Domenech: el fin de un nefasto (día 12)
El equipo ideal de la 2a. Fecha (día 11)
domingo, junio 20, 2010
El kencherío de "Write the future" (día 10)
- Drogba se fracturó el brazo 10 días antes del inicio de la Copa del Mundo y pese a que jugó los dos partidos, no está en un 100% físico.
- Cannavaro lleva dos partidos y los dos goles que le convirtieron a Italia, ante Paraguay y Nueva Zelanda, fueron por fallas suyas.
- Frank Ribery, el mejor jugador francés de la actualidad, no fue ni la sombra de lo que muestra en el Bayern y fue uno de los responsables de dentro de la cancha de la bochornosa actuación de su selección.
- Wayne Rooney parece otro jugador, un inocuo pelirrojo inglés que se coló como delantero de la selección, irreconocible tanto así que se lo ve fallar pases a tres metro, un horror.
- Ronaldinho ni si quiera fue convocado por Dunga, así que su performance se mide por sus juergas en la noche de Rio de Janeiro. Walcott que aparece de refilón también fue marginado del mundial por Capello.
- Cristiano Ronaldo mañana tendrá su segunda presentación en el mundial, lo poco que mostró fue un tiro al palo y la paulatina desaparición dentro de la cancha ante Costa de Marfil.
sábado, junio 19, 2010
África zozobra (día 9)
Jornada dura para el fútbol africano que vio como Ghana no pudo superar a una Australia con 10 hombres y como Camerún pasa a ser el primer eliminado del torneo tras caer derrota injustamente ante Dinamarca por 2-1.
Ghana que hasta el momento parece ser el equipo africano más sólido, perdió una excelente chance de quedar en los albores de los octavos de final, pero su falta de eficacia en la definición los privó de un triunfo valiosísimo. Ghana tiene un conjunto bien armado y jugadores de vuelo como Asamoah Gyan y André Ayew, pero ahora se juega la vida ante un Alemania menesteroso y muy probablemente se quede afuera uno de los dos (es difícil imaginar que los teutones se queden en el camino), así que en ese encuentro tendremos una verdadera final.
Camerún por su parte pese a ir ganando desde temprano sufrió la remontada danesa en uno de los mejores partidos de la Copa del Mundo, ya que hubo un ida y vuelta constante con la balanza un poco inclinada a favor de los “leones”, pero la eficacia de Dinamarca fue mayor y en dos contragolpes por la derecha, Rommedahl realizó grandes jugadas que permitieron que Bendtner primero, y él mismo anotará el segundo gol. Camerún erró un montón de posibilidades lo cual lo dejan sin matemática posible para llegar a la siguiente instancia.
Las posibilidades de África se ven muy melladas, ya que a estos dos eventos recientes, cabe añadir las derrotas de Sudáfrica y Nigeria, contra Uruguay y Grecia, respectivamente y un empate de Argelia, que si bien es bueno, lo obliga a vencer a Estado Unidos para aspirar a clasificar.
Costa de Marfil, el mejor equipo en cuanto a plantel de todo lo que presenta el continente negro, tiene una parada durísima ante Brasil. Si el equipo capitaneado por Drogba saca al menos un empate habrá allanado su camino hacía la próxima ronda. Brasil tiene el desafío de mejorar su probrísima actuación ante Corea del Norte y ganar para no quedar expuesto a una inimaginable eliminación. Drogba pese a su reciente fractura de brazo, saldrá a la cancha desde el minuto cero y deberá ser el talismán de los marfileños en busca de una épica victoria y salvar así las endebles esperanzas africanas en el primer mundial jugado en esas tierras.
viernes, junio 18, 2010
¡El horror! (día 8)
Joseph Conrad en su canónica novela “El corazón de las tinieblas”, narra la peripecia de Marlow a través de un río africano hasta su encuentro con Kurtz, un sombrío, cruel y enigmático personaje. La travesía es un viaje a las profundidades, límites y oscuridades del alma humana, y que tiene en “¡El horror!, ¡El horror!” las últimas palabras de Kurtz antes de perecer, el epítome de ese descenso infernal.
Inglaterra todavía no ha terminado su travesía mundialista, en teoría no está todavía al borde de perecer (aunque no ganarle a Eslovenia lo tendrá casi con seguridad fuera de la competencia), pero si ha llegado al fondo de un descenso infernal con todos los ecos a su alrededor repitiendo la célebre frase de Kurtz “¡El horror!, ¡El horror!” .
Lo observado en el partido empatado a ceros contra Argelia, nos remite a lo peor que se ha visto en la Copa del Mundo, tomando en cuenta que Inglaterra era a priori uno de los grandes favoritos a ganar el mundial. Ningún favorito hasta ahora (con la salvedad de Francia que no era favorito por el mero hecho de tener al pitoniso Domenech en la banca) ha realizado una performance tan pobre como los británicos, incluyendo las mucho más dignas derrotas de España y de Alemania.
El hecho de tener a la cabeza del equipo a un entrenador tan laureado y reputado como Fabio Capello, el hecho de tener a Rooney, uno de los cinco mejores jugadores del mundo hoy por hoy, el hecho de contar con dos volantes de ida y vuelta con una pléyade de recursos como Lampard y Gerrard y, por último, el hecho de tener una comparsa de acompañamiento de muy alto nivel (exceptuando quizás a sus porteros y delanteros centro), convertían a Inglaterra en un candidato principal a ganarlo todo, pese a su historia de reveses en las Copas del Mundo.
En la tarde del viernes se observó un equipo inglés insípido, desorientado, desmotivado e impreciso, con un Rooney en un nivel paupérrimo, muy en sintonía con un Lampard y un Gerrard, sin imaginación ni pujanza y con su calidad abandonada a las orillas del Támesis; sumando a esto actores de reparto sin guión, fallando pases y pases, lanzando pelotazos y pelotazos para un abandonado y sobreutilizado Heskey, además de tener un técnico impertérrito o falto de reacción en el cambio de fichas para tratar de evitar un desempeño que creó el mísero número de una situación de gol en todo el encuentro (un tiro suave de Lampard que contuvo el arquero argelino).
Cotejando las grandes expectativas creadas con la deprimente realidad que nos ha mostrado Inglaterra, ante equipos como Argelia (que disparó una sola vez al arco) y contra Estados Unidos (que estuvo al borde de la eliminación horas antes contra Eslovenia), nos quedamos decepcionados y desengañados de todas las esperanzas puestas en el equipo y sus aparentes cracks (aunque queden posibilidades, escasas por cierto, para un cambio de 180 grados), con nuestros oídos percibiendo como ruido de fondo las tenebrosas y sugestivas palabras de Kurtz, ya en inglés, “¡The horror!, ¡The horror!” .
¿Quién es el peor técnico del Mundial?
Lo sabíamos todos. Lo decía Juan Pablo Varsky en sus lúcidos artículos, lo afirmaba Cristian Vera en su seductor blog resucitado, lo comentamos con los amigos cuando nos sentamos frente al televisor, colmados de emoción y ávidos de un poco de fútbol, a observar los partidos del Mundial. Lo sabíamos todos: la primera fecha del Mundial fue una suma de mediocridad, obsesión defensiva y ausencia de fútbol. Sin embargo, a partir del inicio del grupo ocho, protagonizado por dos equipos seductores como Chile y España, el Mundial, me parece, ha dado un giro benéfico. Estos últimos días, hemos podido observar grandes demostraciones futbolísticas (el Chile de Bielsa que pone ocho jugadores en ataque y construye paredes hermosas en las cercanías del área), emocionantes partidos (la compleja derrota alemana contra los serbios) y muchos goles. Sin embargo, todavía existen muchos equipos cobardes, atenazados por sus propias obsesiones, que solamente tienen la pulsión esencial de mantener el arco en cero. El caso paradigmático es el de Francia.
Seguramente existen muchas razones para explicar por qué hay tantos equipos que juegan tan poco, a pesar de sus jugadores. En este escrito, me concentraré en una de ellas: los directores técnicos. Desde una perspectiva ideal, pensamos en los directores técnicos como seres extremadamente lúcidos, eruditos, comprometidos. La realidad, vez tras vez, nos demuestra lo contrario. En su mayoría son poco consecuentes, rumiantes del sentido común y están atenazados por el miedo. Como el fútbol es ahora una maquinaria despiadada que solamente se mueve en base a resultados, los primeros actores en estar en la cuerda floja son los técnicos. Eso los ha vuelto extremadamente temerosos e incoherentes. Lo que más les preocupa es no perder, poco les importa ganar. Construyen todas sus construcciones tácticas en base a esa premisa esencial: tratar de mantener el arco en cero (ya se verá cómo conseguir el gol). Esta necesidad de evitar la derrota también los ha vuelto poco consecuentes. Dicen lo que los hinchas y dirigentes quieren oír, mutan sin sentido entre distintas posiciones estratégicas, y fluctúan entre perspectivas y principios, aparentemente incontrastables, sin ningún problema.
Estos aspectos están presentes en muchos técnicos que dirigen las selecciones mundialistas, estos aspectos pueden explicar, fragmentariamente, la pálida actuación de importantes equipos que forman parte del Mundial que estamos viviendo. A continuación, propongo algunos candidatos para el título del peor técnico del Mundial. Mi voto va por Domenech. Ustedes tienen, ahora, la palabra.
1. Dunga: por su absurda obsesión defensiva. Por salir a jugar de manera tan mediocre y temerosa en el debut contra una selección bastante limitada. Por su convocatoria: por privarnos de Dinho. Por ser el nuevo gran abanderado del anti futbol. Por olvidarse de la historia, por olvidarse de Garrincha, Didí o Pelé, por olvidarse de la memoria larga, plasmada aún en la identidad de todos los brasileros, que construyó la magnífica selección de 1970, entre otras.
2. Sven Goran Erickson: por ser, como dice Álvaro Loayza, un rey Midas invertido (todo lo que toca lo convierte en bosta). Por su perenne obcecación con mantener el arco en cero. Por su ignorancia. Por la capacidad que tiene para hacer jugar mal a equipos que tienen grandes estrellas. Un ejemplo anacrónico: el 2006, anuló a Lampard y Gerard y transformó la vehemencia inglesa en abulia y temor. Por falta de huevos.
3. Raymond Domenech: por construir una estúpida cosmovisión mezclando el recelo, la más profunda ignorancia y la absoluta confianza en los astros. Por lograr que sus equipos divaguen sin sentido en el campo de juego, a pesar de los jugadores con los que cuenta. Por sus alineaciones (dejar a Malouda en el banco y mantener la negligencia de Govou solamente es explicable si el técnico es Domenech). Por la estupidez. Por la horrible imagen que dejó contra el equipo mexicano y el uruguayo.
4. Marcello Lippi: por continuar, con grandes méritos, la vieja estirpe italiana que está matando al fútbol. Por el bodrio que nos hace vivir a todos cada vez que sus equipos entran a la cancha. Por el debut contra Paraguay. Por dejar afuera de su convocatoria a grandes jugadores, mientras lleva a jugadores que más que futbolistas parecen perros cazadores. Probablemente esta nominación es insostenible: es el actual campeón del mundo. Pero mi subjetividad es más importante que ese valor común. Hasta su triunfo para mí tiene un tufo maloliente: por el horrible sentimiento que nos dejó del Mundial del 2006. Porque Italia fue campeón. Por privar al rey Zidane de su segundo título. Por Materazzi.
5. Diego Maradona: por la incoherencia. Por la falta de conocimiento. Por transitar, sin ningún problema ni justificación, entre propuestas futbolísticas opuestas y polares: jugar con los tres pequeñitos adelante y después pretender jugar con cuatro defensores centrales en la defensa. Por pretender que Otamendi (un defensor central que me encanta) juegue de marcador de punta. Por la convocatoria: por dejar afuera a Zanetti y Cambiasso, por llevar a Garcé. Por haberse puesto solito contra las cuerdas. Por no tener variantes gracias a su absurda convocatoria. De nuevo, por no llevar a Zanetti.
jueves, junio 17, 2010
El mundial y sus encontrones (día 7)
Ya terminaron los primeros partidos de un evento muy esperado y ansiado, pero por ahora muy criticado, llamado Mundial Sudáfrica 2010. Viendo las distintas reacciones en medios de prensa, en las charlas cotidianas de fútbol y en otros lugares de expresión, la voz unánime es clara “Que mundial de mierda” y me pongo a recordar que ese calificativo se lo viene aplicando desde hace varios años y hace muchos mundiales, y se vienen a mi mente distintas interrogantes, pero me parece que todo se resume a la siguiente pregunta que intentaré responder:
¿Por qué existe tanta disparidad entre lo que ofrecen los protagonistas y lo que demandan los consumidores (los futboleros)?
Evidentemente que el fútbol mostrado en el mundial no llega al nivel de atrocidad del fútbol boliviano pese a que eventualmente se presentan algunas groserías muy recurrentes en nuestro fútbol, pero la queja definitivamente no pasa por ahí, sino por la falta de dinamismo y gol (mezquindad de juego) que se está viendo en este mundial, que es el que hasta ahora peor promedio de goles tiene en la historia.
La principal preocupación de casi todas las 32 selecciones mundialistas se reduce en este momento a pasar a octavos de final como sea; la calidad de juego y la cantidad de goles viene muy por atrás, o incluso no importa, ¿por qué pasa eso? A mi entender por la terrible vergüenza y dolor que implicaría principalmente para las selecciones protagonistas quedar eliminadas en primera ronda, cabe recordar que Argentina y Francia en el 2002 eran las dos mejores selecciones de ese momento, y terminaron yéndose a sus países al cabo de tres partidos. La prensa y la futboleros del país rioplatense no se ahorraron ninguna crítica hacia su selección después de aquel empate con Suecia 1 -1 que eliminó a los dirigidos en ese entonces por Bielsa.
Se me ocurre que al considerar al éxito como un sinónimo de felicidad y por ende que el éxito como fin justifica todos los medios, genera esta locura y bronca en los futboleros de las selecciones llamadas a ser protagonistas, ante la no obtención de la copa. Estos equipos salen a la cancha con esta terrible sentencia y con la obligación de hacer felices a sus hinchas por medio del éxito, el fracaso no tiene lugar.
Por otro lado para las selecciones de un segundo nivel que son la gran mayoría (Paraguay, Costa de Marfil por citar algunas) y sus respectivos seguidores, tienen la preocupación por efectuar un buen papel, ¿Qué quiere decir hacer un buen papel? Llegar lo más lejos posible y mientras más lejos mejor, así de simple, si bien el listón no esta colocado tan arriba (salir campeón), la eliminación (fracaso) en primera ronda no tiene lugar y las consecuencias son las mismas que le ocurrirían a aquellas selecciones llamadas a ser protagonistas si esto llegaría a suceder.
Para aquellas selecciones de un tercer nivel como Nueva Zelanda por ejemplo, no hacer un bochorno (comerse 7 ante Italia y 6 contra Paraguay) es el objetivo, aquí el dilema del éxito no aparece, pero como no están llamadas a nada más y sus condiciones técnicas son casi nulas, esperar un buen espectáculo por parte de ellas es imposible.
¿Pero qué ocurre con aquellos futboleros y prensa cuyos países no se encuentran representados en el mundial? ¿Aquellos a los qué el éxito o fracaso de una determinada selección no los alegraría o deprimiría de gran manera? Sencillamente se quedan condenados a ver lo que este miedo a perder ofrece dentro del campo juego, que normalmente es un bodrio aburridísimo. Este tipo de futbolero a su vez cae presa de la expectativa la cual, debido a la concentración de figuras de gran nivel dentro del campo de juego y el tremendo aparato de mercadeo con su excesiva publicidad, crece desmesuradamente al punto de que uno cree que lo que va a ver es la máxima y mejor expresión de la humanidad y de toda su historia; pero eso nunca ocurre, la máxima expresión resulto ser muy normal, la astronómica expectativa ni remotamente se cumple, el miedo a perder se impone y se produce la eterna sentencia “Que mundial de mierda”.
En síntesis, la desmesurada expectativa más la exigencia de éxito a como de lugar por parte de los espectadores y el miedo a las consecuencias de la derrota que conlleva el perder por parte de los protagonistas, hacen muy difícil ver buenos partidos, pero creo que reducir o cambiar estos factores se hace cada vez más difícil. De ahí que lo único que puede beneficiar el espectáculo es el VALOR y el GUSTO POR EL BUEN JUEGO de los protagonistas, algo que hasta ahora Alemania, Chile y España (pese a la derrota) mostraron.
En ningún momento pretendo quitar la importancia a la búsqueda del éxito y la consecución de este, pero considero que si seguimos creyendo que el éxito (ganar) es el fin último de todo y lo es todo y no le otorgamos la justa valoración que se merecen las formas (el juego) más allá del resultado seguiremos viendo por mucho tiempo mundiales carentes de buen juego.
Fernando Biadós
El equipo ideal de la 1a. Fecha (día 7)
miércoles, junio 16, 2010
Campanazo, y que España siga jugando así (día 6)
Último día de la primera fecha del mundial y se da el primer campanazo, Suiza derrota a España, y pone ardiendo el grupo “H” de la competición. La victoria Suiza es injusta si valoramos quien propuso el juego, quien tuvo la pelota, quien creó la mayor cantidad de situaciones, quien remató más al arco, pero no si evaluamos la eficacia ofensiva y defensiva, donde prevalecieron los helvéticos, que han logrado la primera sorpresa con mayúsculas tumbando al candidato mayor a llevarse la copa el 11 de julio.
Hoy por primera vez en lo que va de la Copa del Mundo vemos dos partidos seguidos en los que hay equipos que salen decididos a proponer, Chile a primera hora, España después. No recuerdo ningún equipo en partidos anteriores, ni si quiera Brasil ante la debilísima Corea del Norte, en poblar su zona de ataque con 6 ó 7 futbolistas, sin que haya urgencias o pelotas paradas, Chile y España salieron con esa mentalidad y con esa vocación, ya que en la inversión de valores del fútbol actual prima muchísimo más el no perder (o el miedo a perder) que el quiero ganar (o la vocación de triunfar). A uno de ellos, Chile, con menos talento que al otro, España, le alcanzó para ganar por la mínima aunque fue muy superior y mereció un marcador más holgado (Bielsa cumple sin ambages con lo que profesa). A España su buen fútbol, su respeto por un estilo y por la pelota, no le alcanzó, unos contragolpes mortíferos lo hirieron de muerte y el resultado fue la derrota pese a realizar todo el gasto en términos de vocación de ganar y no la mezquina lógica del miedo a perder.
La lógica del grupo se ha roto, los cálculos predecibles de la Copa del Mundo se han hecho añicos, Brasil contra España en octavos es una posibilidad más que plausible (sin dejar abierto cualquier desliz brasileño que como jugaron ayer es también probable, evitando así dicho encuentro), pero lo que hay que rescatar es la vocación que ofrecieron Chile y España, y exhortar a ambos en la difícil situación para clasificar que enfrentan, el no traicionar su estilo, su fruición por el arco de enfrente, su forma de afrontar y sentir el fútbol. El único pero gigante contra Vicente de Bosque es la inclusión de Busquets privándose él, su equipo y todos los espectadores de uno de los mejores jugadores del mundo como Cesc Fabregas quien tuvo que chuparse todo el disgusto desde la banca.
Puede que la brutal eficacia Suiza haya prevalecido ante el fútbol propuesto por España, pero la Roja debe apostar por lo que ha venido haciendo en los últimos tiempos hasta hoy, y es jugar bien el fútbol. España es el equipo que mejor juega y debe seguir jugando así, esperemos que los dioses del fútbol sean más justos y dadivosos y que por esta vez sean más indulgentes con los Zidanes que con los Materazzis, si así fuera una cuantas sonrisas le restan a Chile y a España.
martes, junio 15, 2010
Homenaje (y un ferviente envío de buena fortuna) a Marcelo Bielsa (día 5)
Horas antes del debut de la selección chilena de fútbol, van algunas frases que retratan al director técnico de esta escuadra. Que sirvan como homenaje y deseos de buena suerte. La apuesta bielsista es enorme, se enfrenta a varios fenómenos: los fantasmas de la eliminación del 2002, la búsqueda de poner a un equipo de segundo orden en los primeros planos del fútbol mundial y, principalmente, abrir un haz de luz de buen fútbol, creatividad, ausencia de miedo y potencia ofensiva en medio de la penumbra cobarde y defensiva que hasta ahora es el Mundial.
“No veo como una contradicción tener algunos aspectos de Bilardo y Menotti. Lo que pasa es que en la Argentina, jamás los técnicos obsesivos se preocuparon por jugar ofensivamente. Y yo soy obsesivo del ataque. Yo miro videos para atacar, no para defender. ¿Saben cuál es mi trabajo defensivo? “Corremos todos”. El trabajo de recuperación tiene 5 o 6 pautas y chau, se llega al límite. El fútbol ofensivo es infinito, interminable. Por eso es más fácil defender que crear. Correr es una decisión de la voluntad, crear necesita del requisito indispensable del talento”.
“Saber de fútbol, desde mi punto de vista, es interpretar lo que sucede en el juego. Es mentira que es muy simple y que lo entiende cualquiera. Cuando uno escucha hablar a Menotti,uno descubre que ese hombre, evidentemente, algo más que nosotros sabe”.
“Quisiera jugar siempre en campo de ellos y recuperando rápidamente el balón, lo que supone mayor tiempo para elaborar jugadas ofensivas”.
“El temple es el complemento insustituible de todo lo que uno pueda proponer en el pizarrón”.
“En cualquier tarea se puede ganar o perder, lo importante es la nobleza de los recursos utilizados. Lo importante es el tránsito, la dignidad con la que se recorre el camino en la búsqueda del objetivo. Lo otro es cuento para vendernos una realidad que no es tal”.
Extraído de Lo suficientemente loco de Ariel Senosiain.