El último filme del realizador y crítico
francés Olivier Assayas, Sils María
(Clouds of Sils Maria), enfrenta a la grandiosa Juliette Binoche (María
Enders) y a la más que prometedora Kristen Stewart (Valentina), como una actriz
en etapa de madurez y su joven y sagaz asistenta, respectivamente. Entre ellas
se abre un duelo de personalidades en el marco de que a Enders se le pide
interpretar nuevamente la obra que de muy joven la lanzó al estrellato, con una
no tan ligera diferencia, que le piden llevar el rol de la mujer madura
torturada e insegura por la jovensísima belleza que otrora personificó.
Esa circunstancia lleva a la diva y a su
asistenta a adentrarse en los Alpes suizos, en la casa del fallecido dramaturgo
que escribió la obra y quien fue el padre artístico de la joven Binoche.
Ambas actrices entablan un duelo tanto
dentro del filme como fuera de él, jugando una maravillosa pulseta actoral en
la que la novel Stewart se mide sorprendentemente a la laureadísima Binoche.
Mientras ensayan la obra una evoca la juventud que una vez tuvo y no termina de
aceptar que esos tiempos pasaron, mientras se refleja en la belleza de su
asistenta, creando una pugna de cosmovisiones, pero a su vez una soslayada
tensión sexual.
Dentro de las capas con las que juega el
texto parece que no solo la interacción oscila entre la realidad de la ficción
y la ficción que ensayan, sino entre la ficción de la película y la realidad de
las actrices, que a momentos parecen dejar sus papeles y convertirse en ellas
mismas: una eminencia actoral y una incipiente estrella erigida en una
superficial y taquillerísima franquicia.
De toda esta dialéctica emerge una tercer
integrante, que es Chloë Grace Moretz, una irreverente y desenfadada
adolescente de gran éxito comercial que interpretará a la joven en la obra;
creando admiración en su coetánea y una especie de desprecio devenido en
atracción en la actriz consagrada.
Todas estas capas metatextuales se ven
revestidas del glamuroso entorno del mundo del cine/arte/moda/teatro/paparrazzis
en el que guiños de realidad juguetean con la ficción, haciendo el menjunje más
delicioso aún.
Es imposible no evocar algún otro coqueteo de Assayas entre realidad y ficción, como Irma Vep, que rodó con su ex-esposa, la majestuosa Maggie Cheung, quien filmaba en la película un remake del serial de Feuillade “Les Vampires”. En ambas ocasiones creo que Olivier Assayas sale triunfador, erigiendo consigo a las actrices que lo acompañan luciéndolas en ese transvase entre ficción y realidad.
Es imposible no evocar algún otro coqueteo de Assayas entre realidad y ficción, como Irma Vep, que rodó con su ex-esposa, la majestuosa Maggie Cheung, quien filmaba en la película un remake del serial de Feuillade “Les Vampires”. En ambas ocasiones creo que Olivier Assayas sale triunfador, erigiendo consigo a las actrices que lo acompañan luciéndolas en ese transvase entre ficción y realidad.