miércoles, mayo 30, 2007

Equipo chico la puta que te parió, equipo chico la puta que te parió…


Casi todos los domingos, porque mi equipo, el equipo al que yo sigo rara vez juega entre semana, me acuesto con la dichosa cantinela en mis oídos pues cada domingo es una derrota. Pero es mi equipo. Y además, amo el fútbol. Así que domingo tras domingo pego mi oído a la radio para escuchar como perdemos de nuevo. Y me asomo a las 28 pulgadas de mi televisor cada vez que dos equipos dirimen sus carencias ante el balón. Y digo bien, porque el fútbol es ese deporte que deja desnudos a todos aquellos que no se llamen Diego Armando Maradona. A este, le desnuda la vida pero esa es otra historia como diría Onetti.

El fútbol… No puedo decir que me guste todo en él, pero es como las mujeres: puedo soportar que se desangre cada veintiocho días. Puedo soportar que cada mundial desde el año 1986 sea cada vez más lamentable, sigo cada decepción de la selección española aunque juro siempre que esa será la última, trago con dificultad que todavía no se arbitren los partidos con el vídeo, que los jugadores cada vez sean más teatreros, que las televisiones digan qué puedo ver y que no, que ya no haya comentaristas ni narradores sólo estúpidos lameculos sometidos a bastardos intereses, que todo se reduzca a dinero, que se siga mirando a otro lado en la compra de partidos, que los árbitros yerren en la misma dirección, que las mujeres no sepan qué es un fuera de juego, que se le perdonen todas las agresiones a Roberto Carlos, que a los clubes ingleses los compren millonarios rusos, que Brasil, Italia, Alemania ganen por decreto, o el Real Madrid, Barça, Juve, Milán, Bayern, River o cualquier otro equipo etc. que todos podamos recordar…

Lo llevo mal. Cada vez peor. De hecho, de a poco que me voy pasando al fútbol virtual. ¿Qué será lo que me eche de este maravilloso mundo, mi mundo, del mundo que amo?

Esta mañana me enteré que mis amigos bolivianos no podrán ver jugar ya más un partido internacional en La Paz. El miedo se hizo realidad. Imagino vuestra indignación, porque es la mía. ¿Quién hostias son para decir que a más de 2.500 mts. no se puede jugar al fútbol? El fútbol es tan suyo como nuestro. No voy a pedir aunque pudiera, que jamás se vuelva a jugar en Brasil o en Rusia por poner ejemplos de sitios donde el clima es tan benigno como las intenciones de un Havelange o un Blatter cualquiera. La próxima es lo de los campos de hierba artificial. Me imagino que no tendrá con nada que signifique llenarse los bolsillos mediante comisiones depositadas en bancos suizos.

Pronto dimitiré de esto del fútbol, pues cada vez se parece menos a sí mismo. A los que quedéis, luchad, llamadlos mercenarios hijos de puta, reventadles las de lunas sus coches, escupidles en los zapatos. Nuestra pasión nos da derecho a algo mejor de lo que nos ofrecen. Y si se remiten al puto valor del dinero, compradlos con dinero falso. No somos meros consumidores de highlights, nuestra memoria es la gloria de todos ellos. Con eso, están más que pagados.

Joder… que no se va a poder jugar a fútbol en Bolivia y en paisajes semejantes, y seguro que lo primero que construirán en la luna será una réplica de Maracaná…

Iñaki Arbeloa
desde Madrid, España

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa es la actitud carajo, es simple, pero el concepto fundamental de la universalidad del futbol, hace que este sea el deporte por excelencia, ya que para jugarlo solo necesitas lo necesario, un espacio suficiente pa dos arcos, unos cuates y la redonda, que puede ser de cualquier material, de ahi, donde mierda se juegue es lo de menos. El miedo es lo que esta haciendo que esos culos se muevan en nuestra contra.
Vamos Inaki.

Anónimo dijo...

Iñaki, disfrute mucho leyendo tus cavilaciones sobre los equipos y los países chicos. Estoy de acuerdo que el fútbol se parece cada vez menos a si mismo por culpa de los mercenarios que lo estan estrangulando, pero no tires la toalla el hincha se ha hecho para sufrirla.
Aunque aquí no sabemos que es, igual les reventaremos las "lunas" de sus autos.
Guido