Al fondo
Al fondo de este poema hay una bomba
Una bomba recubierta de fino papel celofán
Plegado con cintas y moños de colores
Recubierto a su vez con hojas de plátano
Y guascas para que parezca un tamal
Falso tamal depositado en el mundo
De los paisajes y los mercados y las plazas
Las iglesias y las escalinatas que conducen
A los edificios soberanos de concreto y de cristal
Nadie diría que tanta placidez mal desperezada
Oculta un falso tamal, banal alimento, falso regalo
Dádiva engañosa para los que se contentan
Con vernos pasar por la ventana
Al fondo de este poema
Tras el paisaje y la sombra del rascacielos
Tras la vitrina donde se exhiben las mercancías
Hay una bomba que a simple vista parece un bombón
Pero todo tiene su truco, todo su envés
Y es que la tal bomba es vieja, una reliquia oxidada
Que ya no va a estallar. Sólo quiero que lo sepan
Que al fondo de este poema hay una bomba muerta
Una bomba soviética y herrumbrosa para más señas
Hermosa inútil
Obra de ingeniería
Concepto desnudo que enfría las manos
Electriza el pelo
Y aclara la vista.
Llaves, puertas, ventanas y cuchillos
En ese orden
La llave rota
La puerta entrabierta
La nube que sale por la ventana
Y el cuchillo mudo en una esquina.
2 comentarios:
El papel, plegado debidamente, destila una poción lechosa que puede ser mortal, afrodisiaca y/o curativa según variaciones infinitesimales en la dosificación.
Algunos prefieren ignorar ese dato y conformarse con el corte de la fina lámina en la yema de los dedos para ver emanar el líquido rojo. Otros, los más, se limitan a lamer el folio para aprovecharse de la transparencia en caso de eclipse parcial.
Los animales corren hacia el sur.
Cholo, deberías reunir estos textículos que te salen así como sin querer y publicarlos. Me gustan mucho. Se parecen a los textos psicóticos de Ben Marcus.
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