lunes, abril 09, 2007

Fútbol y política: algunas lecciones para los creadores de la militancia absurda



“…suspiro de la criatura desdichada, alma de un mundo sin corazón, espíritu de una época privada de espíritu, opio del pueblo.”

Karl Marx, Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel.

La última vez que dos parlamentarios italianos se agarraron a golpes fue a causa del fútbol. En 1998, dos diputados se enfrentaron por un penal no pitado a Ronaldo, uno de ellos afirmaba que el partido debía volverse a jugar con árbitros extranjeros, el otro se indignó por esta aseveración y llegaron a los golpes. Ahora que Bush, el criminal hijo de criminal, sigue incólume en el poder después de destrozar hombres, mujeres y niños parados encima de petróleo, vale acordarse de Irak. Después de iniciada la ofensiva imperial contra ese país, dirigida por Bush y sus secuaces, la hinchada del club argentino Chacarita Juniors coreó largamente el nombre de Sadam Hussein durante los cánticos de apoyo a su equipo; los hinchas de Huracán pusieron banderas apoyando a Sadam, en una se podía leer claramente “Dear Bush, fuck you”.


Ejemplos como éstos, donde la relación entre el fútbol y la política se hace patente, hay miles: la utilización de la Selección Nacional por parte de Mussolini, Videla o Bodaberry o el enfrentamiento de las naciones españolas al sometimiento de Franco (un Aznar antiguo) a través del Atlethic, a través del Barcelona, a través del Celta de Vigo. En base a las opiniones acerca del fútbol, se podría esquematizar la relación entre este juego y la política en base a una dicotomía esencial: el fútbol como "opio del pueblo" versus el fútbol como "espacio de libertad".


La primera postura entiende al fútbol como un fenómeno que va perdiendo su faceta lúdica y se va transformando en un producto de la cosificación, siguiendo la dominación de un Estado determinado. Así, el fútbol es un espacio más de dominación que aliena al individuo y mantiene los vicios del espectro político de turno. La segunda manera de entender al fútbol plantea que a través de este fenómeno se anulan todas las diferencias sociales y se construye un espacio de libertad regido por la democracia y la unidad. Es interesante observar que esta dicotomía sigue una larga tradición sociológica en tanto reflexión acerca de la dominación y la libertad, por ejemplo: Weber y sus preocupaciones en torno a los espacios de libertad en una sociedad cada vez más racional o Durkheim y sus preocupaciones en torno a la capacidad de vivir juntos en una sociedad cada vez más diferenciada


Sin embargo, creemos que esos diferentes bandos donde se alinean los amantes o detractores del fútbol encierran el fenómeno en una mirada reduccionista y sesgada. El fútbol es tanto opio del pueblo como espacio de libertad pero también es mucho más que eso. El fútbol es un prisma que refleja las pulsiones de la sociedad, un hecho social total que permite mirarnos descarnadamente, un espejo que muestra nuestras condiciones profundas, un ojo de cerradura que permite entendernos desde un lugar jodido y privilegiado. Ver a este hermoso juego desde el opio del pueblo o la libertad absoluta sólo es una burda manera de quitarle su magia, su delirio y, principalmente, su capacidad para expresar relaciones y formas sociales profundas que encuentran su canal privilegiado a través de los sentimientos que causan veintidós jugadores corriendo detrás de una pelota.


Pero vayamos un poco más allá, veamos un par de casos donde el fútbol logró lo que muchos burdos “dirigentes de masas” no lograron nunca. Fútbol, política, canalización, identificación, redención. En la lucha contra Francia, una de las más eficaces formas de conseguir adeptos por parte del ejercito de liberación argelino era en base a la organización de campeonatos de este deporte donde surgían militantes con una “conciencia de clase” mucho más profunda y solidaria a partir del sacrificio colectivo que entraña una cancha de fútbol; las mujeres iraníes consiguieron grandes avances en su lucha por la emancipación y escaparon un poco de la terrible dominación sexual masculina gracias a la exigencia de ver los partidos de fútbol los domingos; esa necesidad social, esas ansias de emoción y esperanza hicieron que los dominadores tuvieran que ceder un poco en el sometimiento que expurgan sobre ellas (esto se perfila más interesante aún debido a que mucha gente considera a este juego como un atributo exclusivo del mundo masculino). Althusser, Harnecker y todo el resto de dogmáticos panfletarios que sólo perjudicaron a Marx pueden seguir manteniendo su indecencia y derrota, el fútbol hizo, aunque sea por un momento, lo que ellos no pudieron hacer ni siquiera una vez en la vida.

Terminemos con Braceli, con un ejemplo de cómo el fútbol alienta esperanza y canaliza el difícil tránsito por estas sociedades contemporáneas: “Por el fútbol sabemos que nuestro optimismo es una simpática forma de inmadurez. Que cuando decimos que estamos tocando fondo, somos recurrentemente optimistas. Porque cancelamos alegremente toda posibilidad de algo peor. Y esa negación nos lleva siempre a un fondo que queda más abajo”. Por todo, gracias fútbol.

12 comentarios:

(Diego Loayza) Oneiros dijo...

Super artículo, hacía falta fobal en el lar... pero insisto: hablen de Romario carajo!

Ali Baba dijo...

hola
puedo linkear su blog?
lei lo escrito sobre la paz y sobre syd barret, que triste

se puede?

(Diego Loayza) Oneiros dijo...

Ali Baba, encantados los cubiteleros de poner al lar entre sus links.
Visto bueno, gracias.

Anónimo dijo...

Como lo mencionas el futbol es un espejo que refleja estados anímicos individuales y sociales, razón por la cual se ven continuamente hechos de violencia y de alegrías profundas en las canchas, pero el espejo no hace más que reflejar y poner en evidencia lo que las personas traemos en el alma. El fútbol no es la causa de la violencia sino un espacio donde lastimosamente a veces esta se manfiesta.

Gran artículo Mario nos vemos.

Fernando Biadós

Mario Murillo Aliaga dijo...

Gracias por los comentarios, Cholo y Ferny. El motivo del artículo era volver a instalar la temática del fútbol en el blog e intentar, aunque sea timidamente, mostrar las profundidades de un fenomeno que es más que un juego.

Estoy totalmente de acuerdo con lo que Ferny dice acerca de la violencia y su relación con el fútbol.

Saludos,

Mario.

Anónimo dijo...

mario es un articulo bueno y interesante , animo
saludos

Anónimo dijo...

Supongo que el fútbol es tan utilizado por la política, porque es la más clara representación del más circo y más pan. Y además si se utiliza correctamente puede apelar a los instintos con facilidad...

Rosenrod dijo...

Estupendo artículo; y esa cita final es simplemente genial.

Un saludo!

Anónimo dijo...

Explorar el fútbol en proyección política es ahondar en una de las vertientes lúdicas más sabrosas y a la vez más vertiginosas que instaura el juego. El fútbol en proyección política abre una dimensión tan inquietante que hay que saber vislumbrar sus límites para degustarlo en la exquisitez que ostenta. En tu texto los límites resaltan a primera vista: se trata de una exploración que intenta hilar fino (a pesar de la brevedad del texto) sobre esa compleja relación que desde hace tiempo instauras en tu mirada futbolera: el vinculo entre las tradiciones de pensamiento sociológico (sobre todo la afluente marxista, junto con las redes que configuran) y los portentos de ese objeto inasible que es el fútbol. Uno de los nudos que concentran tu obsesión sociológica-futbolera se encuentran en oraciones como estas: “El fútbol es un prisma que refleja pulsiones de la sociedad, un hecho social total que permite mirarnos descarnadamente, un espejo que muestra nuestras condiciones profundas, un ojo de cerradura...” Y así hasta el final del párrafo. Sin embargo, quiero plantear, muy brevemente y en unas cuantas oraciones, algunos vínculos futboleros entre el fútbol y política pero en un plano mucho, muchísimo más doméstico; en otras palabras hablar del fútbol, desde la cocina y no desde la biblioteca de sociólogo.
Creo que hablar desde la cocina es interesante en tanto que uno además de saborear los distintos sazones, sale, generalmente, de la cocina impregnado de olores domésticos: ajos, cebollas, frituras, hervidos.
Empecemos... No me parece poco despertar (hoy domingo) y desayunar la noticia del DR. Mauro en la cárcel de San Pedro, abandonado de todo su viejo séquito (ortuños, morales y otra patota de mercenarios que lucran del fútbol y de su exhibición mediática). ¿Qué hecho político-futbolero se encuentra detrás de este hecho? El más simple y definitivo de todos: el fútbol acá, en Madrid, en Buenos Aires y otros lares tiene un manejo Monárquico, el presidente es un vulgar-pseudo Rey que gasta el 90 por ciento de los ingresos del club en “pagar” sueldos, en divagar en mediocres proyectos efímeros que se los lleva el viento del resultadismo y en enfrentar negligentemente causas jurídicas por atropellos laborales. Sin embargo, estos monarcas que hacen del fútbol un mero ejercicio mediocre de la política terminan como termina Cuellar. Y ahí no sólo debería estar éste viejo funcionario de la dictadura banzerista, la lista de mediocres burócratas es muy, muy larga. Basta ver en los deportivos de la noche a la magna y ostentosísima cumbre del fútbol boliviano en Santa Cruz. Allí en patota, bordeando una elegante mesa redonda se encuentra la cúpula dirigencial (o los dueños) del fútbol boliviano. ¿Qué derivará de ella? Seguramente se democratizarán algunas claves para succionar réditos de la burocracia del fútbol, por ejemplo, cómo redactar los contratos a corto, mediano y largo plazo; cómo atar a los futbolistas con talento (como el caso Pachi, el derecho de formación de los clubes es el nuevo botín de oro). En fin de eso se trata… De construir una trama donde todos estén de acuerdo que el fútbol es el mejor espacio para generar instrumentos jurídicos de poder, para acumular un importante patrimonio tanto económico como mediático. El Señor Chávez, nuevamente en posición adelantada, una vez más se llenará la boca con discursos de una retórica inútil: que las divisiones inferiores son fundamentales, de que se debe fomentar una estructura coherente y armoniosa entre el fútbol de asociación y el profesional, que el fútbol debe volver a cada uno de los barrios del país, que se debe exigir a los municipios la construcción de predios deportivos. Es decir, todos esos lugares comunes con los que la elite dirigencial deportiva de este país se expone TODOS los días y a cada instante a los medios. Preguntarás, ¿qué hecho político se encuentra en este hábito de pelotudas cumbres futboleras, de dirigentes monárquicos que por nefastas gestiones y no por casualidad inocente reciben el desayuno en la enfermería de la cárcel de San Pedro? En un hecho muy simple: el poder es antes que una propiedad, una estrategia [Lo dice Foucault, se copia Deleuze y lo ejercen los políticos]. Bajo este esquema mínimo el fútbol es una perfecta estrategia para rondar el poder, para adjudicárselo, o para ser su inquilino; pero por todos los medios posibles estar cerca del fútbol, es estar cerca del poder. Algunos hábiles maniobran el fútbol con una eficacia tan admirable que cosechan vetas de poder. Sin embargo, maniobran fuera de la cancha y no precisamente con la pelota, sino con la camiseta. En este modo de hacer política con el fútbol adquieren fastuosos espacios de poder, ya sea en los clubes, en la liga, en la federación, en la confederación, incluso en la misma FIFA, también en los medios, en los parlamentos, en sillas de gobernación, etc. Para demostrar este esquema hay varios ejemplos, entre locales e internacionales. Los locales, el “gran capitán” (¿?) de la historia celeste: PICHIcho Borja (inútil parlamentario mirista, en una de las peores gestiones de la historia del congreso boliviano 2002-2005. En las elecciones presidenciales de diciembre de 2005 se inscribió en dos tiendas políticas (PODEMOS – UN) para participar en la elección de diputados uninominales. Por la vergüenza renunció a las dos candidaturas (por cuestiones de tiempo no cuento los detalles, los intereses de su renuncia). Seguimos con los ejemplos locales: el miserable presidente Pacheco del Tigre, luego de haber sido Ministro de Trabajo del Tuto, saltó a la silla dirigencial del Tigre, ¿por qué? La exhibición mediática que gira en torno al fútbol no tiene punto de comparación. Desde ahí, fútbol mediante, este sujeto ejerce poder. Otro casito, el señor Yañez (mirista como el Pichicho), presidente de la liga (1995-2002), presidente de la cámara de diputados, dueño de la nefasta Ley Yañez (que por política, por mamarracha y por demagógica no se la ejerce). Este hombrecito cosechó jugoso rédito político, ya lo veremos pronto rondando el olor a podrido de su club. Y hay otros ejemplos, pero como dice Sumo: mejor no hablar de ciertas cosas.
Ejemplos de afuera: Mauricio Macri llegó a Boca e inmediatamente empezó a desear un curul de diputado al que fácilmente accedió, luego voló más alto esperando llegar a ser senador, pero descrubrió que lo que siempre quiso (gracias al fútbol) es la gobernación de Buenos Aires, ahora está detrás de ese afán. Está demás decir que fue el fútbol, exclusivamente el fútbol el que medió con esos sus deseos de poder. Y la lista es larga pero ya se acerca el clásico argentino, así que ahora vuelo… No es casual que la plataforma ideal para exhibir el escudo de la Autonomía cruceña sea el centro de la cancha del Tahuichi Aguilera… No es casual que el presidente de la Liga de ex-periodista presentador de bloopers pase, gracias al fútbol, a proyectarse como futuro burócrata en la alcaldía o la prefectura. Y los ejemplos abundan y el tiempo pasa y el partido se acerca… Dejo en el tintero el afán del Presidente Morales por jugar el fútbol y otros detalles.
Un abrazo fuerte, Mario…

Mario Murillo Aliaga dijo...

Muchas gracias por los comentarios. Quiero referirme a uno en especial. Cristian, creo que tu texto, "desde la cocina" (sinónimo de "desde la pasión, la emoción, la identidad verdadera"), toca temas absolutamente interesantes y que complementan lúcidamente el texto. Las abstracciones que yo planteo encuentran sus verdaderas propiedades a través de tus palabras. Tu comentario es un privilegio, un ejercicio mezclado de erudición y pasión futbolera, como siempre.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Muy buen articulo mario, felicitaciones

Alexis dijo...

Hola mira es un buen articulo...
No termine de leer el comentario de desde la cocina...

Lo que si no comparto lo que decis sobre althusser (va de su vida concreta politica no se mucho) pero yo no saco de sus textos lo que vos decis...

Yo creo que althusser si bien diria que es un sistema de ideolgia, como todo hay dentro tambien hay una disputa...
(Como en la escuela no? ) No se tu caso, yo personalmente voy a la UNIVERsidad de Buenos Aires, todo lo que aprendi sobre este tema, Incluso el nombre de althusser, lo aprendi hay. Eso significa que si bien es un lugar donde te lavan la cabeza hay profesores "copados" QUE TE enseñan otras cosas, y hay se da una lucha...
Resumiendo creo que althusser llegaria a las mismas conclusiones que vos...
En fin... esta bueno el articulo, creo que es importante saber quien mueve que en la cancha... Es como todo... Yo lo vreo muy analogable con una marcha...
Una marcha (masiva de personas) puede servir tanto para apoyar a hitler, como para sacar a musollini

Lo ultimo te recomiendo este cuento:
http://nadaquenocrezcaenestefrio.blogspot.com/2007/05/match-del-infierno-fontanarosa.html