Johnnie To surge como una figura importante en el círculo de grandes festivales gracias a “Election” de 2005 que versa sobre el mundo de las triadas de la mafia hongkonesa, que tuvo una buena recepción crítica. El pasado mayo To ya estaba presentando su última obra en la Sección Oficial de Cannes, el título de la misma es “Vengeance” (Venganza) interpretada por el actor francés Johnny Hallyday, encarnando una suerte de matón reconvertido en chef, que por porte y rostro nos evoca una amalgama entre Harvey Keitel con la elegancia de los gangsters de Jean Pierre Melville, más al tipo “Le samoraï” (El silencio de un hombre). Es Hallyday quien va a Macao en pos de vengar a su hija (única y milagrosa sobreviviente), yerno y nietos, que han sido brutalmente baleados sin motivo aparente. Para eso Hallyday emprende una cruzada de justa venganza, elemento crucial entre los códigos de los delincuentes, en la que deberá adentrarse en el mundo criminal de Macao y Hong Kong, además de luchar contra su paulatina pérdida de memoria debido a una bala que se aloja en su cabeza desde los años que ejercía de sicario.
Johnnie To a pesar de realizar películas de diferentes géneros, es un amante del cine negro, de retratar a la mafia de las triadas, vendetas y los códigos éticos que se esconden detrás del violento y brutal comportamiento de los miembros de dichos grupos, “Vengeance” se enmarca dentro de este tipo de propuestas. El cine de To ha sido contrastado con el de su reputado paisano John Woo; éste último es uno de los directores que impulsó el éxito del género heroic bloodshed que podría ser traducido como “derramamiento de sangre heroico”, donde los héroes o fugitivos amparados en un férreo código de conducta se ven envueltos en una orgía coreografiada de tiroteos, donde la cámara lenta, la iluminación y la musicalización son factores esenciales para resaltar la destreza, heroísmo y brutalidad a través de la sangrienta puesta en escena. “The killer” o “Hard boliled” son dos ejemplos paradigmáticos del heroic bloodshed dentro de la filmografía hongkonesa de Woo. Acusado de glamorizar la violencia, a Woo se lo sitúa en el otro extremo de To, quien es más seco en su representación de la misma, aunque yo no me atrevería a oponerlos sino a situarlos en una misma vereda donde la violencia estilizada, aunque de manera diferente, se convierte en una parte sustancial de su propuesta formal.
El vengador Hallyday llamado en el filme Costello, para conseguir su objetivo contrata a cambio de todas sus posesiones a un triada de gangsters a sueldo, con los cuales crea rápidamente un inviolable vínculo de amistad y complicidad, y con su ayuda se embarca a la caza de los despiadados acribilladores. Durante la peripecia se darán varios secuencias de violencia las cuales producen los momentos más impresionantes y memorables de “Vengeance”, donde como ya decíamos, se estiliza la violencia, con un fondo musical brillante, y con recursos de visuales sublimes como la mezcla de la lluvia, los neones y los paraguas para hilvanar una escena extraordinaria, eleágica. Pero en vez de evocarnos el estilo de John Woo, no remite a la guisa más cruda, salvaje y poética del maestro Sam Peckinpah, donde el honor y el compromiso va casado a la sorna por la vida, a un desprendimiento por lo corporal que convierte a la violencia en un hecho etéreo, trascendental de contenido espiritual, moral e incorpóreo.
Si a todo esto le sumamos un casting de rostros indelebles, permanentes y no exagerados guiños de humor, un excelente trato de los matices de la amistad y la lealtad, opacando con creces las serias falencias de guión, el conjunto no solo funciona, sino que emociona, porque en las entrañas de “Vengeance”, lo que Johnnie To nos está desvelando son esos componentes cinematográficamente formales y epidérmicamente humanos que hacen que una mera película devenga en un peliculón.