miércoles, mayo 30, 2007

“Ventaja injusta” o hipocresía de los poderosos


“Nada en el mundo es más peligroso que la
ignorancia sincera y la estupidez concienzuda.”

Martin Luther King Jr.

Pasaron casi trece años desde la fantástica victoria boliviana ante el coloso futbolístico mundial, Brasil, en las eliminatorias sudamericanas para la Copa del Mundo de Estados Unidos de 1994. Un sorprendente equipo boliviano, con figuras como Etcheverry, Sánchez, Melgar y otros héroes lograron lo que hasta esa fecha parecía imposible, noquear al hasta entonces tricampeón, en competiciones de eliminatorias mundialistas. El histórico resultado (Bolivia 2 – Brasil 0) echó por la borda 40 años de invicto futbolístico, una hazaña digna de ser contada a lo largo de los tiempos. La historia posterior encontraría a Bolivia clasificada por primera vez a la fase final de un Mundial por méritos propios, y a Brasil como ganador de su cuarto título Mundial.

El magnífico triunfo boliviano, realizado en la ciudad de La Paz a 3,600 metros de altura sobre el nivel del mar, caló hondo, muy hondo, en los corazones brasileños, a pesar de ello en aquel momento aceptaron la derrota con dignidad, es por eso que sorprende ahora verse, una vez más, en disputas por un veto a competiciones futbolísticas internacionales por encima de los 2,500 metros sobre el nivel del mar, suena casi irrisorio, menos con argumentos médicos y de ventaja injusta.

Como ya se hizo saber, ningún deportista sufrió jamás graves daños a su salud por realizar prácticas deportivas en la altura, o por lo menos no encontramos antecedentes de que ello hubiera ocurrido, es más, muchos atletas olímpicos realizaron entrenamientos en la altura para mejorar su condición física antes de una competición internacional y una cantidad de record Bolivarianos se batieron en los juegos del 1977 realizados en La Paz. Pero vayamos al análisis de los logros y resultados deportivos, principalmente de fútbol que es lo que ahora concierne:

  • Bolivia logró clasificarse sólo una vez a un Mundial de fútbol, lo citado, en 1994;
  • Ningún equipo boliviano logró consagrarse campeón de una copa Libertadores, de una copa Sudamericana, de una CONMEBOL, ni de una mal llamada MERCONORTE;
  • Salvo el gran club Bolívar, ningún otro equipo boliviano llegó a instancias decisivas en competiciones internacionales;
  • En los últimos siete años ningún equipo boliviano logró siquiera clasificar a la ronda de octavos de final de la Copa Libertadores de América.

Entonces, ¿por qué se pretende hacer creer que la altura es una ventaja injusta ante los rivales que visitan ciudades de considerable altitud, en concreto la ciudad de La Paz?, por lo menos los logros deportivos no indican que ello ocurra, en mi opinión el que juega mejor al fútbol siempre logrará ventajas sobre el rival, no por condiciones territoriales, de temperatura o de altura, sino por términos netamente futbolísticos.

Así, por mucho que intentemos encontrar las causas que llevan a los países vecinos a vetar una condición geográfica de regiones que juegan fútbol en ellas, nuestra “inhumana altura”, no encontraremos razones de peso, puesto que razones médicas y de ventaja injusta parecen ser poco contundentes a la hora de probarlas y son los argumentos utilizados para quienes defienden el infame veto.

¿A qué conclusión podemos llegar?, a que el veto viene orientado por otros motivos todavía no muy claros, que pueden variar entre discriminación o intereses deportivos de las históricas potencias futboleras del continente, léanse Argentina, Brasil y Uruguay, o por ambos. Lo lamentable del hecho es que los países afectados sean discriminados por una actitud fascista en su propio continente, y lo más vergonzoso es que la FIFA – ente deportivo que debe defender una sana competencia del fútbol en cualquier lugar del planeta – auspicie y sea portavoz de tal aberración, atropellando la dignidad y soberanía de varios países que no hicieron nada más que hacer prevalecer el derecho de jugar como locales en el estadio que consideran el mejor para la competencia, aprovechando su ventaja de localía, ya que ser local en La Paz o en la Conchinchina, pasando por el Maracaná de Rio de Janeiro o la Bombonera de Buenos Aires es una obvia, sobrentendida y legítima ventaja.

Está por demás recordar que en una competencia leal se juegan dos partidos, ida y vuelta, con un equipo de local y otro de visitante, no se juega un solo partido en la altura, o un solo partido en el llano, lo hermoso del fútbol es justamente el derecho a una revancha para lograr establecer quien es mejor en el agregado de ambas condiciones y por lo general (lo digo porque el azar puede jugar en contra) siempre el equipo mejor en términos futbolísticos prevalecerá sin importar que se haya jugado a 3,600 metros o a 50 grados centígrados.

Esperemos que el próximo campeón mundial realmente se pueda sentir mundial, puesto que si excluimos a ciertos países o regiones, el sentido de globalidad que encierra la palabra MUNDO no existirá y por cierto el ganador de dicha competencia tendrá a bien llevar con orgullo el título de “Campeón de los países en los que se permite la práctica del fútbol a menos de 2,500 metros de altura sobre el nivel del mar”, esperemos que se lo agradezca a la FIFA y que Oh Rey Pelé le entregue el trofeo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bien Brian Leonidas, concreto, como debe ser.

ratika dijo...

bien mono, objetivo y conciso pero sobre todo me deleita el hecho de te hayas desvirgado de una puta vez en el blog, a ver, quien sabe, con el tiempo des más alegrias a los lectores