"El pelotazo salió a la izquierda y el Gato Díaz fue para el mismo lado con una elegancia y una seguridad que nunca más volvió a tener. Constante Gauna miró al cielo y después se hecho a llorar. Nosotros saltamos del paredón y fuimos a mirar de cerca a Días, el viejo, el grandote, que miraba la pelota que tenía entre las manos como si hubiera sacado la sortija de la calesita"
Osvaldo Soriano, El penal más largo del mundo.
1. En marzo de 1984, un diario español difundió una extraña noticia: “El peruano Aldo Alfredo Durán, de 19 años, extremo derecho del club Deportivo Chao, de la localidad de Virú, departamento norteño de La Libertad, se suicidó con raticida por haber fallado un penalty contra el Deportivo Virú”.
2. Al defensor yugoslavo Djukic le siguió, para siempre, la maldición de haber fallado el penal que le daba el titulo español al Deportivo La Coruña a mediados de los 90. Cuando se acababa el partido en Riazor, cuando bastaba una victoria para acceder al campeonato soñado y el arco contrario parecía estar sellado por la mala suerte, el árbitro pitó un penal a favor del Depor. Bebeto rechazó patear la pena máxima y Djukic corrió toda la cancha para dispararlo. Lo falló y el Barcelona salió campeón. Ese equipo teñido por el sacrificio y la solidaridad, por el talento y la disciplina, ese equipo que dirigía el gran Arsenio Iglesias y que tenía en Donato, Mauro Silva y Bebeto una estructura brillante, perdía toda la gloria y el triunfo por un penal no concretado en el minuto 88 del último partido de la liga.
3. Osvaldo Soriano cuenta la historia de un pueblo que se juega toda la gloria en un penal que se alarga infinitamente y la gesta de un arquero “indio y viejo”, el Gato Díaz, que encuentra la fama y la dignidad al atajar ese penal.
¿Cómo se explica la tensión tan grande que se concentra en un penal? ¿Cómo se explica ese momento comprimido que es capaz de crear muerte y maldición pero también redención y gloria?
El fútbol es un espacio de tensiones equilibradas que forman polaridades distintas: polaridad entre equipos opuestos, entre ataque y defensa, entre victoria y derrota. Esa capacidad para crear tensión es una de las características esenciales que tiene el fútbol para producir pasiones y afiliaciones multitudinarias. En un penal toda la tensión equilibrada del juego se condensa y se amplifica; todos los nervios, las apuestas, los miedos, las fuerzas, las incertidumbres se concentran en un tiro de 12 metros desde un punto blanco en medio del área. No sólo la tensión se encripta en un penal, el azar y la suerte también se amplifican en este momento; la sapiencia, el talento y la planificación importan muy poco, al final es problema casi exclusivo de la contingencia. De ahí que los penales tengan una carga tan dramática y pasional, la tensión es extrema y sólo el azar existe.
5. Desde la vergüenza y la ignominia se cobró aquel penal inexistente que le dio el campeonato mundial a Alemania en 1990 contra la combativa escuadra Argentina. Ese equipo que había vencido todas las lesiones, las dudas, las peleas; ese equipo comandado por el jugador más grande de la historia, luchando sobre una pierna, ese equipo que había plasmado toda su fuerza y dignidad en consecutivas victorias por penales, sufría perder la copa por un penal inexistente, injusto y absurdo.
6. En tal vez el mejor mundial de la historia, aparece el penal fallado por Zico en 1986 en la semifinal contra Francia, el fallar ese penal en tiempo reglamentario mandó a los brasileros a la definición por penales donde el gran Michel Platini falló también el suyo.
7. El penal más importante en nuestra historia seguramente es el fallado por “Platini” Sánchez, en la agonía del partido contra Brasil, en La Paz, en 1993. Recuerdo las caras de desesperación de los espectadores, la incredulidad de ese balón rebotando en las piernas de Taffarel, las lágrimas recorriendo la cara de Sánchez cuando abandonaba el partido. Recuerdo ese grito colectivo metido en la garganta de todos los bolivianos, recuerdo la impotencia frente a la desesperanza perpetua y la mala suerte congénita de nuestro pueblo. Recuerdo sobre todo ese penal porque en esos momentos demostramos que éramos diferentes, porque en ese instante ni toda la mala suerte del mundo podría habernos derrotado, porque el drama eterno de este pueblo encontraría minutos después un pedazo de redención; venceríamos pues ese golpe del destino convencional esbozado en el penal fallado y llegaría un gol de otro mundo, de otro estado de cosas, cuando la pelota pateada por Etcheverry se colaría entre las piernas de Taffarel.
5 comentarios:
Quizás acaeció, pero ningún diario difundió, que un pelotón de fusilamiento disparó sobre algún cadete que erró un penal en algún otro clásico entre el regimiento de caballería y el de infantería en la hosca y alucinante realidad dictatorial americana de los 70s; ya que en épocas no muy lejanas recuerdo haber oído a dirigentes de fútbol que un profesional bajo ninguna circunstancia podía fallar un penal a riesgo de ser echado a patadas de un club. Pero tu artículo es lindo porque alude a uno de los puntos más ingratos, fatídicos y milagrosos con los que cuenta la mitología y la vivencia futbolera, y en los mismos episodios que tu rememoras, hay todavía más aristas, como en ese mágico Brasil-Francia del 86, el cual una afamada revista inglesa eligió como el mejor partido de la historia de los mundiales, tuvo además de lo que narras, quizás el penal mejor atajado de la historia que es el que Batts contiene al gran "Doctor" Socrates, y que del penal que Belone ejecuta y rebota en Carlos y entra, se asumió una nueva reglamentación sobre los penales que no estaba contemplada en el reglamento. Ay, los penales, y que diría el dirigente pretérito, tan erguido y buen sabedor de fútbol él, cuando Maradona erró cinco penales consecutivos, quizás deberían haberlo echado del fútbol antes de que eso ocurriera ¿no? Si paradojas nos trae el fútbol, el penal debe estar en el top 3 de tal problemática.
Un fuerte abrazo!!!!
PD: ¿Y alguien se acuerda de ese penal que marcó Borja el último minuto después de que Villegas se lanzara un formidable piscinazo ante San José en una final?
me alegró tu comentario en mi última entrada...las fotos del blog son mías, las hago yo :D
Me alegro de que te gusten.
Feliz año un poco tardío también para ti.
Que golazo aquel de Etcheverry...
http://rocko.blogia.com/2007/062801-el-gol-de-etcheverry.php
el penal previo fue una tragedia colectiva. Galeano cuenta de una final de penales inacabables, donde el hincha dejaba las graderias mientras la tanda se repetia y parecia no acabar, al final solo algunos festejaron la victoria con un "gol" desganado (¿existira lo del gol desganado?).
Supongo que conocen la manera en que el Maestro Ugarte pateaba los penales, poniendose de espaldas al balon... no me imagino la desesperacion del arquero al no tener referencia alguna para lanzarse.
Saludos.
Alvarex: están buenísimas tus acotaciones sobre la hermosa problemática de los penales. Gracias por la lectura y el comentario.
Rocko: no conocía ni la historia de Galeano ni lo que cuentas sobre el gran maestro Ugarte. Son otras dos hermosas aristas de un fenómeno infinito dentro del fútbol.
Saludos y muchas gracias por los sugerentes comentarios.
Mario.
Quisiera apuntar el penal fallido de Riquelme que le nego a Pena la final de la champions. Riquelme se quedo arrodillado y vencido cuando faltaban todavia 4 minutos por jugar.
Abrazos grandes Marito!
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