

Con este triunfo y por el devenir de todo el mundial, parece que se está implantando un nuevo paradigma futbolero, uno que prima al conjunto sobre la figura individual, uno que premia al que propone y al que ataca y no al que especula y se parapeta atrás, uno que prioriza el pase certero y el buen pie al pelotazo y a la lucha en las pelotas divididas. España en selecciones, el Barça en equipos, lideran la redefinición de los paradigmas y cánones futboleros, y creo que es digno de celebrar que cuatro años después, cuando Italia y su mezquindad triunfaban sumiéndonos en la desesperanza, hoy gana una España, equipo compinche del balón y de su buen trato, donde la individualidad y su talento está al servicio del conjunto y el conjunto al servicio de la individualidad (eso explica porque Messi brilla en el Barcelona y no en Argentina).
Parecen haber vientos de cambio en el fútbol, la época de las estrellas (por ejemplo un México ´86 con Platini, Zico, Rummenigge, Francescoli, Butragueño y como no Maradona) parece difuminarse como cosa del pasado, hoy el peso cae sobre la estructura del equipo y la propuesta de éste, como fue el caso de España, Holanda, Alemania y Uruguay, y el rotundo fracaso de las figuras individuales como Rooney, Ronaldo, Messi o Kaká. Alemania se erigió como uno de los emblemas de la Copa del Mundo llegando con su nombre e historia a cuestas pero sin nombres rutilantes, un equipo sin figuras, que más bien era un puñado de buenos jugadores de fútbol, todos aptos para el toque preciso y el sacrificio, primando el triunfo al brillo individual, en esta coyuntura no se pudo evitar el apreciar a todos los alemanes y entre ellos el fútbol de dotado de Özil, el privilegiado estilo todoterreno de Schweinsteiger o el olfato y versatilidad de Müller, pero ya se atisba un nuevo jugador alemán, que mezcla grandes dotes físicos con una inteligencia sutil para hacer fluir la pelota; ese sentido de jugar bien a través del conjunto explica la paliza soberana que le propiciaron a Argentina, equipo que contrariamente apostó por un fútbol basado en el aislado y eventual talento individual que no funcionó. España por el contrario está plagado de pequeños geniecillos: Xavi, Iniesta, Fabregas, Villa, etc. que todos ostentan una fantástica empatía con la pelota, pero así también lo hace el gigante Piqué que con su corpulencia acaricia la pelota y muestra sobre todo nociones e inteligencia para entender el juego. Uruguay demostró que en un conjunto bien trabajado y aceitado, lleno de obreros que respetan el juego y la pelota, sin abusar jamás del juego brusco, sumado a algún jugador desequilibrante (léase Forlán y Suárez), puede rozar las cimas del fútbol mundial, sin obviar la magnifica influencia de un estratega medido, sagaz y sabio como el “Maestro” Tabarez. Holanda fue de los triunfadores el representante que más optó por el pragmatismo sin una clara vocación de ir adelante, pero dentro de su propia lógica, siempre privilegió lo colectivo sobre lo individual, sin menoscabar el potencial de sus jugadores dotados para marcar diferencias específicas.
Por el desenlace del mundial, que castigo a los rácanos como Francia, Italia, Inglaterra o Brasil y que premió a los equipos con vocación ofensiva y mira puesta en el arco contrario como España, Alemania, Uruguay o Ghana, dentro de este transito que vive el fútbol a un nuevo paradigma, los vientos que se avecinan parecen más benévolos y agradables para los amantes del balompié bien jugado y no meramente resultadista, mientras seguimos esta evolución a seguir festejando a Xavi, Iniesta y el fútbol orquesta de la Selección Española.
España y Holanda cierran con una final inédita la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010. Se enfrentan el equipo más práctico y efectivo del mundial, Holanda, con seis triunfos sobre seis y doce goles anotados (2 por partido de promedio) y España, el conjunto más dominante del mundial, no por su efectividad (lleva únicamente siete goles convertidos en seis partidos), sino por su abrumador dominio del campo y del balón, creando una poderosa hegemonía en la cancha. Este enfrentamiento tan contrastado emociona y promete un lindo cierre a un mundial que empezó con amagos de derribar a Italia ´90 como el peor mundial de los últimos tiempos y resulta haber sido uno de los mejores mundiales de las últimas décadas, si bien sin figuras despampanantes, si plagado de buenos vaticinios para el fútbol venidero. En el lar en concordancia con todo el seguimiento que hemos realizado de la Copa del Mundo vamos a hacer una previa con las claves, en facetas individuales, sobre el partido que mañana nos entregará un campeón mundial nunca visto.
España
Casillas: Iker es siempre esencial, durante el mundial lo han criticado mucho por no estar en su mejor nivel, pero cuando le toco intervenir in extremis lo hizo brillantemente, ya sea contra Paraguay o contra Alemania (cabe mencionar que su valla solo ha sido batida dos veces y ninguna desde 8vos. de final). Como todo arquero de equipo dominante, no tiene que intervenir mucho, pero se le exige una buena respuesta cada vez que le llegan a puerta, el domingo su tarea se enmarcará en esa tendencia.
Puyol: Ya hemos aludido repetidas veces la raza de éste gladiador. En los partidos donde se tiene que poner toda la carne al asador, Carles siempre se muestra a la altura, su coraje y su contagio serán vitales para una escuadra que privilegia la calidad a la vitalidad, en esa coyuntura se hace trascendental el actuar del melenudo defensa (que no estará sólo en la tarea sino excelentemente respaldado por su lugarteniente Piqué).
Xavi H.: El director de la orquesta española, que poco a poco ha ido teniendo más protagonismo mientras el mundial ha avanzado, léase que ha tenido más contacto con la bola. Es el metrónomo de la propuesta futbolística de España que mucho le debe a la del Barça, y serán los compases que él marque como las puñaladas que envía para los delanteros las grandes bazas que España ofrece para su candidatura al campeonato (no hay que olvidar a Iniesta, que si bien Xavi hace de cerebro, Andrés es el que rompe los esquemas con su cambio de ritmo y gambeta, dos jugadores espectaculares).
Villa: El hombre que con su olfato, instinto depredador, hambre y calidad ha llevado a España hasta donde está, porque por mucha posesión y jogo bonito que uno ostente, sin goles no hay festejo, y dentro de lo poco efectivo que ha estado la roja para marcar, el “guaje” ha sido despiadado, marcando más del el 70% de los goles ibéricos. Seguro que para el éxito español le debe quedar en el revolver un cartucho guardado en la recámara.
Del Bosque (el entrenador): El testarudo y poco lúcido entrenador de España, ha comprobado durante el andar del torneo que cuando mueve el banquillo e innova un poco, como el ingreso desde el vamos de Pedro ante Alemania, las cosas mejoran y ocurren con mayor celeridad para los suyos. Ojalá se muestre atrevido y atento en exceso sobre todo si el partido sufre algún imprevisto no planificado por la roja, ya que adelante habrá un equipo que si bien no avasalla, tampoco anda nada cojo de talento individual y de estructura colectiva.
Holanda
Van Bommel: Uno de los pocos jugadores que se ha mostrado con tendencias sucias y desleales en el mundial, tendrá la labor clave junto a De Jong, de tratar de interrumpir los perfectos circuitos de juego españoles. Los volantes alemanes se vieron muy pasivos y poco agresivos ante el juego de los ibéricos, seguramente Van Bommel hará sentir su poco sutil marca en busca de ese balón para que su pertenencia no sea exclusividad de España. Para el éxito holandés mitigar las conexiones españolas por el medio va ser crucial.
Robben: Quizás después de Messi, el jugador más desequilibrante del mundo en lo individual, viene en crecida, y si bien no es constante en sus apariciones, si es peligrosísimo cuando la pelota le ronda. Su gambeta, su velocidad, su astucia y su remate, serán la pesadilla de Capdevilla que será el encargado de tomarlo (otra ventaja del contrapeso que provoca Robben, es que Kuyt más ignorado pueda actuar con mucha más libertad lo que lo hace a su vez una amenaza nada desdeñable). Holanda confía que Robben tenga su día para hacer factible el vulnerar a Casillas.
Sneijder: El talismán holandés durante el torneo, creo que es el jugador más sobrevalorado del mundial, gran parte de sus intervenciones decisivas han sido guiadas más por la fortuna que por el mérito individual, lo indiscutible es que siempre ha estado ahí para hacer que la balanza se incline para los suyos. Como eje del equipo no tiene demasiado contacto con el balón, ni lo hace circular demasiado, su faceta ha sido más de cara al gol y quizás ante España necesite un poco la colaboración de Van Persie quien debería haber sido el encargado de la labor mencionada; pero también Sneijder deberá tener más contacto y cuidado con el balón y procurar de emular a Xavi para que la posesión de pelota no esté tan desnivelada para España.
Van Marwijk (el entrenador): Es el hombre que ha llevado a Holanda a una final del mundial 32 años después, sin la brillantez de antaño, sin que a su equipo le sobre nada, pero están ahí y sin haber dejado un solo punto en el camino. Para poder derrotar a España deberá confiar mucho en su talento individual de tres cuartos de cancha en adelante, pero además no podrá depender del pragmatismo eficaz que tan buen rédito le ha dado en las fases previas, ya que España hace de adueñarse de la pelota un estilo de vida, y si Holanda lo deja terminará pagando los platos rotos. El estratega holandés necesitará una participación mucho más activa de todos sus futbolistas para la recuperación y tenencia del balón y no sólo el aguardar momento clave para clavar la estaca, esto último no creo que sea suficiente para vencer a España.
Hay ciertos jugadores que tienen una raza especial, no tienen por que ser los mejores del equipo, pero si le otorgan a la escuadra que integran un plus, una suerte de liderazgo, un algo más que no te ofrece ningún otro jugador de la plantilla. No se destacan especialmente por su brillantez con el balón, sino por su injerencia positiva y anímica en el rendimiento del equipo. Durante las décadas ese tipo de jugadores se han paseado por la canchas, nunca en exceso, ya que son especiales y por ende escasos, uno de ellos fue Obdulio Varela, gigante caudillo del milagroso “Maracanazo” uruguayo, otro en versión argentina fue el Ratin boquense, sin olvidar al brillante Franco Baresi en Italia y el AC Milán. En ejemplos más contemporáneos cabe recordar a Fernando Hierro, del Real Madrid, equipo que sentía tanto la ausencia de su capitán haciéndosele casi imposible la victoria ante esa coyuntura, o el irlandés Roy Keane, despiadado y malintencionado mediocentro del Manchester Utd., pero pieza esencial de engranaje de los “red devils” a raíz de su temperamento y vocación ganadora.
El problema de enumerar es la cantidad de ejemplos que injustamente dejas en el camino, pero hoy del que cabe hablar y que ejemplifica perfectamente ese tipo de jugador más conocido como el “caudillo” es el defensa español del FC Barcelona, llamado Carles Puyol, un marcador central de poca estatura para el puesto, pero con un corazón gigante y un sacrificio desmesurado siempre en beneficio del conjunto.
En la semifinal de la Copa del Mundo, a Carles le ha tocado ser el héroe, el hombre que vulnere a los alemanes por donde parecen invulnerables, por arriba, de cabeza, llegando desde atrás y golpeando brutalmente la pelota anticipándose y ganándole a su mismo compañero, el inmenso Gerard Piqué (quien tiene el privilegio de ser compañero de zaga de Puyol en club y selección, y quien tiene toda la raza para ser su reemplazante en el mando de ambos), y marcando quizás el gol más importante del fútbol español.
Pero a Puyol no hay que celebrarlo sólo por ese hito, sino por todo lo que viene haciendo año tras año, partido tras partido, y eso si, el gol ante Alemania, es un premio, un autohomenaje que él se hace a si mismo y como siempre a sus compañeros y al equipo. Cuantos partidos cerrados, de dientes apretados, no goleadas y triunfos claros, del Barça y de España uno recuerda en la que Puyol tuvo actuaciones sobresalientes y se erigió como una de las figuras de la cancha, recuerdo que muchísimos, y es que éste león se agranda cuando el partido demanda el cuchillo en la boca y es que en esas circunstancias Carles se vuelve más gigante de lo que su tamaño atreve a entrever. España que está en los albores de lo que puede ser su hora más gloriosa en fútbol, le toca hoy enaltecer sobre todo, no el deslumbrante toque, estilo y talento de sus pequeños, sino la grandeza y raza de su gigante caudillo llamado Carles Puyol.
Un Uruguay muy disminuido (3 de sus 4 mejores jugadores en el mundial no pudieron estar presentes ante Holanda –Suárez, Lugano y Fucile–) dignificó la derrota ante una Holanda que vuelve a la instancia final de la Copa del Mundo 32 años después.
El partido tuvo un trámite parejo, empezó con un ligero dominio de Holanda que tuvo el gran premio del golazo de Van Bronckhorst desde 35 metros clavándola en la escuadra, impresionante. Uruguay fue ganando metros en el campo, y en una jugada aislada una gambeta de Forlán le abrió un campo para rematar y saco un zurdazo espectacular con un efecto que hizo inservibles los esfuerzos de Stekelenburg. Eso provocó que se fueran al entretiempo igualados y como si nada hubiese pasado.
En el segundo tiempo Holanda demostró su teórica ambición al hacer ingresar a Van der Vart por De Zeeuw, pero fue Uruguay el equipo que demostró que tenía más deseos de triunfo en el campo de juego. Mucha presión en el campo contrario, y buenas actuaciones de los mediocampistas charrúas y sobre todo de Cavani y Álvaro Pereira, hicieron que Uruguay se insinuara con peligro. Un tiro libre de Forlán fue la situación más importante de los celestes; pero Holanda es un equipo muy traicionero, clava las dagas cuando uno menos lo espera, además parece demostrar que siempre realiza lo mínimo indispensable para superar al rival de turno. Un gol un poco confuso de Sneijder con un posible fuera de juego de Van Persie los puso al frente y desde ahí se apoderaron del encuentro, exceptuando el tiempo adicional después del descuento de Maxi Pereira, cuando Uruguay buscó la patriada que finalmente no llegó.
Pese al resultado y a la cantidad de bajas tan difíciles de cubrir, las sensaciones que deja la participación uruguaya, es un enorme orgullo por lo dejado en la cancha y que ese pundonor se plasmará todavía el sábado en el partido por 3er. Y 4to. puesto, donde seguramente los dirigidos por el “Maestro” Tabárez lo dejarán todo, coronando esta brillante Copa del Mundo que están haciendo con un Forlán inmenso, que demuestra partido a partido que es uno de los mejores jugadores del mundo y sin duda una de las estrellas que iluminaron este mundial. Sobre el “Maestro” decir que dio una lección de saber estar, de fútbol y de emoción desde esas palabras y ojos mesurados que en muchos momentos estuvieron a punto de desbordarse de emoción por la inolvidable montaña rusa que vivió Uruguay en Sudáfrica.
Holanda por su parte, pese a tener jugadores excelentes, sobre todo adelante, parece siempre un equipo parco, sin brillo, que evita desgastarse y se conforma con superar a sus rivales realizando el menor esfuerzo posible, pese al gran talento que a priori ostentan los Países Bajos. Hoy volvieron a dar esa sensación, ya que si de justicia habláramos, el empate hoy hubiese sido lo adecuado. Hasta el día de hoy los naranjas han ganado todos sus partidos siguiendo ese molde, además de estar acompañados por la fortuna, ya que por dar un ejemplo 3 de los 5 goles de Sneijder (Japón, Brasil y Uruguay) tuvieron algún tipo de carambola rara o extraña fortuna. Veremos si en la final se aferran a esta opción de racionar esfuerzos, contrapuesta a la exhuberancia ofensiva que presentaba el equipo de los 70s o el de Van Basten y Gullit, y si esta sirve ante Alemania o España, que ostentan igual o más talento en sus filas. Sea lo que sea el veredicto está muy próximo.
Pese a que en estos lares no somos muy propensos a colocar textos ajenos esta joya, del cineasta, poeta, comunista, anticlerical, homosexual, polemista y (ignotamente para los conformes disconformes) futbolero Pier Paolo Pasolini, es de imperioso posteo en el blog. Llegamos a este ensayo gracias a Juan Sebastían Cárdenas que tuvo acceso a él gracias a Luciana Cadahía y ella lo había sondeado de su publicación en el diario bonaerense Página 12. Disfrutémoslo en medio de la vorágine futbolera que tan mareados nos tiene.
Por Pier Paolo Pasolini *
El fútbol es un sistema de signos, o sea un lenguaje. Tiene todas las características fundamentales del lenguaje por excelencia, el que nosotros nos planteamos en seguida como término de confrontación, o sea el lenguaje escrito-hablado. De hecho, las “palabras” del lenguaje del fútbol se forman exactamente igual que las palabras del lenguaje escrito-hablado. Ahora bien, ¿cómo se forman estas últimas? Se forman a través de la llamada “doble articulación”, o sea a través de las infinitas combinaciones de los fonemas que son, en italiano, las veintiún letras del alfabeto. Los fonemas, por tanto, son las “unidades mínimas” de la lengua escrito-hablada. ¿Queremos divertirnos definiendo la unidad mínima de la lengua del fútbol? Veamos: “Un hombre que usa los pies para patear un balón” es esa unidad mínima: ese “podema” (si queremos seguir divirtiéndonos). Las infinitas posibilidades de combinación de los “podemas” forman las “palabras futbolísticas”, y el conjunto de las “palabras futbolísticas” forma un discurso, regulado por auténticas normas sintácticas. Los “podemas” son veintidós (casi igual que los fonemas), las “palabras futbolísticas” son potencialmente infinitas, porque infinitas son las posibilidades de combinación de los “podemas” (en la práctica, los pases de balón entre jugador y jugador); la sintaxis se expresa en el “partido”, que es un auténtico discurso dramático.
Los cifradores de este lenguaje son los jugadores, nosotros, en las gradas, somos los descifradores: así pues, poseemos en común un código. Quien no conoce el código del fútbol no entiende el significado de sus palabras (los pases) ni el sentido de su discurso (un conjunto de pases). No soy ni Roland Barthes ni Greimas, pero como aficionado, si quisiera, podría escribir un ensayo mucho más convincente que esta mención, sobre la “lengua del fútbol”. Pienso, además, que se podría escribir también un bonito ensayo titulado “Vladimir Propp aplicado al fútbol”, porque, naturalmente, como toda lengua, el fútbol tiene su momento puramente “instrumental”, rigurosa y abstractamente regulado por el código, y su momento “expresivo”.
En efecto, antes he dicho que toda lengua se articula en varias sublenguas, cada una de las cuales posee un subcódigo. Pues bien, en la lengua del fútbol se pueden hacer también distinciones de este tipo: también el fútbol posee unos subcódigos, desde el momento en que, de ser puramente instrumental, pasa a convertirse en expresivo. Puede haber un fútbol como lenguaje fundamentalmente prosístico y un fútbol como lenguaje fundamentalmente poético. Para explicarme, pondré –anticipando las conclusiones– algunos ejemplos: Bulgarelli juega un fútbol en prosa: él es un “prosista realista”. Riva juega un fútbol en poesía: él es un “poeta realista”. Corso juega un fútbol en poesía, pero no es un “poeta realista”: es un poeta un poco maldito, extravagante. Rivera juega un fútbol en prosa, pero la suya es una prosa poética, de Elzevir. También Mazzola es un “elzeviriano”, que podría escribir en el Corriere della Sera, pero es más poeta que Rivera: de vez en cuando él interrumpe la prosa e inventa en seguida dos versos fulgurantes. (N. de la R.: se trata desde luego de jugadores italianos de la época; es factible el ejercicio de proponer nombres actuales para cada una de las categorías propuestas por Pasolini.)
Quiero aclarar que entre la prosa y la poesía no hacemos distinción de valor; la mía es una distinción puramente técnica. Sin embargo, entendámonos: la literatura italiana, sobre todo la reciente, es la literatura de los Elzevir: ellos son elegantes y extremadamente estetizantes, su fondo es casi siempre conservador y un poco provinciano... en fin, democristiano. Entre todos los lenguajes que se hablan en un país, incluso los más jergales y difíciles, hay un terreno común que es la cultura de ese país: su actualidad histórica. Así, precisamente por razones de cultura y de historia, el fútbol de algunos pueblos es fundamentalmente en prosa; prosa realista o prosa estetizante (este último es el caso de Italia), mientras que el fútbol de otros pueblos es fundamentalmente en poesía.
En el fútbol hay momentos que son exclusivamente poéticos: se trata de los momentos del gol. Cada gol es siempre una invención, es siempre una perturbación del código: todo gol es ineluctabilidad, fulguración, estupor, irreversibilidad. Precisamente como la palabra poética. El máximo goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. En este momento lo es Savoldi. El fútbol que expresa más goles es el fútbol más poético. También la gambeta es de por sí poética (aunque no siempre como la acción del gol). De hecho, el sueño de todo jugador (compartido por todo espectador) es salir del centro del campo, gambetear a todos y marcar. Si, dentro de los límites permitidos, se puede imaginar en el fútbol una cosa sublime, es precisamente ésta. Pero no sucede jamás. (N. de la R.: el autor escribe 15 años antes del gol de Maradona a los ingleses en el Mundial de 1986.) Es un sueño que he visto realizado sólo en I due maghi del pallone (Los dos magos del balón), la película de Franco Franchi que, aunque sea a nivel rústico, ha conseguido ser perfectamente onírica.
¿Quiénes son los mejores gambeteadores del mundo y los mejores goleadores? Los brasileños. Por lo tanto, su fútbol es un fútbol de poesía: de hecho, en él todo está basado en la gambeta y en el gol. El “catenaccio” (encadenado) y la triangulación es un fútbol de prosa: en efecto, está basado en la sintaxis, o sea en el juego colectivo y organizado: es decir, en la ejecución razonada del código. Su único momento poético es el contraataque, con el gol añadido (que, como hemos visto, no puede más que ser poético). En definitiva, el momento poético del fútbol parece ser (como siempre) el momento individualista (gambeta y gol; o pase inspirado). El fútbol en prosa es el del llamado sistema (el fútbol europeo). Su esquema es el siguiente:
El gol, en este esquema, está encomendado a la definición, a ser posible de un “poeta realista” como Riva, pero debe derivar de una organización de juego colectivo, basado en una serie de pases geométricos ejecutados según las reglas del código (se trata de una perfección un poco estetizante y no realista, como en los centrocampistas ingleses o alemanes).
El fútbol en poesía es el del fútbol latinoamericano. Su esquema es el siguiente:
Esquema que para ser realizado debe requerir una capacidad monstruosa de gambetear (cosa que en Europa es repudiada en nombre de la “prosa colectiva”) y el gol puede ser inventado por cualquiera y desde cualquier posición. Si gambeta y gol son los momentos individualistas-poéticos del fútbol, es por eso que el fútbol brasileño es un fútbol de poesía. Sin hacer distinción de valor, sino en sentido puramente técnico, en México la prosa estetizante italiana ha sido vencida por la poesía brasileña.
* Artículo publicado en Il Giorno el 3 de enero de 1971. El año anterior, en la final de la IX Copa Mundial de Fútbol, en México, Brasil había vencido a Italia por 4 a 1. El texto fue incluido en Saggi sulla letteratura e sull’arte (Ensayos sobre la literatura y el arte), publicado en 1999 (ed. Mondadori).
El dominio del encuentro podría decirse que se dividió en partes iguales, pero en la misma cantidad de tiempo Argentina creo cuatro situaciones de gol sin peligro inminente y los germanos por su parte convirtieron cuatro tantos, menuda diferencia de efectivizar tu fútbol.
Una vez que se pone al frente Alemania se hace un equipo intratable ya que maneja muy bien su labor defensiva (por ejemplo Messi naufragó ante el planteamiento defensivo que opusieron ante él sin incurrir en faltas) y sale en letales contragolpes. Alemania juega en papeles un 4-2-4, que cuando ataca se convierte en un 2-4-4 y cuando defiende un habitual 4-4-2, una gran versatilidad con dos ejes de juego que son Khedira y el impresionante Schwensteiger, que hoy se comió el campo de juego, dos laterales que pasan al ataque como Lahm y Boateng, y dos extremos, Podolski y Müeller, que pasan de ser mortales atacantes, a sólidos volantes defensivos por sus puntas. La orquesta de Löw funciona a la perfección y si a eso le sumas el talento de Özil y la extraordinaria imantación para el gol que tiene Klose (quien con un gol más pasará a su compatriota Gerd Müller e igualará a Ronaldo, como el máximo artillero de la historia de los mundiales) hace a este equipo el mayor candidato a campeonar, porque además no hemos dicho nada de la estirpe y mentalidad teutona, forjada desde infantes inculcándoles ese estigma de triunfadores. Cuatro goles a Inglaterra y cuatro goles a Argentina son pergaminos y aval suficiente para un equipo que selló ante los dirigidos por Maradona una actuación memorable.
Paraguay - España
España y el talento de sus jugadores siguen remando en contra de la corriente, y el nombre de la corriente se llama en mayúsculas Vicente Del Bosque, el contumaz personaje que no cesa en defender a ultranza su doble pivote (Busquets y Alonso), alejando a Xavi de la pelota, confinando a Villa a la banda y postergando a Fabregas al banco. Del Bosque recibió un equipo hecho, conformado, maduro, explosivo, ganador y exquisito, él parece empeñado en entorpecer a como de lugar el andamiaje de esa sinfónica confeccionada por Aragonés. El equipo deambula en una improductiva e inofensiva tenencia del balón, que por lo general le pertenece a sus centrales o su dos pivotes, muy pocas veces a Xavi, Iniesta y Villa. El equipo está tan confundido que ofrece el lanzamiento del penal a Alonso debido a que Villa erró uno anteriormente, Villa es hoy el iluminado y el goleador del equipo y se le cede el tiro fatídico al jugador en menos forma de la cancha. Cosas de Del Bosque. Es tan difícil entender que si el equipo no fabrica una sola situación de gol en todo el primer tiempo algo hay que cambiar, Del Bosque seguro que no. Por suerte ya con Fabregas y Pedro en el campo, éste último como tocado por la barita que es chutó al palo después de una fantástica jugada de Iniesta, y el rebote lo recogió “el guaje” Villa, que es el elegido ibérico de éste mundial. España pasó por un pequeño filón de jerarquía individual que lo viene salvando durante toda la Copa del Mundo, ya que estrictamente hablado, España no ha ganado con convicción ni un solo partido durante el torneo. Este margen mínimo con el que gana la roja no creo que alcance para derribar a un rival de los enteros de Alemania, tendrá que ofrecer mucho más que hoy, que ayer y que anteayer, para eso ojalá la testarudez del retrógrado y obnubilado Del Bosque le permita alinear en su once titular a Fabregas y a Pedro, dejando a Alonso (o a Busquets) y a Torres sentados, eso será a favor del fútbol y sobre todo a favor de la escuadra que el tan mal optimiza.
Sobre Paraguay sólo quedan palabras de elogio después de un mundial histórico y un dignísimo papel ante un individualmente superior España. Martino y sus dirigidos hicieron un partido casi perfecto, el orden, la presión ejercida sobre el rival, el esfuerzo individual y los destellos ofensivos que dos veces casi los colocan al frente (un gol mal anulado y un penal errado) fueron los factores que hubieran posibilitado un milagro que estuvo muy, muy cerca de concretarse; no creo que el tiro penal hubiera sellado el resultado, pero si hubiera permitido a Paraguay a llegar a la instancia de penales, donde la templanza hubiera sido quien defina al ganador. Para Villar, Alcaraz, Da Silva y a todos los alborrojos que derrocharon sudor durante la Copa del Mundo, de nuevo, sólo palabras de elogios, la historia ya ha sido escrita por ellos.
Brasil.- Por nombre, por historia, por camiseta y hoy por hoy, por la solidez que desprende de sus performances es el candidato número uno a llevarse la Copa del Mundo. Su estilo actual traiciona al jogo bonito de antaño ya que hace primar un pragmatismo absoluto, pero eficaz, tomando en cuenta que tiene en sus filas jugadores de gran jerarquía, lo convierten en el rival a vencer. Tiene en las subidas de Maicon, en los destellos de Kaká y Robinho y en la avidez goleadora de Luis Fabiano sus mejores cartas ofensivas, sus cartas defensivas son innumerables, partiendo de un arquerazo como Julio César, pasando por su capitán Lucio, un experto del histrionismo, el fingimiento y todas las artes extrafutbolísticas, Juan y tres volantes mixtos que dotan de oxígeno a todo el cuadro.
Holanda.- Otro equipo que históricamente defiende el fútbol bien jugado y que durante la competición actual no ha mostrado belleza sino lo mínimo indispensable de eficacia para ganar todos sus partidos, pese a contar con jugadores de buen pie con Sneijder, Van Persie o Van der Vart, pero las verdaderas chances de los Países Bajos pasa por lo que pueda hacer el deslumbrante Arjen Robben, quien con sus manos al viento, desborda por la derecha perfilándose siempre para clavar la estocada; todo su talento y un poco más serán necesarios para que los naranjas emulen la gesta del 1974.
Uruguay.- Lo conseguido por los charrúas hasta la fecha es mucho más de lo que podían esperar al principio del mundial, pasar su grupo (no el más difícil, pero si el más parejo del mundial) era el reto, lo consiguieron con honores, ganándolo, ya que Uruguay se dio cuenta de que cuando salen a ganar los partidos (Sudáfrica, México y Corea – cuando estuvieron empatados –, no así contra Francia) los ganan. Los carteles de la celeste son una delantera de ensueño con dos de los mejores francotiradores del fútbol europeo, Luis Suáres y Diego Forlán, si a esto le añadimos a Edinson Cavani y a una sarta de perros de presa encabezados por el indomable capitán Diego Lugano y el centrocampista Diego Pérez, Uruguay tiene motivos para ganarle a Ghana y meterse de lleno en esa palestra futbolística que tanto los echaba de menos desde 1970. Su talón de Aquiles el arquero Muslera, quien no parece estar a la altura de una fase final.
Ghana.- Fiel al estilo físico africano con momentos de gran calidad, pero con una estructura de equipo mucho más sólida que cualquier otro representativo africano, lo cual le ha permitido avanzar hasta cuartos de final sin su talismán Essien, igualando la gesta lograda por Camerún en 1990 y Senegal en 2002. Un triángulo de talentosos conformados por el fantasioso zurdo Andrew Ayew (hijo del legendario crack ghanés Abedi Ayew Pelé), el atrevido mediapunta Kevin Prince Boateng y el explosivo goleador Asamoah Gyan, le otorgan la potencia para hacer diferencia sumándole el poderío y solidez de su defensa, mediocampo y la agilidad felina de su arquero Kingson. Lamentablemente para las estrellas negras, Ayew no estará ante Uruguay por doble amonestación y Prince y Gyan están a la espera de recuperarse de sus respectivas lesiones, sin estos tres futbolistas el poderío de Ghana merma en demasía.
Alemania.- Observando el poco cartel de los jóvenes que llevaba Alemania a la cita mundialista y la lesión de su capitán Ballack, pocos habrían predicho que los teutones serían uno de los más serios aspirantes a la corona y uno de los equipos que con más convicción a llegado a 4tos. de final. En Mesut Özil se concentra el fútbol de los germanos, con Müller y Podolski por la bandas y el implacable ariete Klose en el área, apoyados por dos centrocampistas de raza como Khedira y Schewensteiger. En el equipo de revelaciones mundialistas, seguro que Alemania será el que más futbolistas coloque. La frescura y atrevimiento del equipo actual, y la histórica y apabullante mentalidad ganadora de Alemania son las cartas para ganarle a Argentina el duelo de titanes de 4tos. de final.
Argentina.- Con la confianza y aura que destila Maradona desde el banco, y con la pléyade de alternativas ofensivas con las que goza la albiceleste, Argentina ha ganado cuatro de cuatro siendo el equipo más goleador del campeonato; un partido aparece Higuaín, en otro Agüero, en otro Tevez; tienen un arsenal tan diverso como letal que es en lo que cimientan las posibilidades argentinas. Su defensa que no termina de consolidarse es el punto flojo que Alemania quiere aprovechar, ni Otamendi, ni De Michelis, ni Heinze son bastiones infranqueables, pero si bien Messi ha jugado muy bien, todavía no ha explotado, éste es el momento de hacerlo, si Lionel encuentra con sus gambetas la red, Argentina pasa a ser un favorito para llevárselo todo.
España.- El candidato máximo a la hora de empezar la Copa del Mundo, hoy se siente creciendo pese a que ya no deslumbra como hace un mes. España no ha ganado un sólo partido con absoluta convicción y resolución, dependen casi siempre de Villa para resolver, y Del Bosque se ve confundido en muchas ocasiones, aferrándose a su doble pivote y dejando en la banca inexplicablemente a Fabregas y Silva, más tomando en cuanta que entre sus mediocampistas puede sobrar el talento pero no el gol. España sigue teniendo en cuanto a nombre el mejor plantel del mundial (Pique´, Sergio Ramos, Iniesta, Xavi y tantos otros son jugadores superlativos) pero habrá que ver como hace Del Bosque que sus muchachos superen los escollos que se les presentan aunque a priori Paraguay no sería un rival demasiado complicado. Para aspirar a los máximo el entrenador deberá optimizar el rendimiento de sus jugadores que son mejores de lo que aparentan con la roja y conseguir encender al “niño” Torres para auxiliar a Villa de cara a puerta.
Paraguay.- El equipo más débil y menos ambicioso de los ocho cuartofinalistas, sólo ha marcado tres goles, pero sólo ha recibido uno. Los logros conseguidos sobrepasan las expectativas y siempre se recordará como un gran mundial de Paraguay. Su gran baza es la defensa y la solidez del conjunto, aunque uno esperaría mayor poderío ofensivo con delanteros de la talla de Cardozo, Santa Cruz, Valdés y Barrios, pero Martino la tiene clara, había que ganar imperiosamente un sólo partido, Eslovaquia, y lo ganó, no había que perder los otros, no los perdió, salió primero de su grupo y hasta ganó por penales a Japón. El estilo de lo justo necesario de Martino puede ser muy traicionero ante un rival como España, pero parece ser como entiende el técnico que puede seguir avanzando y haciendo historia, y hasta ahora los ceros en su arco y su pragmatismo in extremis le han dado la razón.