La primera semifinal de la Champions League 2014-15 nos dejó un sabor a poco después de 90 minutos que tuvieron un único equipo, el Atlético, con intenciones de plantear fútbol, mientras el rival, Chelsea, apeló una mezcla entre el Pink Floyd más Roger Waters con la República Democrática Alemana versión 1962, "The Wall" meets "El Muro (en este caso no de Berlín, sino de Stanford Bridge). Dicha fórmula le salió rentable a un Mourinho, que día a día va diluyendo su leyenda a plan de racanería, malcriadez y tristes artimañas (perder tiempo . Mourinho entiende el juego como pocos, pero prefiere que el personaje se trague al director técnico, y con eso deja plasmada un aura de grosería fuera de la cancha y una falta de ambición y carisma futbolístico en la cancha que ofrece síntomas alarmantes, no porque esté en una semi de champions (lo cual es un mérito indudable), sino porque Chelsea gastó la friolera suma de 130 millones de euros en transferencias y deja pasar un partido entero sin percatarse de que al frente hay un arco contrario el cual es susceptible de ser vulnerado.
El Atlético fue el único equipo con aspiraciones, puso su habitual entrega e intensidad, apostó por un triunfo que mereció, pero no estuvo fino, justamente los que mueven los hilos, los titiriteros futbolísticos del colchonero, estuvieron en una noche opaca, a Koke y a Gabi les falto la finura habitual y a eso se sumó una muy desafortunada performance de Raúl García, quien tuvo las mejores chances del lance, y una poco inspirada noche de Diego Costa, circunstancias que le restaron a los madrileños sus posibilidades de triunfo.
Terry, Cahill y David Luiz, delante de ellos, se cansaron de rechazar los innumerables centros que tiro el Atlético a la olla. Cuando ingresó Arda Turán, los locales consiguieron una dosis de inventiva que les había faltado en dos tercios del partido, y así estuvieron más cerca de alcanzar un triunfo merecido, pese a las escasas posibilidades de gol que resolvió un acertado Schwarzer, reemplazante del lesionado Peter Cech en el arco de los blues.
Queda una eliminatoria abierta con un Chelsea favorito, únicamente por la localía, ya que lo que viene demostrando no augura victorias calaras ni resonantes. La larguísima racha de Mourinho sin perder en casa en la Premier League se derrumbó el fin de semana ante el Sunderland, último de la competición y con eso casi se despidió del título. El Chelsea es vulnerable y su ataque es muy blando, un gol de Atlético en Stanford Bridge lo pondría en una situación inmejorable para clasificar. Mourinho pondrá sus velas a que sane Eden Hazard, el único jugador excepcional con el que cuenta hoy Chelsea y que estuvo ausente en el Vicente Calderón.
La obligación de ganar para el Chelsea y el de anotar para el Atlético nos ofrecerá una vuelta con más fútbol que este desteñido partido de ida, donde se juntaron el hambre y la falta de ganas de comer, esta última, la triste idiosincrasia actual de un Mourinho que no solo adolece de respeto por nadie, sino que parece haber perdido hasta el respeto y la consideración por su propia leyenda. El tiempo ya lo dirá.
2 comentarios:
Un Atlético voluntarioso y que demostró quién era el equipo de casa, se terminó estrellando contra ese fútbol que el propio Mourinho calificó hace muy poco tiempo de fútbol del siglo XIX, cuando fue su equipo el que lo sufrió en la Premier, como muy bien le han recordado los periodistas ingleses. El Chelsea hizo un fútbol impropio de un aspirante a ganar la Champions.
Dicho esto, terminará en la final con un gol absurdo, más antifútbol y lo mismo hasta termina ganando la competición de la misma forma y ahí el fútbol habrá retrocedido hasta las cavernas.
Alfredo, lo que dices es más que probable. Te imaginas "el fútbol del siglo xxi", el horror. Pero bueno, ojalá haya buenos augurios que se cumplan y que el Guaje Villa gaste esa bala de platino que tiene en la recamara todavía. Un abrazo.
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