Sin diferentes ni diferencias (3-7-2011*)
Llevamos tres días de Copa América y parece que ya queda poca cabida para sorpresas. Bolivia dio un campanazo en la inauguración ante Argentina y ahora Venezuela le empata a Brasil sin demasiados sobresaltos. Más que los empates, sorprende que ni Brasil, ni Argentina mostraron una superioridad que haga ver los resultados finales como injustos, esto sin restarles ningún mérito a Venezuela ni a Bolivia que, con orden táctico, denuedo, esfuerzo y un poco de atrevimiento, merecieron lo que consiguieron.
Ya apuntábamos en el pasado Mundial, que en los últimos lustros el fútbol va alcanzando una nivelación sorprendente porque en los tres cimientos que lo fundamentan -lo táctico, lo físico y lo técnico- ya no existen superioridades evidentes ni en lo táctico, ni en lo físico, por lo que es decisivo hacer diferencia a través de la única vertiente en la cual todavía existen grandes distancias, lo técnico o el talento que ostentan los jugadores. El equiparamiento apuntado sigue siendo palpable en el inicio del sudamericano, pero lo que huelga por su ausencia es el tercer pilar basado en el desequilibrio que puedan producir la calidad técnica de los Messi y Tevez, o en el caso de Brasil los Neymar y Robinho.
Brasil arrancó el partido para ejercer su mayor caudal técnico y plasmarlo en el marcador; pudo hacerlo en tres jugadas, un remate al palo de Pato, una salvada providencial del zaguero Vizcarrondo y otro remate de Pato que controló seguro Vega. Brasil insinuaba sobre todo a través del trajín y buen pie de Dani Alves, pero en el segundo tiempo tanta era la proyección del lateral, que Venezuela fue creyendo en que podía adelantar filas y generar algún peligro y, fue por la banda de Alves con Arano y la potencia de Rondón, que Venezuela empezó a equilibrar la tenencia de la pelota, las situaciones en los arcos y por ende el trámite del partido. Brasil perdió convicción, perdió llegada y perdió a Pato que en el segundo tiempo fue una sombra de lo que fuera el delantero más peligroso de la primera parte. Neymar, Robinho y Ganso, los talentosos, fueron tan intrascendentes durante todo el encuentro que se consumó la segunda sorpresa mayúscula en tres partidos. Muy bien por los equipos trabajadores, enorme la deuda de los equipos grandes y de sus jugadores diferentes.
* Publicados en el diario Página 7 de la ciudad de La Paz, en las fecha señaladas
3 comentarios:
Dirigente del futbol mundial, felicidades por el articulo post game.
Estoy de acuerdo que los Morenos (Dayro, Marcelo) tienen mala punteria. Se está volviendo típico que el colombiano este pensando en el festejo antes de congretar el objetivo, les paso en canotaje hace 6 meses y se les fue el campeonato.
El cambio de Gago fue quemar tiempo y hombre, Pastore is ready!. Diganle a Lavezzi que no es atletismo y que levante la cabeza y hasta para eso el colombiano tiene superioridad, un estado físico envidiable.
Por qué los silvidos? Maradó, Maradó? Y el apoyo incondicional? Jugar en cancha con tu afición a veces es contraproducente? De jugador #12 se te vuelve uno encontra. Tevez dijo “Los silbidos duelen”.
Batista tiene fé, igual que yo. A pesar de este momento la Argentina se morfará a los ticos (sub22 +2 27’s). Serán las primeras victimas de un equipo que no es equipo y por ahora solamente hombres aturdidos.
La única palabra que me estremece y es la favorita del periodismo latinoamerciano es “fracaso”. La utilizan en todos los artículos. Pareciera que son una especie de jueces onmipotentes que te pueden sentenciar deliveradamente, la escupen a diestra y siniestra.
saludos futboleros
Saludos cubiteleros veloces
chiton
Chitoens, excelente análisis coincido en todo menos en toda la fe a Batista, que no quiere decir que Argentina no vaya a ganar la competición, pero no creo que se aun conductor al nivel de lo que requiere ese seleccionado.
Sobre lo de la 12, hace mucho tiempo que en la Argentina el público local es muy contraproducente, ver por ejemplo a River. Las puteadas opacan en la mayoría de los casos a los aplausos y como dice Tevez, eso duele.
Y sobre el tema del "fracaso", ellos largan la palabra con la velocidad con la que Fermín se manda un análisis: a los 45 segundos de juego (no bueno, no tan rápido, pero con 2 partidos en el haber).
Te mando un fuerte abrazo cubitelero y seguimos hablando de fútbol.
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