“Hunger” es el filme debut del británico Steve McQueen, quien en una entrevista mencionó que allá entonces por 1981 cuando tenía unos 12 años tres eventos marcaron indeleblemente su retina: los disturbios de Brixton, el triunfo del Tottenham en la FA Cup, y la huelga de hambre de Bobby Sands, quien fue comandante y preso político perteneciente al I.R.A. (Irish Republican Army), el cual es el personaje principal de la película.
“Hunger”, es una exploración fílmica en tres actos muy definidos de una prisión en Irlanda del Norte en 1981 donde los reclusos son prisioneros políticos del I.R.A. El primer acto discurre en una descripción de los hábitos y condiciones en las que vivían los convictos, la segunda es una sola secuencia del diálogo entre Bobby Sands y su párroco, donde el primero aclara la decisión de realizar una huelga de hambre hasta las últimas consecuencias, y por última el tercer acto muestra las consecuencias de dicha acción.
El filme es sumamente vívido, radical y visceral; por la trama que aborda y el entorno que exhibe es imposible no presentar una cinta cargada de sordidez. El realizador pese a empatizar con los reclusos logra gambetear el maniqueísmo, mostrando retazos de humanidad por parte de los guardias y el terror y brutalidad de la que ellos también era presas. La descripción del trato en la cárcel bordea lo infrahumano, en lo que uno observa el inmenso tesón y convicción de los conscriptos para aguantar los vejámenes más violentos y escatológicos, con la finalidad de luchar por sus demandas y sus derechos que se enmarcan en sus creencias básicas por lo que entre otras demandas se niegan a utilizar ropa de un preso convencional, dado que no se consideran criminales bajo ningún concepto sino presos políticos. El alegato mas que satanizar al funcionario policial, es una ácida e imperdonable crítica al despiadado y deshumanizado mandato de la odiosa Thatcher en Gran Bretaña que empezó el año 1979, como a cualquier otro régimen anterior o actual haga gala de la tortura y de la degradación de los derechos humanos como método sobre sus presos.
El epicentro del filme y una de las mejores secuencias vistas en años, es el diálogo entre Bobby Sands y su sacerdote de confianza. Casi la totalidad de la secuencia (de mas de 20 minutos) es un plano fijo, donde todo se centra en una conversación plagada de intensidad, matices, complicidades, lecturas entre líneas, convicciones morales, memorias y una pasión, sentimiento y compasión brutal de parte de ambos individuos, cada uno con una poderosa y convencida postura, pero en frontal disidencia. El virtuosismo de los guionista (el mismo McQuenn y la dramaturga irlandesa Enda Walsh), sumada al talento y precisión de los actores Michael Fassbender (Sands) y Rory Mullen (el cura), provocan un estremecimiento a través de la forma en que ambos desnudan sus almas a través de las líneas, haciendo de la escena un monumento a la autenticidad, y valga la redundancia a la pasión, convicción y ahínco del ser humano en su más marcado y respetado disenso.
El desenlace, la inmolación a través del hambre de Bobby Sands, va en el mismo tono sombrío, dramático y extremo de toda la película con un atisbo de redención. La película de McQueen viene sobrada en alma y carácter, es un excelente logro cinematográfico que pincela con planos y detalles precisos la realidad de un inframundo; concluyendo “Hunger” es una poderosa y desasosegante apología de lo indomable en espíritu humano.