Después del
desaguisado futbolístico que presentó Brasil para eliminar, con el jesús en la
boca –como sentenciaban antaño las abuelas-, a Chile, Colombia vino a honrar al
deporte y con una impecable actuación definida con dos brillantísimas joyas,
eliminó a Uruguay y se encaramó a cuartos de final bañados de merecida
felicidad e ilusión.
Las joyas
fueron hechura de, primero, James Rodríguez que entre cinco uruguayos controló
con el pecho exquisitamente, para disparar un zurdazo con potencia y efecto, y
clavarla en las redes ante el inmenso pero inútil esfuerzo de Muslera. La
segunda fue una maravillosa jugada colectiva que cambio de banda dos veces para
que Cuadrado con la cabeza deje servido el balón para que el mismo James lo
empuje y se suba a la cima de los goleadores del mundial.
Colombia tiene
puntuación perfecta, cuatro jugados y cuatro ganados, pero a diferencia de por
ejemplo Argentina o Bélgica (otros equipos con puntaje perfecto), muestra una
solidez futbolística mayor, victorias más merecidas y convincentes, además de
un atrevimiento y una estructura futbolística que no sólo depende del talento y
la inspiración individual, aunque cuenta con cantidad de estas dos últimas.
La candidatura
colombiana viene avalada por un infranqueable Ospina que ofrece seguridad
máxima a todos sus compañeros; el liderazgo y solidez de un veterano capitán
como Yepes, a quienes muchos ya habían retirado del fútbol antes de empezar el
mundial, y hoy es uno de los mejores zagueros del torneo; tener en el medio dos
mediocentros como Aguilar y Sánchez que cumplen siempre y otorgan equilibrio al
funcionamiento; contar con un par de laterales tremendos como son Zúñiga y
Armero que no tienen miedo de meterse hasta la cocina del rival con velocidad y
tremenda osadía; y por último gozar de dos de los mejores jugadores del
mundial, Juan Cuadrado el formidable extremo derecho, que con habilidad,
desparpajo y precisión hace de las suyas ante cualquier rival que se le ponga
enfrente (hoy por ejemplo Álvaro Pereira ya lo había tenido que derribar tres
veces en cuatro minutos), y James Rodríguez, hasta la fecha y de forma
subjetiva y objetiva el mejor jugador del mundial (el ranking Castrol lo situó
como el mejor jugador de la primera fase y con semejante recital hoy, no creo
que eso vaya a cambiar sino para mayor).
Muchos
argumentos que esperanzan y embelesan a un país, a un continente y al universo
futbolero que día a día se ve más seducido por los desbordes de Cuadrado, por
la magistral zurda de James y por lo dicho antes. Don José Pekerman, a
diferencia de Colombia, ya estuvo hace 8 años en cuartos de final con Argentina,
esperemos que los aprendizajes de aquel entonces sirvan para estar impecables
en esa enorme cita con el destino allá en las tierras de Fortaleza.
Sobre Uruguay
y en particular sobre Suárez tres apuntes: a) El que más hizo para eliminar a
Uruguay, con perdón de Cuadrado y James, fue el mismo Suárez que de forma
injustificable mordió a Chiellini, dejando mermadas casi todas las
posibilidades de su país en rememorar el “Maracanazo” de otrora. b) Lo de la
FIFA es obsceno, la sanción (cuya aplicación era a todas luces imperativa) es
absolutamente desmesurada y ausente de criterios ecuánimes: 9 partidos
internacionales (aproximadamente un año de competición, se perderá con casi
toda seguridad la Copa América de 2015) y 4 meses fuera del fútbol, por lo
bizarro que es morder. Leonardo y De Rossi por criminales codazos que pusieron
en riesgo la vida de Ramos y McBride en el ´94 y ´06 respectivamente,
recibieron 4 partidos de suspensión. Lo que explicita que la gravedad de la
lesión propiciada no tiene nada que ver con las sanciones otorgadas, y es mejor
que sea el árbitro el que te expulse, así la FIFA no usa su atroz juicio
mediático para sancionar al futbolista. La mordida fue grotesca y repugnante,
pero Chiellini afortunadamente está sano y salvo, o sea que cuenta más lo
antiestético y estrambótico del comportamiento para ser sancionado que la brutalidad
para lesionar al colega. Lo único más grotesco del mundial que el bocado de
Suárez es la institución presidida por Blatter, por este episodio y por
incontables cosas más. c) Suárez es un jugador fascinante, pero lo imprevisible
de su conducta daña de forma inopinada toda la planificación que sus equipos
puedan realizar, además de herir y perjudicar por sobre todas las cosas a él
mismo, que parece ser el peor enemigo que Luisito ostenta. Ojalá, por el bien
del él y del fútbol, que Dr. Jekyll pueda vencer de una buena vez la batalla
ante Mr. Hyde.
Publicado en Página Siete
Publicado en Página Siete
1 comentarios:
Juan Cuadrado es un jugadorazo en todo sentido, con los pies muy en la tierra. Me parece que es uno de los ejes basicos del excelente cuadro colombiano.
En cuanto a Suarez, un gran jugador y amargo de genio, cayo victima de la carronera filosofia que los italianos tienen del futbol. A Zidane lo enloquecieron con insultos y estallo. Los italianos sabian de la hilacha debil de Suarez, y la reventaron. El calccio italiano es deplorable.
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