martes, febrero 09, 2010

Dos poemas


Al fondo

Al fondo de este poema hay una bomba

Una bomba recubierta de fino papel celofán

Plegado con cintas y moños de colores

Recubierto a su vez con hojas de plátano

Y guascas para que parezca un tamal

Falso tamal depositado en el mundo

De los paisajes y los mercados y las plazas

Las iglesias y las escalinatas que conducen

A los edificios soberanos de concreto y de cristal

Nadie diría que tanta placidez mal desperezada

Oculta un falso tamal, banal alimento, falso regalo

Dádiva engañosa para los que se contentan

Con vernos pasar por la ventana

Al fondo de este poema

Tras el paisaje y la sombra del rascacielos

Tras la vitrina donde se exhiben las mercancías

Hay una bomba que a simple vista parece un bombón

Pero todo tiene su truco, todo su envés

Y es que la tal bomba es vieja, una reliquia oxidada

Que ya no va a estallar. Sólo quiero que lo sepan

Que al fondo de este poema hay una bomba muerta

Una bomba soviética y herrumbrosa para más señas

Hermosa inútil

Obra de ingeniería

Concepto desnudo que enfría las manos

Electriza el pelo

Y aclara la vista.


Cosas

Llaves, puertas, ventanas y cuchillos
En ese orden
La llave rota
La puerta entrabierta
La nube que sale por la ventana
Y el cuchillo mudo en una esquina.


2 comentarios:

(Diego Loayza) Oneiros dijo...

El papel, plegado debidamente, destila una poción lechosa que puede ser mortal, afrodisiaca y/o curativa según variaciones infinitesimales en la dosificación.
Algunos prefieren ignorar ese dato y conformarse con el corte de la fina lámina en la yema de los dedos para ver emanar el líquido rojo. Otros, los más, se limitan a lamer el folio para aprovecharse de la transparencia en caso de eclipse parcial.
Los animales corren hacia el sur.

Juan Sebastián Cárdenas dijo...

Cholo, deberías reunir estos textículos que te salen así como sin querer y publicarlos. Me gustan mucho. Se parecen a los textos psicóticos de Ben Marcus.