"Bajamos del coche y nos asomamos a lo que había sido la calle principal, que salía de la estación y moría tres cuadras más allá en el alambrado de un campo. Coluccini me señaló un almacén con barrotes en las ventanas y fue a echar un vistazo a través de un vidrio roto.
Osvaldo Soriano, Una sombra ya pronto seràs.
Conjunción.
1
Soy argentinófilo. Desde siempre. Me seduce su música: el pelado Cordera cantando al peyote y a Garrincha antes de hacerse famoso, los dos pedazos que fueron uno antes de que el inmigrante se mate alcohólico después de dejar la heroína; me seduce su literatura: la búsqueda de esa enciclopedia inexistente, los inventos que nunca dan fama, el calígrafo que parte hacia Sudamérica con el corazón de Voltaire en un frasco, la heroica resistencia en un aguantadero en Montevideo, el boxeador amigo muerto en un tren por el camino de la dictadura; me seduce su fútbol: el gol sorprendente y hermoso del turco Asad cuando el humilde Velez le quitó la gloria mundial al Milán, la carrera eterna de Dios en una cancha cerca del cielo, la absurda y maldita derrota del estandarte de Bielsa.
Podría citar miles de casos más para cada uno de esos espacios sagrados…música, literatura, fútbol. El hecho es que soy argentinófilo.
2
Encontrarse con algo excepcional sin que nadie te lo muestre. Ese es un privilegio que la vida te regala de vez en cuando y es un privilegio que cada vez sucede menos. Uno se agarra de la belleza casi siempre a través de pistas que te da la existencia: la opinión de un amigo, el consejo de un profesor, una reseña en el periódico, un libro,
Ahora sí, conjunción.
Bueno, hace dos días caminaba por
Soy argentinófilo y la suerte (¿existe esa palabra?) me regala un libro de uno de los mejores entrevistadores que existe conversando con una sarta de disímiles personajes argentinos: el Diego, Charly, Bioy Casares, Borges, Monzón…Y Braceli nos lleva por cada uno de ellos de la mano de una inteligencia absoluta y un humor exacerbado y parece que no todo el periodismo es un ejercicio de estupidez.
Así, podemos contemplar los últimos días del gran puntero Corbatta, añorando entre el alcohol y el cigarro una vuelta a los grandes estadios, podemos aprehender la inmensa red de conocimientos que dominan las palabras de Bioy Casares, podemos perdernos entre el monólogo absurdo y lúcido de Charly Garcia, podemos escuchar el oceánico conocimiento y el humor delirante de Borges desde otro punto de vista. Y en el fondo, todos estos “tipos ideales” sirven para ir esbozando una figura de lo que significa ser argentino. Que más, un manjar de palabras y retratos para un argentinófilo.
1 comentarios:
Compañero, entiendo perfectamente la patología: "lo argentinófilo". Vicio compartido, tranzado. Quería recomendarte el excelente libro de Bracelli (Borges-Bioy: conversaciones) en el que hace entrevistas a los padres de Isidro Parodi, son geniales (aunque el adjetivo no diga mucho). Y son geniales porque son apócrifas, una apuesta por la mentira y el trazo imaginario, todo para hacer más borgeano al fasto.
Del dato que lanzas en el que se compara al mundial con las ferias del libro, leí esa comparación en un texto de Juan Pablo Varsky. El texto lo escribió cuando terminó el mundial y concluía que ante tanto mundial mediocre quedaba la esperanza del Barza...
Un abrazo, Mario.
(También comparto el detalle de la Feria del libro: UN ESPANTO MEDIOCRE. ¿Para qué sirven las ferias del libro?)
¡Qué lindas fotos, che!
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