Fatih Akin, tiene dos facetas como director de cine: la de hacer dramas descarnados de altos quilates o la de proponer comedias facilonas y carismáticas, en ambas vetas el talentoso realizador turco/alemán sale airoso. “Contra la pared” (Gegen die Wand) o “Al otro lado” (Auf der anderen Seite) son del primer tipo, contundentes dramas, con la tragedia merodeando cada esquina del relato, dignas representantes en cualquier festival de primer nivel. “In July” o “Soul Kitchen”* -su último filme- son del segundo tipo, comedias resultonas que a base de personajes principales y secundarios bien construidos, embelesan al espectador en su lógica de fábula moderna. En cualquiera de sus facetas, el cine de Akin recurre al destino mágico o a la coincidencia excesiva, utensilio cinematográfico del que por ejemplo abusa con poquísima fortuna el español Julio Medem en películas como “Lucía y el sexo” o “Los amantes del círculo polar”.
Akin, también, hace del destino uno de los motores de su cine, pero sus dotes como realizador le permiten dotar a sus películas de un carisma y un refinado envoltorio que las salva de ser tildado de como un guionista barato. No es la excepción su último esfuerzo, “Soul Kitchen” la cual nos cuenta las tribulaciones amorosas y laborales de Zinos Kazantzakis, un griego/alemán, que regentar un restaurante homónimo al título de la película.
La historia es sencilla y previsible, pero el camino o el envoltorio que elige Akin para narrar la historia, le permite un resultado más cercano al triunfo que al fracaso. Su manejo de las imágenes, su elección de la música, la empatía que te crean los personajes principales, la diversidad de las bellezas de las actrices, las actuaciones y el mismo humor, aunque en ciertos casos demasiado reiterativo, consuman una película con pocas pretensiones, pero con óptimos resultados en su vena de comedia fácil, pero con una calidad y, reiteramos, un carisma que está a leguas de lo que sería en lenguaje hollywoodiense una comedia romántica.
No es habitual que un director se desenvuelva con igual soltura géneros tan antagónicos como los que maneja Fatih Akin, y lo cierto es que se agradece que así lo haga, intercalando en su filmografía películas ganadoras del Oso de Oro como el dramón “Contra la pared” o prodigando risas y buena onda como en su última “Soul Kitchen”, ahora es el turno de una tragedia, la cual estaremos esperando ávidamente dado que éste es hoy una de los directores más prominentes del cine mundial.
*"Soul Kitchen" se está exhibiendo en La Paz y en toda Bolivia en el marco del Festival de Cine Europeo 2011