jueves, febrero 08, 2007

Los sentidos fermentados de un poeta psicodélico


A los seis meses y fracción de su “último viaje” veo necesario hacer este pequeño, humilde y sincero escrito como fanático declarado de la banda Pink Floyd al fundador, ideólogo y emblema de la banda en sus primeros pasos … gracias Syd.

En la ciudad de Cambridge allá por el año 1946 nace una de las personalidades más influyentes de la música contemporánea, Keith Roger Barret (Syd para los amigos). Desde su infancia se vio con aptitudes artísticas y también depresivas a partir de la pérdida de su padre a la edad de 12 años. Ya estando en la secundaria conoce a Roger Waters y al poco tiempo a David Gilmour, el cual paradójicamente sería su reemplazo en la banda, cuando su presencia era insostenible. Waters admirado por la capacidad de composición tanto lírica como musical de Barret lo invita a unirse a su banda los Screaming Abdabs formada básicamente por los músicos que luego conformarían Pink Floyd, nombre ideado por Barret a partir de la fusión de los nombres de dos de sus músicos favoritos: Pink Anderson y Floyd Council.

Veo imperioso hacer una pequeña descripción de su vida y de su obra musical ya que muchas personas que han escuchado y gustan de la banda no tienen idea de la existencia de un icono en la música de Pink Floyd anterior a David Gilmour y coetáneo a Roger Waters.

En 1967 sale a la luz uno de los primeros y mejores discos psicodélicos en Gran Bretaña The piper at the gates of Dawn que es, sin duda, un adelantado a su tiempo, un álbum emblemático que precedió a bandas como Jethro Tull, Yes o King Crimson. De repente es que irrumpe en el mercado el primer sencillo del disco: Astronomy Domine, acaparando fanáticos para la banda casi de inmediato. Un sonido totalmente vanguardista que mezclaba el uso de guitarras bastante rockanrroleras que utilizan mucho a lo largo de la canción escalas sostenidas, un bajo firme marcando tiempos y a la vez la batería entrando muchas veces a destiempo (originalmente así pensada) todo esto acompañado de extraños sonidos creados por sintetizadores y las voces cantando que crean cierta sensación de inseguridad y hasta miedo mezclado, obviamente, con un regocijo musical indescriptible. En cuanto a la letra, se interpreta el baile cósmico propio de un poeta de la psicodelia entumecido por alicientes que poco a poco fermentaban sus sentidos pero no su creatividad.

Es así que The Piper at the gates of Dawn acompañado de nuevos sencillos como Interstellar overdrive, The gnome o Bike que mantuvieron al disco en franco camino ascendente, lo convierte en una obra que no nos podemos dar el lujo de NO escuchar, por eso los insto a comprarlo, quemarlo, robarlo, descargarlo, etc. … siempre y cuando lo escuchen.

En este punto es que una banda como Pink Floyd empezaba de la mejor forma una carrera enorme en cuanto a cantidad y sobre todo calidad de sus producciones y, tristemente, empezaba también el aciago camino que decidió recorrer Syd.

A los dos años de haber formado a Pink y con un disco consolidando su imagen como banda seria, pionera y a la vez totalmente “experimental” Syd Barret ya estaba demasiado metido en drogas elaboradas, sobre todo LSD, y esto repercutía en las presentaciones en vivo de la banda. Esto derivó en que, a pesar del intento de los otros miembros de Pink para poder sobrellevar la adicción de Syd, salga del grupo lo cual le creó severas depresiones que mezcladas con las interminables jornadas de LSD terminaron por recluirlo casi hasta el ermitañismo.

Entre su separación de la banda entre 1969 y 1974, Barret grabó discos en su mayoría producidos por David Gilmour (amigo y colega) los cuales, sin embargo no tuvieron mucha repercusión fuera de la isla. Puesto que grabó su último trabajo como solista a petición casi súplica de grandes de la música como David Bowie y el mismo Gilmour, y tras un nuevo disco de no tan gran aceptación es que decide recluirse en la casa de su madre y pasar casi cuatro lustros en el anonimato total. En este tiempo es en que debe pelear contra fantasmas internos y externos que lo atormentan día a día en mayor medida desgarrando para siempre al maravilloso genio que una vez yacía en ese cuerpo. Para 1989 era el lúgubre engendro producto del LSD puesto que sufría de una esquizofrenia que iba en aumento y había perdido la memoria (aparte de la razón, si es que alguna vez la tuvo) puesto que no recordaba ni a Pink Floyd, ni a sus viejos amigos y coadjutores de la banda. Permaneció en el anonimato desde entonces hasta que en 2006 el diamante loco decidió brillar en otra vida.

Uno podría acusar a los Pink Floyd de haberlo abandonado en su fragoso camino a la muerte. Mas no es así, puesto que desde su separación de la banda incluyeron composiciones suyas en discos posteriores (A saucerful of secrets y Animals) para después componer todo un disco tributo a un gran amigo y músico: Wish you were here en cuya grabación Syd hizo fantasmagóricas apariciones (por el estado en que se encontraba) y dio lugar a la famosa escena de la película The Wall donde el protagonista se rasura los pelos de todo el cuerpo. Esta película también refleja una de las más grandes carencias de Syd durante su niñez, una figura paternal; lo cual, sumado a tantos delirios, miedos y crisis existenciales terminaron con el músico a muy corta edad. El mencionado disco es un tributo genial a un genio … no se me ocurre una descripción más acertada para este LP conformado por cinco temas que comienza con Shine on your crazy diamond una canción que busca describir mediante la analogía la brillantez de Syd. Es un disco interesantísimo de principio a fin, sin embargo el mensaje más claro y el sentimiento más puro de éste como un tributo es Wish you were here, una canción hermosa que, como alguien me dijo una vez, se la puedes dedicar a quien quieras (pese al título, no es una canción de amor, valga la aclaración para esos que: ¡todavía no la tienen clara cabrones!) y me gustaría citar la última estrofa de la canción que menciona almas perdidas, caminos acostumbrados y miedos eternos… como para no empatizar, ¿no?.

How I wish, how I wish you were here
We´re just two lost souls swimming in a fish bowl

Year after year running over the same old grounds what have we found?
Same old fears… Wish you were here


Así fue la fugaz deambulación de un genio olvidado por muchos, añorado por todos por el impasible y perenne paso de la vida misma.

Urtika


Escuchar: Astronomy Domine, "The piper at the gates of Dawn", Pink Floyd


Escuchar: Interstellar Overdrive, "The piper at the gates of Dawn", Pink Floyd

1 comentarios:

Rosenrod dijo...

Un auténtico genio, un auténtico Diamante Loco.

Un millón de gracias por este post!