miércoles, mayo 30, 2007

El veto a la altura y la filosofía de la derrota



“Ayy la vida,
se me está yendo como se fue mi suerte,
poco a poquito,
pero eso no me hará llorar,
a mí jamás me acobardó la muerte”
Amigo (canción popular), Betzabe Iturralde.

Los domingos sólo sirven para dos cosas: tratar de curar la resaca (tarea imposible pero esperanzadora) y ver fútbol. El resto de lo que ese día significa es sólo tristeza. Este domingo un entrañable amigo me recibió con una aberrante noticia: jugar al fútbol a más de 2500 metros había sido prohibido por la FIFA. La indignación me llenó totalmente y me sacudió un escalofrío: ¿cómo serán de ahora en adelante los domingos en Bolivia?

No quiero acá presentar argumentos por los cuales esta medida es fascista, irracional e hija de puta (mejor: hija de hijos de puta). Ya lo ha dicho mucha gente y lo seguirá diciendo con mayor solvencia y poder de síntesis que yo. Sólo quiero expurgar rabia y penuria, el sentimiento colectivo que nos anega a todos los que transitamos por estas ciudades atrincheradas en los cerros. La indignación no permite ni ironía ni racionalidad, sólo preguntarse: ¿cómo se le puede quitar a un país entero, a tantas ciudades, algo que forma parte esencial de él, cómo puede quitársele a un pueblo entero uno de los sustratos más importantes de alegría, de emoción, de unidad?

No nos encontramos enfrente de un fenómeno menor: en el fondo, en la larga y compleja historia boliviana, sólo dos cosas han logrado que formemos un momento de unidad como país, de identidad nacional: la guerra y el fútbol. Las contiendas bélicas (siempre con resultado adverso: derrota y pérdida territorial de por medio) contra Chile y Paraguay lograron crear una incipiente conciencia nacional que logro algunas articulaciones nacionales, pero esto siempre sucedió en medio de la derrota, de la tristeza, de la muerte. En 1993, cuando en las Eliminatorias mundialistas logramos clasificar al Mundial de Estados Unidos (con un equipo espectacular, con jugadores en un gran momento, con un técnico lúcido y adelantado, con una dirigencia seria y entendida…fenómenos que incidieron más que la altura, piénsese sino en nuestras siguientes “performances” como Selección) el país entero desarrolló una identidad profunda y extendida, una adscripción a estas tierras, una toma de conciencia de lo que es Bolivia y lo que significa ser boliviano, pero esta vez lo hicimos en base a la alegría, a la euforia, al llanto contenido por años y años de ser siempre derrotados, por lagrimas de padres e hijos abrazados, por gritos de mujeres que arrimaban a todos, por un abrazo inmenso entre todos los que compartimos la dicha y la desdicha de nacer en el medio de esta tierra que nos abraza y nos expulsa, que nos cobija y nos evacua, que nos abraza y nos agarra a patadas.

Entonces ¿también nos quieren quitar una de las fuentes más importantes de unión en un país que cada tanto parece que se va a quebrar a pedazos? ¿Nos quieren quitar una de las pocas cosas que nos hace iguales, que nos dirige bajo un mismo objetivo, que nos muestra que todavía queda futuro para esta patria compleja y heterogénea? Bueno, iremos por otros rumbos, iremos juntos por la filosofía de la derrota. Volveremos a salir como fantasmas muertos de Boquerón (el fortín que en Septiembre de 1932 defendieron un puñado de valientes sabiendo que no había forma de ganar pero igual había que seguir peleando), iremos por el caos que iguala, por las manifestaciones colectivas que tumban al injusto como en Octubre de 2003, iremos llorando borracheras de tristeza entre huayños y ch´allas, iremos blasfemando contra los señores de la FIFA que nos quitan la oportunidad de jugar donde hemos nacido. Porque eso es lo que han logrado, nos han mostrado que en momentos tan duros como este, este país construye unidad y se plantea detrás de un suceso que encarna tristeza y muerte. Y eso es lo que está pasando, todos los ciudadanos de este país estamos juntos por la tristeza y desazón que nos causa esta medida.

Encontraremos nuestras formas porque este país no se muere, porque no se le puede quitar nada para que se caiga a pedazos, porque tenemos, como dice Borges, “esa dignidad que solo los perdedores pueden alcanzar”. Podrán derrotarnos todo lo que quieran, podrán postrarnos frente a la más terrible desesperanza, podrán hacer jirones con todos nuestros sueños, podrán mostrarnos la “verdad” impune y aciaga cada segundo. Pero nosotros seguiremos acá re-viviendo sueños, reconstruyendo epopeyas póstumas, reencontrándonos en medio de una ch´alla y una cerveza. Pero el punto de fondo es el siguiente: ¿lo haremos a través de niños corriendo detrás de una pelota de fútbol, a través de millones de almas mirando al equipo de sus amores jugar en la ciudad donde han nacido o lo haremos a través de la derrota, la muerte, el enfrentamiento? la respuesta la tienen solamente los grandes señores de la FIFA.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vamos Mario, me gusto mucho tu articulo, creo que la lucha esta vez sera ardua, pero a todo, por que hay que ponerle un punto final a tanto performance circense de parte de esos cabrones (no digo senores, como tu lo pusiste, por que mi ira me deja llevar), de la FIFA. Vamos todavia y que todos los conformes y disconformes comenten y sigan escribiendo sobre tamana discriminacionaberracion.

Saludos a todos.

Anónimo dijo...

Sabes aqui en Santa Cruz la gente realmente tiene una forma muy diferente de pensar, se ve en las calles "pasaporte para los collas", "Collas raza maldita", "INDEPENDENCIA", y miles de huevadas escritas por todos lados. Pero es chistoso cuando se habla de el veto a la altura, parece que simplemente que fueramos un solo pais, con una sola bandera, con un solo sentimiento de orgullo nacional. ¿Sera porque estan tocando el futbol? yo creo que si.

Mario Murillo Aliaga dijo...

Anónimo: gracias por las palabras, estoy totalmente de acuerdo contigo en lo dura y necesaria de esta batalla. Otra cosa, tienes razón: son cabrones no señores.

Osito: qué gusto leerte por estas vías. Tu estadía en Santa Cruz permite comprobar empiricamente algunas de las ideas de mi artículo. Un abrazo y todo mi cariño.