jueves, mayo 17, 2007

¿Quién dijo que el fútbol es sólo un juego en Bolivia?



¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales. (Eduardo Galeano)

Comparto la idea, que la metáfora impregna la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino también el pensamiento y la acción, pues nuestro sistema conceptual ordinario en términos del cual pensamos y actuamos, es fundamentalmente de naturaleza metafórica. Así, Eduardo Galeno, dijo que el fútbol es el opio de los pueblos, que el gol es el orgasmo del fútbol, que como el orgasmo, el gol es cada vez menos frecuente en la vida moderna.

Mucha gente encuentra en el fútbol el único espacio de identidad en el que se reconoce y el único en el que de veras cree, hay quienes dicen también que son sorprendentes los resultados de esta terapia capaz (el efecto fútbol) de devolver los perdidos sentimientos de pertenencia y fraternidad: el deporte, y sobre todo el fútbol, es uno de los pocos lugares que brindan refugio a quienes no encuentran lugar en el mundo, y mucho contribuye al restablecimiento de los lazos solidarios rotos por la cultura de la desvinculación que hoy por hoy manda en el mundo (Bolivia no se encontraría al margen de tal panorama).

Tan evidente llegaría a ser “el efecto fútbol” que si nos retrotraemos –por un instante- a los años dorados y maravillosos, previos al 1994 –cuando fuimos al mundial de EEUU- con alegría mental, nostálgica y hasta melancólica, vienen a nuestro recuerdo esas inolvidables jornadas de algarabía y felicidad, empapadas de identificación, unidad y concilio entre los bolivianos, se había dado –sin querer queriendo- una unión nacional de carácter cuasi-conyugal… un matrimonio de hecho cargado de los mejores sentimientos de amor y pasión.

Saltan a la memoria, las caras pintadas en tricolor, de grandes y chicos, los sentimientos de orgullo por lo nacional, unas cholitas cargadas por Trucco, quitarle el invicto al Brasil, la defensa conjunta de Rimba por el matecito de coca, la cartita para el record, las banderas bolivianas por doquier...ganarle a Chile en su propia cancha, las goleadas a Venezuela, se sentía que no eran sólo once valientes jinetes los que se encontraban cabalgando en busca y obtención de la gloria... eran más de nueve millones de bolivianos repartidos en todo el mundo los que nos sentíamos ganadores, que formábamos parte de algo grande, importante y relevante, sentíamos que estábamos destacando en forma positiva en una vitrina donde destacaba lo bueno, donde sólo los triunfadores podían ingresar, coreábamos nuestro nombre patrio con orgullo, resaltaba y brillaba nuestro esfuerzo, nuestra organización, nuestro valor ...fue un objetivo conseguido por méritos propios... a puro pulmón…que tiempos aquellos...¿no?. Quien no recuerda a ese Bolivia–Alemania en la inauguración del Mundial… ya el resultado no interesa, estábamos y habíamos llegado valientemente a la ansiada y magna cita deportiva universal.

Fue cabalmente en ese entonces que la FIFA, nos clasificó dentro de su ranking, en el puesto Nº 41 por delante y encima de Chile (46), Ecuador (57), Perú (71), Paraguay (85) y Venezuela (109) –la campaña se inició cuando nos encontrábamos en el puesto 89- (al efecto consúltese el Libro El salto al futuro de la FBF). Dicho ranking, es reflejo de muchas otras cosas que se encuentran por detrás del simple número y del puesto, entre ellas, el esfuerzo, el sacrificio, el talento y preparación de los futbolistas, la capacidad del cuerpo técnico, la planificación, la decisión... y en especial, el compromiso, responsabilidad, organización, planificación, decisión y mentalidad ganadora de quienes se encuentran a cargo del proyecto... de la dirigencia. Fue un momento en el que pensamos que nuevos y buenos tiempos se avecinaban a todo vapor, a toda máquina y a todo chancho… se generó una renovadora y refrescante ilusión para todos los bolivianos… inocentemente, pensamos que las tormentas de derrotas y sin sabores deportivos, habían sido sorteadas, que se les había dado el pasaje de ida, sin retorno (el one way ticket) ...que ilusos e inocentes nosotros ¿no…?

Con motivo de la citada calificación que realiza la FIFA, a modo de ilustración, debe mencionarse que en la elaboración del ranking (véase la página FIFA.com) se consideran, entre otros, los siguientes factores: Competiciones preliminar y final de la Copa Mundial, Competiciones preliminar y final de campeonatos continentales, la Copa FIFA/Confederaciones y Partidos amistosos. La clasificación tiene en cuenta también otros factores además de la derrota o la victoria, se evalúa el número de goles, número de partidos disputados, los resultados anteriores, el lugar donde se juega y la importancia del encuentro, también tiene importancia la fuerza del adversario. Como se advierte e infiere hasta acá, el lugar de privilegio de quienes encabezan el listado, de los ganadores (en el ranking) está reservado para los que hacen bien las cosas... así de simple. Llegar a clasificar en lo alto del podio elaborado por la FIFA denota la existencia de las cualidades indicadas (el esfuerzo, sacrificio, devoción, talento, responsabilidad, decisión, buena organización, etc.).

Fue la dirigencia de ese entonces, junto a su cuerpo técnico y jugadores, quien tuvo a su cargo la enorme responsabilidad y desafío de darle semejante alegría y felicidad al país; fue quien apostó a la posibilidad del éxito, quien fue en contra de la historia y de las estadísticas, fue el culpable de hacernos ilusionar y pensar que todo iba a cambiar, fue quien se hizo cargo de una batuta que nadie había tomado (no había ninguna posta que tomar pues en los sesenta años previos nada se había hecho al respecto). En ese entonces fue inaugurada una verdadera embajada ambulante, encargada de hacerle saber y conocer al mundo entero que en Bolivia también se conciben, fabrican, cocinan y elaboran proyectos serios y responsables; en ese entonces utilizamos a la pelota como una bandera portadora del corazón y sentimientos de todos y cada uno de los bolivianos... Nótese entonces… el fútbol no es sólo un juego … la “selec” (como dicen los changos) era el estandarte nacional para propios y ajenos a tal deporte... fue una locura...

Pasados los años, después de dicha campaña, ahora ya en el 2007, cuando nos encontramos en el puesto Nº 101 de la FIFA, por detrás y debajo de todo el mundo (de Gabón, Congo, Zimbabue, Moldavia, Cuba, Panamá y Venezuela entre otros) nos damos cuenta, con lamento boliviano, que el efecto fútbol, la alegría, la ilusión, la embajada ambulante, el estandarte, el opio de los pueblos, la sensibilidad social lograda en esa época, el orgasmo colectivo y toda la percha de sentimientos de otrora, que aún sigo extrañando con melancolía, se han caído y se han roto; forman parte del pasado y posiblemente nunca más vuelvan.

Este lamentable diagnóstico apocalíptico, bajo la lupa de este fanático de la selección, encuentra justificación y respaldo entre otros aspectos, en una sensación de falta total de liderazgo en el fútbol, en la existencia sucesiva de dirigentes que han visto a ese hermoso deporte (portador de ilusiones) como un medio de satisfacción de sus más bajos, trasnochados y embriagados instintos e intereses, así como en la ausencia de planes, espíritu ganador, planificación, programas y estrategias (de largo y mediano plazo) en beneficio del –tan venido a menos- Fútbol nacional. Esa actitud, en similares condiciones trasladadas al sector público, siguiendo el artículo 70 Constitucional, daría lugar a la sucesiva censura de actos y a la obligada renuncia de los cuestionados, junto a la paralela prosecución en su contra de sucesivos procesos en todas las materias realizables del Derecho.

Así, en el entendido que el fútbol es –aún- el opio de los pueblos (de Bolivia también) desde la visión de quien cree que el fracaso logrado con sobrados méritos propios, no se debe a la falta de talento de los jugadores en el país, sino en una endeble, deficiente y malintencionada dirigencia -socapada por la opinión pública en general- abrigo aún la esperanza que esa realidad es posiblemente corregible y que en un futuro próximo han de aparecer y surgir líderes que sientan y conciban al fútbol y a la selección nacional –no como un business con chasco- sino como un espacio que provee identidad, que restablece sentimientos de pertenencia y fraternidad... reintegrador de lazos solidarios, ahora en continua extinción en nuestro territorio también.

Finalmente, si concebimos al fútbol y a la selección nacional como patrimonio originario de los bolivianos –de interés de todos nosotros- porqué no generar o adoptar mecanismos más eficaces en la toma de decisiones en beneficio del fútbol nacional. Atentos a las nuevas prácticas impuestas por las nuevas formas de participación ciudadana, incorporadas a través de los distintos impulsos sociales de moda (contemporáneos) resultaría necesario pensar en la incorporación de herramientas que nos permitan a todos los interesados –de forma desinteresada pero con interés en el éxito del fútbol nacional- conocer y fiscalizar el manejo de los fondos empleados en las campañas deportivas de la selección, y salir en resguardo de la generación de ideas y decisiones para no permitir que el fracaso de nuestro fútbol sea una constante en nuestra patria… abramos el debate… jallalla.

Alejandro Montaño Torres
Hincha y Fanático de la Selección Nacional

1 comentarios:

Anónimo dijo...

El 21 necesita ponerse las pilas y no ver tanto el factor economico como el factor patriotico,tener mas cuidado con los cambios al estar arriba en el marcador ,no queremos olvidarnos del gol(unico) que metio en el mundial 94,pero si sigue manejando el equipo como Uribe lo manejo al Peru, mejor que se vaya a su casa.