“Morenada pa mi entierro sigan tocando, hasta que los músicos caigan borrachos,si alguien va llorar por esto, llore alegre, las lágrimas bailando se mezclan con el sudor.”
Morenada al corazón, Atajo.
René Zavaleta Mercado, tal vez el intelectual más importante que ha existido en Bolivia, (re)elaboró una noción esencial para entender nuestras tierras: lo nacional popular. Según él, Bolivia solamente podrá elucubrar un proyecto nacional desde las intermediaciones profundas de los mineros y los indígenas, en contraposición de las acciones de la élite señorial que sólo construye una mirada racista hacia adentro y subordinada y contemplativa hacia fuera.
Pero más allá de estas construcciones teóricas, en la obra de Zavaleta hay un trasfondo terriblemente interesante: la esperanza está en los cimientos centrales de esta patria que, paradójicamente, siempre han sido vistos como “inferiores” u “obstáculos” por la casta señorial: los indios y los proletarios; y no en el burdo progreso, la modernidad, el occidente.
“Atajo”, la más interesante banda boliviana de rock, se inscribe, tal vez sin darse cuenta, en esta corriente y elabora sus propuestas desde esa “Bolivia profunda”. Sus motivos son, pues, la savia fundamental de estas tierras: la identidad mestizo-indígena expresada en lo popular.
Así, en vez de tratar de imitar a Café Tacuba, Maná o Soda Stereo (como hacen la mayoría de las bandas de rock de Bolivia) ellos hacen su música desde las hermosas y contradictorias características de estas tierras: el caos como forma de orden, el conflicto como forma de ser visibilizado, el amor en los arbustos, el baile y el alcohol como redención, la coca como compañía vital…en fin: la vida en los márgenes de un mundo que pretende ser plano y homogéneo.
Pero más allá de estas construcciones teóricas, en la obra de Zavaleta hay un trasfondo terriblemente interesante: la esperanza está en los cimientos centrales de esta patria que, paradójicamente, siempre han sido vistos como “inferiores” u “obstáculos” por la casta señorial: los indios y los proletarios; y no en el burdo progreso, la modernidad, el occidente.
“Atajo”, la más interesante banda boliviana de rock, se inscribe, tal vez sin darse cuenta, en esta corriente y elabora sus propuestas desde esa “Bolivia profunda”. Sus motivos son, pues, la savia fundamental de estas tierras: la identidad mestizo-indígena expresada en lo popular.
Así, en vez de tratar de imitar a Café Tacuba, Maná o Soda Stereo (como hacen la mayoría de las bandas de rock de Bolivia) ellos hacen su música desde las hermosas y contradictorias características de estas tierras: el caos como forma de orden, el conflicto como forma de ser visibilizado, el amor en los arbustos, el baile y el alcohol como redención, la coca como compañía vital…en fin: la vida en los márgenes de un mundo que pretende ser plano y homogéneo.
Creo que en el arte en Bolivia, en general las más interesantes propuestas han estado marcadas por estas propiedades tan particulares que significan vivir en estas tierras, por entender nuestras características populares e intentar acercarnos a ellas y expurgarlas en tanto obra. Esto se observa tanto en la música de Savia Andina como en la literatura de Jaime Saenz pasando por los cuadros de Borda o las fusiones de El Parafonista.
Sin embargo, tal vez la única asignatura pendiente ha sido el rock. En este ámbito casi todo lo producido ha sido una burda creación de productos artísticos que remiten a otras realidades, a otros motivos. Esto sucede, me parece, porque los músicos populares sólo podían enfocarse en la cumbia, el rock era un espacio para jóvenes blanquitos que expresaban a la casta señorial que mencionaba Zavaleta. Pero aparece Atajo y rompe estos muros, construye una propuesta que mezcla, tanto musical como narrativamente, los insumos propios del rock con las características populares de este país, con las intermediaciones nacionales populares que circulan por estas tierras infinitamente.
En medio de una de sus canciones más potentes y conocidas, hay un estribillo que entra en la canción e infla el corazón de emoción: “Atajo, sensación”. Directa referencia a las bandas de cumbia (la hermosa y gran propuesta artística y cultural de los dominios populares). Maroyu y David Castro mezclados con las características propias del rock. Un privilegio sólo posible en la lúcida propuesta de “Atajo”.
Paradójicamente, a pesar del profundo racismo que los gobernantes criollos tenían contra los indios, en todas las Exposiciones Mundiales no tenían otra alternativa que mandar indígenas ya que no había nada más interesante para mostrarle al mundo. Intuyo que en 1900 en París, en la primera gran Exposición Mundial, habrían estado estos músicos, pijchu en la boca y alcohol en la sangre, cantando y mostrando las cosas que hacen única a Bolivia.
Sin embargo, tal vez la única asignatura pendiente ha sido el rock. En este ámbito casi todo lo producido ha sido una burda creación de productos artísticos que remiten a otras realidades, a otros motivos. Esto sucede, me parece, porque los músicos populares sólo podían enfocarse en la cumbia, el rock era un espacio para jóvenes blanquitos que expresaban a la casta señorial que mencionaba Zavaleta. Pero aparece Atajo y rompe estos muros, construye una propuesta que mezcla, tanto musical como narrativamente, los insumos propios del rock con las características populares de este país, con las intermediaciones nacionales populares que circulan por estas tierras infinitamente.
En medio de una de sus canciones más potentes y conocidas, hay un estribillo que entra en la canción e infla el corazón de emoción: “Atajo, sensación”. Directa referencia a las bandas de cumbia (la hermosa y gran propuesta artística y cultural de los dominios populares). Maroyu y David Castro mezclados con las características propias del rock. Un privilegio sólo posible en la lúcida propuesta de “Atajo”.
Paradójicamente, a pesar del profundo racismo que los gobernantes criollos tenían contra los indios, en todas las Exposiciones Mundiales no tenían otra alternativa que mandar indígenas ya que no había nada más interesante para mostrarle al mundo. Intuyo que en 1900 en París, en la primera gran Exposición Mundial, habrían estado estos músicos, pijchu en la boca y alcohol en la sangre, cantando y mostrando las cosas que hacen única a Bolivia.
9 comentarios:
Es un debate bastante complejo ese que trata de cómo debe ser el arte boliviano para ser "auténtico". A parte de un poema dedicado a Atahuallpa, Edmundo Camargo, uno de los más grandes poetas del país, no se encarga mucho de referirse a lo indigenista explícitamente. Cecilio Guzmán de Rojas, genio entre genios, generó, a pesar de él, una tendencia que me pareció contraproducente en los pintores posteriores que, a mi juicio, se han visto en la obligación de autentificar su obra refiriéndose a temas indígenas que, quizás, ni ellos mismos entendían. Asimismo Saenz, mestro entre maestros, ha suscitado una "moda" entre los poetas que se regocijaron redundando en temas populares como el aparapita, el alcohol, etc., etc. Lo mismo pasa en las dos "supercomedias" (estoy siendo sarcástico) nacionales: Sena Quina y ¿Quién mató a la llamita blanca? donde lo típico se hace esterotípico y lo nacional popular se resume en una burda postal para gringo ignorante. Viendo el cine de Buñuel, me pregunto por qué tan pocos artistas se enfocan en los burgueses bolivianos que, a mi juicio, son tan cómicos, ridículos, ignorantes y llenos de anéctodas espectaculares que también delatan una REALIDAD del país. El funcionario público es otro personaje que no ha sido explotado en su justa medida.
El arte no tiene por qué referirse explícitamente a una realidad nacional, popular, "etníca", para ser auténtico. Además lo hace a pesar de las intenciones explícitas. El artista busca en su interior, en sus ideas y sueños que no emergen de otro lado que de los complejos históricos de su clase, género, país, región, etc. Hacerlo explícito puede tender al estereotipo o al burdo paternalismo. Sobre todo hoy por hoy, donde las clases populares, están más fascinadas que nunca con internet, el reguetón, las pelis de Hong Kong, Manga, Hollywood, etc., etc.
Que se abra el debate.
Saludos y bienvenido de vuelta Frisbi.
Cuando yo planteo crear, hacer arte, o lo que se quiera llamar, desde los sustratos esenciales de estas tierras, no lo planteo en términos de retratar mecánicamente lo indígena o lo popular. Ahí si se cae en lo que tú dices: "lo típico se hace esterotípico y lo nacional popular se resume en una burda postal para gringo ignorante". En realidad, me parece que el debate no se trata entonces de hacer un arte "auténtico" ni de a qué grupo social retratas o en cuál te basas para las construcciones artísticas. El punto es entender que uno crea desde un lugar tan complejo y enrevesado como Bolivia y que esas influencias están en tus creaciones (quieras o no). Tú incluso lo afirmas: "El artista busca en su interior, en sus ideas y sueños que no emergen de otro lado que de los complejos históricos de su clase, género, país, región, etc.". Que esto sea explícito o no, ya es otro problema (que tiene relación con los motivos, las técnicas y las intenciones de cada artista). Siguiendo esta lógica, yo planteo la idea de que estas influencias están presentes y serán expurgadas de cualquier manera, ya sea retratando directamente características de estas tierras o en construcciones más particulares (que incluso pueden ser universales e inidentificables nacionalmente, pero que creo que siguen teniendo la influecnia mencionada). Pero lo importante es entender que para crear algo interesante no puedes abstraterte de estas influencias y hacerte (literal y metafóricamente)"al zueco. A lo que apuntaba el texto era a las construcciones artísticas que, antes que hacer explícitas o no sus influencias, intentan negarlas desde la imitación burda de otros contextos, la invisibilización de las prácticas centrales de la vida cotidiana en Bolivia o del pretendido inócuo universalismo. Práctica que, por razones esencialmente de clase desde mi punto de vista, ha sido muy común en el rock boliviano.
Que siga el debate. Besos, cholito.
No puedo irme de este sabroso post e irreverente Blog sin dejar de plantear mi chenko y de posicionar mi confusa huella y mis digresiones. Sepan disculpar la extensión y la redundancia…
Quiero partir de un detalle, el rock, no escapa de aquello que Aristóteles en uno de sus chispazos de erudito definió como mímesis. La imitación es la base del rock. Y claro, me podrán interrumpir y añadir que es la base de todo el arte vertebrado en occidente. Y sí, definitivamente. Pero, el rock tiene algo fascinante en este ejercicio de la mímesis, tiene, como diría el genio lúdico de Barthes: un grado cero, que vale la pena revisarlo para llegar a esbozar mi comentario.
Rápidamente iré a ese grado cero, pero no sin antes recordarles un prolegómeno: El Blues nace sobre el encanto, el asombro, Muddy Waters empezó a ser Blues como una tarea para escuchar las voces de sus abuelos, de su legado. Toda su discografía es una búsqueda por imitar ese sonido. Y otros como Chuck Berry imitaban a los cantantes de bar de su infancia y adolescencia y al propio Muddy. El Blues negro se construye como una réplica melancólica de la música del agro norteamericano, pero se le añade el plus que marcan los primeros pasos de la modernidad. Lo increíble de esto es que esta música, de Muddy, de Chuck, viaja en barcos hasta los puertos de Liverpool, y este viaje a mí me parece que es más importante que el de Colón ya que allí jóvenes caóticos, ensombrecidos por el espanto de la guerra, greñudos, muchos de ellos lectores de libros prohibidos y autores de raro apellido como Rimbaud, muchos de ellos huérfanos y solitarios encontraron en los ecos de Muddy las huellas que los llevarían a descubrir eso que de forma tan compleja les habitaba. Y es Chuck el que les da la herramienta: la guitarra eléctrica. Un extraño artilugio de madera, de cuerdas metálicas que al pulsarlas resuenan en una caja negra y atraviesan cualquier médula. Estos mugrositos niños de guerra, los huerfanitos, son los que imitarán a estos caballeros de lejano contexto, pero que extrañamente los alimenta. Más que cualquier canción folk inglesa que narre y describa a cabalidad la crueldad política de la guerra, los negros de Menphis abren los oídos de toda una generación y eso es el rock. Aquí nace el rock, porque esos mugrositos son los lennon, los richards, sólo por lanzar dos nombres.Esta es la célula del rock, la matriz de donde nace.
Y este milagro se produce a cada momento. Ahorita, un chango en el Alto, mientras se saca sus zapatos Sketechers, descubre en la violencia de Cypres Hill una brújula para atravesar en una tabla de surf imaginaria la inmensa ola de minibuses que se amontonan cerca de la Pérez Velasco, pero el Minibús de Atajo no le dice nada por más que el corito le diga y le recuerde que ya: “sale ceja, sale ceja”. Y lo que es peor es que en el tuétano de las canciones de Cypres Hill en ese su dialecto aborrecen a los latinos, a los negros, pero esto no le importa o no lee el chango porque ya está inmerso en la dinámica, imitando, rapeando algo similar, dibujándose… Y eso es lo extraño del rock es una práctica construida sobre la imitación, sobre la réplica… “Yo quiero sacar ese tema…”, por ejemplo, es el síntoma que describe la etapa silente de un rockero…
No me gusta Atajo, nunca me gusto, desde su disco de Personajes hasta su última producción me parece que más tienen que ver con un oportunismo cultural bien explotado, bien comunicado a partir de la inteligencia, el oído y la habilidad de Panchi Maldonado, que con muy poquito cautiva a hartos. Atajo cree que describiendo la cotidianidad, o sumándose al coro de las masas introduce en el rock “boliviano” una novedosa veta, cosa que no es cierta. Atajo me sabe a los artilugios de Mamani Mamani y que como el canto de las sirenas atrae a turistas con sus mieles, a onegesistas de izquierda (que facturan mucho capital verde), a intelectuales que saben que “ahora es cuando” pero no saben para qué, en síntesis a toda una juventud masista bien organizada y que hasta ahora no se anima a tomar la densa sopa donde se cuecen las habas más jodidas de este país. En otras palabras, no me gusta Atajo porque hace del conflicto, de nuestra abigarrada complejidad una fiesta Light, un pack descafeínado de rock urbano, una traducción insípida e incolora a las tramas del rock “nacional”. Cada disco se empecina en buscar ese exotismo, esa coyuntura, esa épica que siempre, para tristeza de Atajo, llega a destiempo, además. Octubre de 2003, por ejemplo, mientras Atajo seguía cantando que la Dea le causaba estrés ya en el Alto se le había dado una jodida vuelta de tuerca al país. Mientras otras bandas como los Tuberculosos, sacaron un disco que un año antes a Octubre de 2003 llevaba el nombre de El Alto de pie nunca de rodillas. Disco que poetiza ese caos político, social, cultural que implosionó en Octubre. Disco que además fractura la linealidad de la descripción y opta por la estridencia de lo inabordable. El rock de Atajo no es un rock configurador (como el de los Grandiosos Redonditos de Ricota, por ejemplo), se reduce a pintar una crónica (casi decimonónica) para exponerla en la calle Sagarraga o en el Ojo de Agua. Atajo se parece demasiado a Periférica Bulevard, a ese barroco facilón, invadido de golpes bajos y de recursos harto predecibles…
Lo contrario pasa con el Papirri que jugando y vendiendo su pose arma canciones donde no solamente caben las contradicciones de este chenko, sino la sabrosura y la amargura de atravesar día a día esta jodida cotidianidad que te fragmenta ese bloque identitario, hace de la nacionalidad una mixtura carnavalera…
Lo contrario pasa con Maroyu, como bien citas, con David Castro, con los tuberculosos, con los olvidados y marginados Secuencia Progresiva, con los gritos inaudibles de Subvertor. Ni que decir la genialidad del Parafonista… En fin son tantos…
El Rock es muy jodido, es más una actitud que una técnica, es una herramienta demasiado poderosa, es un grito político muy jodido, pero como dice Kusturica: “hay gente que hace un uso de la tragedia de la cotidianidad y lo transforma en un canon para vender su diplomático fascismo y hay otros que de la tragedia tejen hábiles y modestas metáforas con el único fin de danzar con ellas”.
Un abrazo, Mario, Diego, es un gusto leer sus agudos criterios…
Christian
Christian: Gracias por ahondar en el profundo tema sobre lo que es la creación artística en América Latina, cuál es la veta, cuál la identidad (lo mismo ocurre en política, filosofía, etc.) Yo pienso que la riqueza, justamente, radica en el hecho de que no sabemos cuál es NUESTRO arte, de ahí emana toda originalidad en el arte de Guayasamín, Botero, Orozco o Borda en pintura, el de Guimaraes o Saenz en literatura... La máxima manifestación musical boliviana, a mi gusto, son las marchas militares compuestas alrededor de la guerra del Chaco y su fundamento es la marcha militar austro-húngara. Latinoamérica, como en una alquimia cultural, trasnmuta lo que le ha dado Europa (y ahora EEJJ o Japón) al asimilarlo y se genera una simbiosis maravillosa que no ha ocurrido ni en Africa ni en Asia ni en América del Norte y Common Wealth (donde la expresión autóctona fue literalmente aniquilada o enclaustrada en una suerte de zoológico cultural).
En el caso del rock el tema es más jodido aun dadas todas las caracteristicas del género que vienes de nombrar. Hay un ping pong de influencias entre los músicos americanos y europeos: el rock nació en América, se nutrió en Inglaterra y, desde ahí, volvió a América transfigurado. El Ska nació en Jamaica, pasó a Inglaterra (via Madness, The Clash) y volvió más punkeado como influencia para los Cadillacs, Maldita Vecindad, etc.
Yo abogo por que el artista boliviano y latinoamericano haga lo que le sale. El arte, no hay que olvidarlo, parte de ese sentimiento infantil de admiración hacia un ídolo o maestro que te hace decir: "Así quiero ser yo". En un acto de puro misterio ese yo se manifestará como algo diferente de lo que el maestro inspiró.
El pretender un compromiso entre esa pulsión creativa y la obligación de afirmar una CULTURA NACIONAL (que le corresponde al ministerio de educación y culturas), cerrarse a lo indígena o a lo gringo por temer a una suerte de alienación o reprobación no forma parte de la esencia creativa del arte. La cultura nacional no es, sino que está en proceso de ser. ¿Quién hubiera dicho allá por principios del siglo pasado que el jazz formaría parte de un orgullo nacional en EEJJ? Basta: que se puede seguir relateando y no parar nunca.
Muy de acuerdo, che. Un abrazo, Diego.
Pasate, pues, por la Palabra Esférica, te invito hermanito...
Solo recordarle al amigo Cristian, especialista en rock, que Los Tuberculosos (punks de peluquería que viven con mama) grabaron ese disco que menciona, despues del Nunca mas de Atajo y la prueba esta en que usaron los mismos insertes de audio,lo dice claramente el delay que se olvidaron sacar.
Para mi Atajo no son Los Beatles, ni Sicuris de Italaque, ni tampoco Leon Gieco, creo que lo bueno de esta banda es que nos son nada, o nadies como lo dicen en su "Sale Ceja", que aproposito si algun día tomas un minibus amigo Cristian de La Ceja a La Perez podras entender lo significativo que es para un alteño como yo, esa descripcíon de nuestra realidad cotidiana que aproposito no es coyuntural. Atajo como decía es simplemente la semilla que necesitan todos las bandas de rock en Bolivia para que de una vez hablemos de lo nuestro en las letras de nuestros rock, que a proposito yo lo escribiría con doble "rr" asi si se hace mas de aquí y ademas creo que esta banda es la única banda de rrrrrock que viene a tocar al Alto, hasta Achacachi han tocado con sus ponchos rojos que su alcalde les a regalao (que bonito no?). y para terminar seguramente se estaran rriendo de mis errores ortográficos, pero una vez mas para que entiendan, asi somos los de apie esos los de nunca de rodillas, los que nos metemos al minibus como animales y por lukita, esos que olemos a pata, y hablamos mal este idioma que nos siguen imponiendo, esos que tenemos como futuro el ser albañiles o que nuestras hijas se vuelvan sus empleadas, eos somos y yo soy de esos y aunque paresca un corcho, a mi me gusta Atajo, aunque use internet, mis zapatos sketchers o no se como dijiste y tenga mi celular robado ultimo modelo, yo escucho Atajo, porque son los unicos que a pesar de hacerme mover el culo, me hicieron mover la caveza y a mi alma la tienen felipe.
hola muchachos sinceramente fue una casualidad dar aki pero relamente tuve que detenerme a leer sus comentarios que sin duda me dieron mucho gusto y orgullo ya que son temas dificiles de debatir pero sus comentarios me parecieron muy bien elaborados y como que dieron en el clavo de lo que yo estaba pensando me encanta atajo y con toda certeza me identifico con el grupo en fin ya no tengo mas que agregar simplemente decir que me gustaria conversar con ustedes por lo que postaron me dejaron con muchos temas mas ,de los cuales pensar y debatir de todas maneras sigan asi por que gente como ustedes o como nosotros si me permiten incluirme debe trascender ahora mas que nunca
Después de los iniciales comentarios de Oneiros y Cristian, ambos como siempre absolutamente sugerentes y potentes, dejé un poco de lado este post y ya no respondí sus aportes. Sin embargo, tengo que agradecer los dos comentarios que se han sumado en los últimos días. Los mismos me confirman un par de cosas: el temita de lo "auténtico" es complejo y podríamos estar hablando sobre él por el resto de los días, como dice Cristian.
Pero eso es lo rico, navegar por la duda, por los quilombos, por la falta de certeza. Eso es lo que nos mueve a escribir, pensar, leer: una pasión gratuita. Toda mi vida he escuchado de verdad y razón y cada vez me doy cuenta más que eso no existe, lo único que vale es la pasión, la moral y la ética propia en la escritura. Cuando las palabras se alumbran por estos valores antes que por ideas tan burdas como la verdad o la certidumbre, hay posibilidad de que surgan aportes tan lúcidos como los que coronaron, desde el principio, mi artículo.
Saludos y gracias a todos.
De acuerdo con todos los comentarios, pues no existe la verdad absoluta sobre todo en este tema. En lo personal me gusta mucho Atajo, es un grupo que respeto muchisimo. No soy especialista en historia de la música pero si tengo algo de cultura musical. Creo que Atajo se ha ganado el respeto de muchos seguidores del rock nacional. Ademas los temas que elige Maldonado para sus albums son igualmente dignos de nuestro respeto. Tiene una identidad muy marcada y eso es bueno. Ahora mismo el pais se encuentra en un clima bastante pesado en lo político y eso nos afecta a todos. Yo soy un joven cruceño y creo que la tendencia tematica de este grupo es muy repetable. No soy masista ni nunca lo seré pero creo que todos tenemos el derecho de expresar nuestros puntos de vista de la forma que nosotros veamos conveniente, y ellos (atajo) lo hacen muy bien. Hace unos años estuve en España y deje mi tierra y a mi hijo por buscar mejores opciones para protejer a mi reciente familia, pero me olvide de llevarme conmigo mi album Calles Badias que tenia de Atajo. Regrese de España despues de 3 años y encontre mi cd y por suerte esta aun intacto, sin una rayita. Bueno...lo que trato de decir es que no importa por donde vaya Atajo, si son socialistas o no, al final son un buen grupo y ojala vengan a Santa Cruz pronto a dar un concierto. No debemos odiarnos entre bolivianos ...no existen indigenas ni blancos ni collas ni cambas ni chapacos,... porfa dejemosnos de mierdas porque todos somos bolivianos y nada mas. Viva el rock nacional y a la mierda los que quieran separar Bolivia o dividirla porque todos somos indigenas, todos somos blancos, negros y vaya a saber Dios que otro origen mas tengamos y que no lo sabemos... por eso repito no mas resentimiento ni analisis socialistas ni capitalistas, no mas abusos del gobierno ni de los ricos que quieren hacerse mas ricos. Porque no necesitamos ser indigenas o cambas o collas o socialistas o capitalistas para ser verdaderos bolivianos.
saludos y perdon si ofendi a alguien. Melo.
Publicar un comentario