La música es el lenguaje universal – el significado del universo – y el nexo invencible entre nuestro mundo y orbes más diáfanas y sutiles. A la vez código y sensación, ordenadamente caótica, caóticamente estructurada, domadora del tiempo y de todas sus bestias, la música, como el fuego, vive de su propia extinción.
Ligada a la especie como la facultad de erguirse, hablar o domesticar(se), la música, como hecho social, trasciende las diferencias interculturales y parece comunicar con símbolos más antiguos que el lenguaje mismo, más antiguos que la encarnación. Su ligación al tiempo como plataforma para desplegarse en tanto unidad, le otorga características que se hacen incomprensibles para la razón lógica. Esa paradoja, esa tensión entre la unidad y la multiplicidad que se alimentan mutuamente, hacen que, a pesar de poder ser estudiada como una ciencia exacta y apoyándose en los instrumentos de la física, la raíz de la música, su origen profundo, no puede ser sino mágico-religioso. Vislumbro un grupo de homínidos en la noche de los tiempos, sacudiendo el cuerpo, percutiendo una cosa de la naturaleza contra otra, como una prolongación del cuerpo, hasta encontrar, en un trance incomparable, repeticiones, cadencias. De repente, los horribles movimientos inarticulados se transforman en baile, los cacofónicos golpes, en ritmo y el grupo de homínidos ya no es el mismo, ahora vislumbro ángeles y genios que los cabalgan y les encienden los ojos a un universo que se enciende también con ese acto. Los cuerpos, súbitamente, aparecen como prolongaciones del alma. Como una chispa del sol de medianoche que palpita en cámara lenta, en concordancia con los golpes que las sobreexcitan, las siluetas se mueven a pesar de ellas: por primera vez se han encontrado el espíritu y la materia. A partir de ahora la materia será espiritual y el espíritu material, a partir de ahora la vida será la vida y el tiempo será el tiempo.
Tantos años después, no se puede sino constatar que la música es tan vital como el agua dulce o el sueño para nuestra especie. ¿Por qué? Quizás, como el sueño, es una reminiscencia necesaria de los tiempos en los que sabíamos volar, recuerdos de cuando éramos uno. Esa memoria que se contiene en la música es un puente para superar las inmensas barreras socio-culturales que se han desarrollado con la difusión y nos han diferenciado, esa memoria nos recuerda que somos una especie y que esa especie está posesa… por un genio musical.
¿Qué tendrían que ver entre sí un blanco cafeinómano de Missoula de raíces protestantes con un jamaiquino marihuanero de origen rural? Muy poco o nada. Excepto que comen, cagan, duermen, hablan y aman la música. Y la música, en este valle de lágrimas, es la palestra para ejercer la más pura libertad y es el ángel que nos permite desplegarnos en los vertiginosos terrenos de la belleza inmaterial - no se trata de un sentido figurado en absoluto sino que, efectivamente, el terreno emocional de la música es el del vértigo y no es casualidad que el oído sea y el sentido musical y el del equilibrio -. Experimentadores incansables, tachados de genios por algunos y de dementes por otros, David Lynch (1946) y Lee Scratch Perry (1936) han consolidado un sirwiñaku musical sin par, dándole así continuidad a su onírica trayectoria. Sí, onírica a más no poder, ni en uno de esos afiebrados sueños chapareños, me hubiera imaginado al mago del cine Lynch junto al sacerdote de la música dub LSP jameando, tejiendo sonidos etéreos… y, pensándolo bien, la combinación es perfecta.
Con esa conciencia de que la música es una alfombra voladora que nos hace viajar, invito al lector a escuchar estas notas de estos dos viajeros trabajando juntos para el placer del oyente: Dubblestandart meets David Lynch and Lee Scrath Perry.
4 comentarios:
cholito! un amigo y su banda por estas tierras también grabaron con perry lee, la banda se llama nairobi, buscála que está bien riki!....donde puedo escuchar mas de este albúm?, en el burócrata hay 2 temitas no?
gran valor
Tsssssssss esta muy rudo, me late el DUB.
Saludos
Emak: Nairobi, me suena a una cara amiga que vive en Bs. Aires... Le echaré un oído.
Zombre: Aunque los puristas me maten, me gusta más que el reggae (como el ska me gusta más que el reggae también).
Lee Scratch es un mundo para descubrir.
Te recomiendo, si no los tienes. bajar: Kin Size Ska, Rouhg ant toug(the story of ska 1960-1966) y el trojan dub
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