“Visions”, el último álbum de
Grimes, propone ante todo una atmósfera, una sutil maquinaria de sensaciones
delicadas como filigrana. El viaje musical que despliega esta excéntrica teenager canadiense parece más susurrado
que cantado, las notas flotan en un aura de noche de verano, como efímeros destellos de aurora boreal entremezclados con resplandores desenfocados de luces de neón
y semáforos y luminarias intermitentes de ciudad aletargada.
Grimes posee esa cualidad, tan
escasa entre los artistas, de sugerir inmediatamente un aire familiar en la mente
de quien escucha; esas insólitas reminiscencias que nos evocan algo conocido y
que, sin embargo, cuando revisamos en la memoria no remiten a nada concreto. “Visions”
posee una esencia arquetípica de la música electrónica postpunk, en esas
misteriosas melodías se encuentra la presencia de clásicos como Kraftwerk,
Depeche Mode, Gitane Demone, DÖF o Visage, además de productos más recientes en
el quehacer electrónico como Apoptygma Berzerk o Wolfsheim. También es
innegable la evocación de producciones “celestiales” como This Mortal Coil,
The Gathering o Julee Cruise así como de propuestas frontalmente poperas como
Madonna, Kylie Minogue o Suzanne Vega.
El resultado, a pesar de sugerir
un desfile de “influencias”, no tiene parangón en la música de ayer y hoy. La
propuesta de Claire Boucher aporta algo inefablemente nuevo y refrescante. La
atmósfera que consolida “Visions” es íntima, minimalista, coqueta, a la vez
lúcida e ingenua, y portadora de una nostalgia sumergida en el Zeitgeist que determina la era
crepuscular que nos toca vivir. Entre la melancolía prerrafaelista de la
herencia gótica y el travieso espíritu blasé
del más colorido pop contemporáneo, el álbum en cuestión nos transporta como
la etérea brisa de una noche templada, hacia un pequeño refugio en el
intersticio purpureo que separa la noche del día, la algarabía de la melancolía,
la ensoñación del sueño profundo, el presente oscuro del pasado diáfano: un bonzai musical donde la vanidad y la
profundidad abismal de la vida se reconcilian en un affaire efímero y extravagante pero portador de una innegable belleza.
Así es Claire Boucher, así es
Grimes, así es “Visions”.