"Hoy perdido entre tus calles vuelvo a recordar que . . ."
Élmer Hermosa, Los Kjarkas, Oruro
Paseo por la ciudad y se me hace tan familiar como extraña, sus calles me sugieren retazos de memorias disueltas entre la espiritualidad de las bebidas, lo ritual de las danzas y lo embrujante de los entremezclados sonidos.
Hoy camino y no me siento presa de ese paréntesis que se abre al ver el casco a la entrada de Oruro y que se cierra al despedirse, tampoco soy presa de aquella frase taxativa “lo que pasa en Oruro, se queda en Oruro”, será porque hoy me faltan cómplices, inculpadores e inculpables, y si los tuviera tendrán el estigma del Pagador en la frente y la V azulada en el pecho, así que lo mismo da el compromiso proferido, pase lo que pase “se queda en Oruro”.
Me muevo por aquí con inusual soltura, no encuentro la trinchera quasi infranqueable que bifurca a la ciudad en esas dos zonas que hemos aprendido a llamar “Sodoma y Gomorra”; hoy son partes de un todo y no un frente marcial que debes defender con las más certeras sutilezas de la muñeca y los más poderosos bazukazos del brazo, a plan de gordas bombuchas o globos de agua.
Hoy camino y no me siento presa de ese paréntesis que se abre al ver el casco a la entrada de Oruro y que se cierra al despedirse, tampoco soy presa de aquella frase taxativa “lo que pasa en Oruro, se queda en Oruro”, será porque hoy me faltan cómplices, inculpadores e inculpables, y si los tuviera tendrán el estigma del Pagador en la frente y la V azulada en el pecho, así que lo mismo da el compromiso proferido, pase lo que pase “se queda en Oruro”.
Me muevo por aquí con inusual soltura, no encuentro la trinchera quasi infranqueable que bifurca a la ciudad en esas dos zonas que hemos aprendido a llamar “Sodoma y Gomorra”; hoy son partes de un todo y no un frente marcial que debes defender con las más certeras sutilezas de la muñeca y los más poderosos bazukazos del brazo, a plan de gordas bombuchas o globos de agua.
Transito guiado por el instinto y re-conozco parajes re-corridos, siempre con un omnipresente retumbe lejano sabor a bronce y con colores difuminados, ya no en las calles, sino en las paredes de las mismas.
Viajo por Oruro, vuelvo por Oruro, y me siento en una casa peculiar, encuentro siempre una parte de mi yo (pretérito y venidero); deambulo en sus fríos parajes y ya que el caleidoscopio dionisiaco no es el filtro de mi mirada, sereno evoco, y es que Oruro es una fragua de memorias, y el recuerdo ya sea en Proust o en Wong Kar-Wai, por más dulce que fuere tiene esa pizca de sabor a tristeza; Garcilaso dice "verme morir entre memorias tristes”, yo en cambio digo "vedme andar entre memorias tristes", ya que todo tiempo pasado por más que mejor tiene el yugo del ya no será jamás.
Viajo por Oruro, vuelvo por Oruro, y me siento en una casa peculiar, encuentro siempre una parte de mi yo (pretérito y venidero); deambulo en sus fríos parajes y ya que el caleidoscopio dionisiaco no es el filtro de mi mirada, sereno evoco, y es que Oruro es una fragua de memorias, y el recuerdo ya sea en Proust o en Wong Kar-Wai, por más dulce que fuere tiene esa pizca de sabor a tristeza; Garcilaso dice "verme morir entre memorias tristes”, yo en cambio digo "vedme andar entre memorias tristes", ya que todo tiempo pasado por más que mejor tiene el yugo del ya no será jamás.
11 comentarios:
La foto es buenísima. El conjunto de estatuas cobrizas que representan los distintos bailes del carnaval producen una especie de silencio reverencial, como de cóndor. Lo cual tiene sentido porque según la Vivi los orureños son como cóndores. Al ver las estatuas no pude evitar pensar que estaban ahí por voluntad propia y que de un momento a otro, si así lo deseaban, levantarían vuelo. El casco de minero acentúa esa impresión, parece un platillo volador posado en los parajes orureños, mientras el polvo del altiplano se acumula en su superficie.
Cuando ingresas al paréntesis Orureño denotado por el casco, es como un paso a la dimensión desconocida, donde una suerte de extraños y maravillosos acontecimientos están por ocurrir. Es posible que las estatuas tomarán antropomórficas formas y se largarán a danzar sin cesar.
En Oruro es donde uno de verdad puede ver al Diablo a los ojos, por suerte hay poca probabilidad de recordarlo.
Saludos Edith!!!!
y cuando ingrese y una serpiente te rodee no dudes en q la espada de una mujer morena te proteje...y al sapo de tu lado lo tienes dandote suerte
¡Algo en tus ojos, estás ahí, y necesito un amigo !oh! necesito un amigo, que me haga feliz (para no estar tan solo), para que se pare por mi, no hay necesidad ni de esconderse ni de huir, es un mundo maravilloso!
The devil, who plays a deep part,
has tricked his way into your heart,
by sinple insistence
On his non-existence
which really is devilish smart
(Little Billee in limericks by E.O. Parrott)
I creo que esto no es suficiente para explicar el como recordar las memorias disueltas,felices, infelices, Oruro es un lugar maravilloso.
muy bueno Alva!
saludos CHUBI
Que dificil no sentir nostalgia ante tus palabras, espero convertir nuestro pasado en esta dimension desconocida para que cobre forma y deje de ser pasado. Los recuerdos de mi tierra son el caranaval, las minas y el altiplano que es nuestro mar interminable, a la vista de muchos, en cambio para otros una avenida de cascos y condores parte de su dia a dia.
Que recuerdos mas intensos se me vienen mientras y luego de leidas tus palabras sobre Oruro, la verdad que em cuesta imaginarme Oruro sin el Carnaval, seguramente me sentiria con chaki, de solo andar por ahi, pero bueno, Oruro es Oruro y sin el tal vez la vida seria peor aun.
Bien Alva por ayudarme a rememorar el mejor carnaval de mi vida.
Machi.
Cliito, es como en la mitología griega todo tipo de seres sobrenaturales y deidades ocultas están presentes, lo óptimo y adecuado es tener los augurios a favor de uno y no en contra, lo segundo puede provocar acaecimientos nefastos.
Oneiros, pues si, de vez en cuando es un mundo maravilloso aunque algunas canciones ochenteras conviertan esa frase en una tautología.
Chubi, pocos como tu conocen las soterradas esencias y arcanos que se encuentran en las tierras del pagador, y ciertamente Oruro es un lugar fabuloso y maravilloso.
Fiona, el pasado es aquello inasible y perdido que ya no podemos recuperar si no es en el recuerdo.
Machi, el carnaval es la exaltación máxima del espíritu Orureño, y aun cuando el espíritu está sosegado, se oyen en el viento las voces de los Chiruchirus, las matracas olvidadas de algún rey sin cetro, los zapateos a destiempo de los Tinkus y hasta los gemidos de algún Kullawa extraviado.
Saludos y abrazos a todos!!!!
Buena mirada y qué cierto eso de que Oruro es entre paréntesis. El abrazo, Alvaro.
Oruro... me encantaría conocer todos estos parajes, lugares, instantes de los que os hacéis eco. Bonito, muy bonito.
Gabriel, Oruro es ostensiblemente entre paréntesis y metafísicamente entre paréntesis.
Natsuki, si te atreves a llegar a los telúricos recovecos orureños, no seas tan temeraria como para no llegar en carnaval, ese es el lugar en el momento preciso.
Saludos y abrazos a ambos!!!
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